V PEREGRINACIÓN SOPEÑA TOLEDO-MADRID

La Peregrinación Sopeña desde la primera casa fundada por Dolores Sopeña en España, en 1901, en Toledo, hasta la casa en la que falleció en 1918, en Madrid, surgió como idea en 2018 para conmemorar el Centenario de la subida al Cielo de esta mujer excepcional.

Pedro Leo, laico Sopeña y promotor de este “camino interior” que representa la caminata, cree que hay que seguir poniendo en valor la vida de Dolores Sopeña y su beatificación, de la que se cumplen ahora 19 años.

Esta quinta edición de la Peregrinación Sopeña ha terminado este fin de semana pasado en la Casa Museo en Madrid con una misa de acción de gracias.

Para su promotor, el Camino es un tiempo de convivencia, de conocimiento propio y del grupo, de apertura a otras personas y de compromiso de todos los participantes de llegar a Madrid y de hacer de estas jornadas “días muy especiales”.

Salida Peregrinación

Es un homenaje al “Ángel Caminante” que fue Dolores Sopeña, a sus múltiples viajes, que inició desde muy joven, acompañando a su familia por los continuos desplazamientos de su padre.

“Queremos poner en valor los viajes que hizo, pesar de las dificultades, para evangelizar por los distintos lugares de España y de Iberoamérica”, explica Pedro Leo.

Durante el camino han pasado por distintas localidades, donde han tenido el apoyo y el respaldo de distintas administraciones y entidades.

Tras el recorrido diario y la experiencia del día, Pedro ha dedicado parte de su tiempo de descanso para narrarnos un poco cómo iba siendo el camino y aportarnos algunas reflexiones. Ahora los queremos compartir por aquí.

V Camino Sopeña. Etapa 1. Toledo – Yunclillos. 21,6 kilómetros.

¿Qué motiva a una persona a dar un paso detrás de otro hasta conseguir completar una distancia?

Peregrinación1

La distancia es un dato que esconde el sueño que persigue cada peregrino de hacer familia bajo el horizonte de la fe.

Esta peregrinación pretende ser un camino hacia el interior más profundo de cada «ángel caminante» que no es otro que cumplir con los dos primeros mandamientos, desprendiéndonos de todo lo superficial.

El primer sello de nuestra Catequista Blanca, las palabras cercanas del padrino de esta peregrinación, D. Juan Miranda del Rincón (párroco de la Iglesia Santiago El Mayor de Toledo), la acogida de Mario (miembro de la Junta Directiva del Cristo de la Sala de Bargas) y el incombustible D. Jesús (párroco de Yunclillos) hacen que, cada paso cuente, cada paso merezca la pena.

V Camino Sopeña. Etapa 2. Yunclillos – Griñón.

El espíritu viajero está en el ADN de nuestra Fundación. Nos lo contagió Dolores Sopeña, quien nunca sintió las fronteras como barreras.

Pies de peregrinación

Muy al contrario, vencer las dificultades y respetar las diferencias, suponía un reto de superación. Creciendo en valores.

V Camino Sopeña. Etapa 3. Griñón – Leganés. 20,5 kilómetros.

Partimos a las 9:25 de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Leganés y, en apenas un kilómetro, la ermita del Cristo Aparecido de esta localidad nos recibe al son de las campanas, dándonos la bienvenida.

Montse, la presidenta de la Hermandad, nos explica brevemente el hallazgo por parte de un labrador llamado Pedro Gómez en 1569, de un pequeño Cristo crucificado sin cruz, transformado ahora en el patrón de la villa y al que se le conoce como Cristo Aparecido.

Momento de peregrinación

A partir de este punto, el escenario que rodea nuestros pasos se vuelve más urbanita.

Nos estamos acercando a Fuenlabrada y las múltiples carreteras comparten espacio con los senderos y caminos transitados por una gran cantidad de caminantes, pero sobre todo de ciclistas.

Continuamos hasta Leganés por el Parque de Polvoranca, donde nos sorprende el estado ruinoso de la Iglesia de San Pedro Apóstol.

Esta ermita fue construida en el siglo XVII, exactamente en el año 1655, por dos grandes arquitectos de la época: Francisco de Mora y su sobrino Juan Gómez de Moro.

Por aquel entonces, fue todo un ejemplo de arquitectura barroca española. Se levantó sobre los cimientos de una antigua ermita bajomedieval.

Está construida en ladrillo sobre zócalo de sillar. Presenta planta de cruz latina, de una sola nave, con capillas laterales y se cubre con bóveda cañón encamonada. Además, bajo el edificio existe una cripta sepulcral.

Este trayecto hasta nuestro destino, la Parroquia de Nuestra Señora de Zarzaquemada de Leganés, lo hacemos callejeando por esta localidad.

Nos recibe su Archipreste, D. Aurelio, que nos explica que la Virgen de Zarzaquemada representa la zarza ardiendo significado en la zarza ardiente, sugiriendo que servía como un tipo o imagen profética de María, la madre de Cristo, quien —al igual que la zarza ardió en fuego, pero permaneció íntegra— dio a luz al Hijo de Dios, pero permaneció siempre virgen.

V Camino Sopeña. Etapa 4. Leganés – Madrid. 19,6 kilómetros.

Después de una idea surge un proyecto, pero para que ese proyecto se materialice tiene que haber grandes personas que confíen y crean… que tengan fe en lo que propones.

Testimonio de la peregrinación

El Camino Sopeña pretende ser un «copia y pega» de lo que hizo Dolores, peregrinar, evangelizar, hacer familia.

Muchos agradecimientos para muchas personas… las que se ven y las que no se ven.

Seguimos caminando, ¿te vienes?

CIEN AÑOS DEL JUNIORADO

Las Catequistas Sopeña celebramos ayer, jueves 7 de octubre, los 100 años de la incorporación del Juniorado, una de las cinco etapas de nuestra formación religiosa, de exclusiva dedicación a estudios religiosos y civiles, y por la que Dolores Sopeña, nuestra madre fundadora, tenía especial interés.

A pesar de su empeño y sus esfuerzos, la etapa no fue aprobada hasta tres años después de su muerte, concretamente el 7 de octubre de 1921.

La formación de una Catequista Sopeña se entiende como un itinerario paulatino y progresivo que nos ayuda a crecer en la relación con Dios, nos enseña a vivir en comunidad y alienta nuestra entrega al servicio de la Misión.

La conmemoración de esta fecha tan especial para las Catequistas Sopeña tuvo lugar en la Casa de Toledo, la que más veces acogió esta etapa formativa, con una eucaristía, presidida por el sacerdote Juan de Dios y en la que participó el Consejo General, así como otras religiosas y laicos de la Familia Sopeña.

Juniorado al fondo

La celebración de este primer centenario del Juniorado es “un acontecimiento para revisarnos e impulsarnos en nuestra formación permanente, no para detenernos; mirando al futuro con esperanza, contando con la fidelidad de Dios y el poder de su gracia, capaz de obrar siempre nuevas maravillas”.

La etapa del Juniorado fue un “sueño” de Dolores Sopeña. Ella murió antes de conseguir su puesta en ejecución, pero siempre sintió la necesidad de que después de los Primeros Votos, las jóvenes aspirantes dedicaran varios años al estudio y a la oración.

Los Jesuitas, a los que Dolores Sopeña siempre pedía consejo y acompañamiento espiritual, le animaron a emprender, como ellos, esta importante etapa para un mayor servicio al Señor, a afirmarse en la propia vocación, en el conocimiento y vivencia del Carisma Sopeña y para enriquecer el aspecto experiencial en Comunidad.

Celebración de los 100 años del Juniorado

Tras las etapas del Aspirantado, Postulantado y Noviciado, el Juniorado es una etapa de consolidación en la que se realizan estudios superiores religiosos y civiles, se ahonda en el Carisma Sopeña y se asumen las primeras responsabilidades en la misión apostólica.

El lugar elegido para instituir el Juniorado por primera vez fue en la Casa de Santoña, donde permaneció hasta 1933, momento en el que se traslada a Loyola.

Se puede decir que esta etapa formativa es “itinerante” puesto que en estos 100 años las Catequistas Sopeña la han podido seguir en 14 ciudades diferentes de 6 países, europeos y latinoamericanos.

“Las nuevas profesas no serán ocupadas en las Obras del Instituto inmediatamente después de la Primera Profesión, sino que permanecerán dos años, por lo menos, con el fin de hacerse más aptas para trabajar después, alternando estudios con las prácticas propias de la formación, a fin de continuar ejercitándose en la humildad y la abnegación de sí misma. Poco a poco serán iniciadas en los trabajos del apostolado”, reza en las Primeras Constituciones.