CREER EN LA ESPERANZA

La celebración del Miércoles de Ceniza nos abre la puerta al tiempo de Cuaresma que, a su vez, culminará en la muerte y resurrección de Jesús. Se nos abre también con una llamada a la esperanza.

“Conviértete y cree en la esperanza” nos dice el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo Cano, en su carta cuaresmal, en la que nos invita a renovar nuestra fe, construir fraternidad frente a la polarización y a volver comprometernos cada uno de nosotros y nosotras en la misión evangelizadora.

Nos recuerda además que la esperanza “se alimenta del perdón, la reconciliación y las relaciones basadas en el amor y en la justicia”.

Todo ello convierte este tiempo de Cuaresma que ahora se inicia en un tiempo favorable para “soltar las cargas del desánimo y abrirnos a la alegría del Bautismo”, que nos hizo y nos hace discípulos y misioneros.

José Cobo Cano recuerda en su texto la necesidad de salir de nuestros pequeños espacios de comodidad, de egoísmo, de polarizaciones y abrazar la propuesta “que Cristo hace a su Iglesia para ser sal de una Esperanza que no defrauda y dar testimonio coral de ella mediante una vida comunitaria fraternal”.

Nos advierte de una serie de pecados que nos van a impedir llegar a esa Esperanza viva, como confundirla con el optimismo vacío, evitar la vocación y el compromiso por egoísmo, la tristeza individualista, la violencia y el enfrentamiento o dejar de soñar “según Dios”.

Roguemos a Dios para que nos ilumine y nos deje reconocer en estos días preparatorios de la alegría de la Pascua el pesimismo, el desánimo y la desesperanza que nos abruman.

tiempo de esperanza

Además, en la carta pastoral del Cardenal Arzobispo de Madrid se nos ofrecen tres caminos para vivir la conversión de este tiempo de Cuaresma en el entorno de nuestras familias y de nuestras comunidades.

1.- Renovemos nuestro bautismo. Aprovechemos este tiempo de Cuaresma para, domingo tras domingo, ahondar en la experiencia bautismal e irla desgranando con “herramientas” como la oración y la reflexión o sesiones de catequesis y retiros.

2.- Pongámonos a los pies de los crucificados de nuestros entornos. Esta Cuaresma puede ser un momento especial para el servicio a los demás. Intensifiquemos nuestras visitas a personas enfermas, a personas mayores que sufren soledad no deseada, a personas con necesidades materiales o espirituales, intensifiquemos también nuestra capacidad de escucha y la empatía necesaria para atender con cariño.

3.- Hagamos de nuestros espacios de Iglesia lugares para el encuentro. Necesitamos en la Iglesia espacios de encuentro y contraste, especialmente en los que se visibilicen la pluralidad y la comunión.

Esto es especialmente importante para nuestra comunidad de Familia Sopeña que ya se prodiga con el lema Pastoral de este curso “Sopeña Lugar de Encuentro”, precisamente con ese objetivo de unir lo disperso y lo diferente y practicar la mesa compartida.

LLEGAR CADA VEZ MÁS LEJOS

Un grupo de Catequistas Sopeña, desde el área de Pastoral Vocacional, motivadas por el deseo de dar a conocer el Carisma Sopeña en otros ambientes, lejos de donde somos conocidas y con el objetivo de “Promover la vida como vocación”, emprende un Proyecto Misionero en la provincia del Azuay (Ecuador).

Inspirada siempre por nuestra Madre Fundadora, esta Misión atiende a alrededor de 300 personas, entre jóvenes estudiantes, padres y madres de familia y catequistas, de tres lugares distintos.

La experiencia de acogida ha sido fantástica, especialmente a través de los talleres impartidos.

El grupo de Catequistas Sopeña implicadas han destacado su percepción de una gran necesidad de compartir experiencias y momentos que fortalezcan tanto el crecimiento personal como el crecimiento en la fe.

Por su parte, la comunidad de jóvenes estudiantes, pertenecientes a la escuela de secundaria Remigio Crespo Toral expresaron su satisfacción por la visita y las experiencias compartidas con la Familia Sopeña.

Las sesiones motivadoras de las Catequistas Sopeña “han creado espacios para que nuestros estudiantes aprendan el poder de la conexión humana”, incluso con personas que están lejos, publicaron agradecidos en sus redes sociales.

“Los lazos de amistad en la infancia y adolescencia fortalecen empatía, valores y habilidades sociales clave para su bienestar”, reconocieron desde la escuela.

COMUNIDAD EN TORNO A DOLORES

La Familia Sopeña cerró enero, el mes del aniversario del fallecimiento de Dolores Sopeña en 1918, con una Misa de Acción de Gracias en la sede de la Casa Generalicia, construyendo una vez más comunidad en torno a nuestra Madre Fundadora.

Otros lugares de España y del mundo, comunidades y espacios de acción, organizando actos festivos y de agradecimiento y recuerdo a la figura y la obra de la Beata Dolores Sopeña.

Las celebraciones contaron con la presencia y el apoyo de los Laicos Sopeña, con quienes las Catequistas Sopeña compartimos Carisma y Misión, así como de trabajadores y colaboradores de los Centros de la Fundación Dolores Sopeña, principal obra apostólica iniciada por la propia Dolores.

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CELEBRAMOS LA MISIÓN DE DOLORES

Con motivo de la conmemoración el pasado día 10 de enero del aniversario de la Ida al Cielo de nuestra madre fundadora, las distintas comunidades de Catequistas Sopeña en el mundo celebran misas de agradecimiento por la vida, la obra y la misión de la Beata Dolores Sopeña, madre fundadora.

Las celebraciones contarán con el apoyo de los Laicos Sopeña, con quienes las Catequistas Sopeña compartimos Carisma y Misión, así como de trabajadores y colaboradores de los Centros de la Fundación Dolores Sopeña, principal obra apostólica iniciada por la propia Dolores.

En el caso de la Casa Generalicia, ubicada en Madrid, en la calle Francisco de Rojas número 6, la misa tendrá lugar el próximo viernes 31 de enero a las 19 horas en el Salón de Actos de la primera planta.

Después de la celebración eucarística, los y las asistentes podremos compartir un encuentro fraterno en comunidad.

¡Os esperamos!

Día Dolores 25

FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2025

Las Catequistas Sopeña, el Consejo General del Instituto Catequista Dolores Sopeña, y cuantos forman parte de la Familia Sopeña en misión compartida desde cualquier parte del mundo, os deseamos una Navidad generosa y alegre.

El amor que se siembra con generosidad y sin distinción transforma los corazones.

¡Feliz Navidad y que el año 2025 venga lleno de buenos propósitos y corazones generosos dispuestos a dar y repartir amor!

Felicitación Navidad completa

 

CATEQUISTAS SOPEÑA EN CHILE, POR LOS DERECHOS DE LOS MIGRANTES

La Comunidad de Catequistas Sopeña en Chile y la Corporación Dolores Sopeña –Fundación Dolores Sopeña que, en Chile, tiene esa denominación- ha participado en una liturgia con otras entidades de la Red Clamor Chile para orar por la integración de las personas migrantes y el respeto a sus derechos.

La Corporación Dolores Sopeña participa activamente en la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (Red Clamor Chile) que ha reafirmado una vez más su compromiso con las personas migrantes y refugiadas que llegan a Chile buscando un futuro mejor en el país.

La iniciativa de revalidación se produjo en el Día de la Renovación del Compromiso de la Iglesia con los Derechos Humanos y los integrantes afirmaron que seguirán trabajando “por los hermanos y hermanas migrantes que ven atropellados sus derechos”.

Las entidades de la Red Clamor de Chile se sienten llamadas a “ser luz y testigos coherentes y creíbles del evangelio de Jesús, punto de encuentro, partida y llegada para caminar juntos y entre todos ser más y llegar a más hermanos que en tantos sentidos ven atropellados sus derechos».

Acompañados del cirio que recuerda la presencia de Jesús resucitado, hicieron presentes las palabras del Papa Francisco, “Dios camina con su pueblo».

«En clave sinodal hacemos camino como Iglesia y como Red Clamor Chile, ratificamos nuestro compromiso por la defensa de los derechos humanos», expresaron en el acto.

En la oración conjunta, pidieron que: «Dios nos conceda sabiduría y creatividad para ayudar a la integración social de todos los hermanos migrantes y podamos también valorar su aporte cultural».

Compartieron además el desafío de incidir positivamente en la vida de las personas contribuyendo con una educación cívica que derive en la gratitud hacia el país de acogida y la toma de conciencia de sus deberes en la construcción de un Chile inclusivo.

LA FUENTE DEL AMOR

La actualización de la devoción al Sagrado Corazón es el motivo e inspiración de la cuarta encíclica del Papa Francisco “Dilexit Nos”, traducida del latín como “Él nos amó”. Representa la fuente del amor incontestable, primero y sin condiciones, el Amor de Dios, de quien dio la vida por nosotros y nos obsequió con la salvación.

En la sociedad actual se abusa del símbolo del corazón para hablar de amor, de lo que nos gusta, de algo que queremos… Pero “la desvalorización del centro íntimo del hombre —el corazón— viene de más lejos”, recoge el Pontífice en el texto.

Se trata de un escrito estructurado en cinco capítulos y, según los expertos, puede ser el más teológico y académico de sus textos magisteriales, aunque también tiene una marcada vertiente social.

Con una expresión divulgativa y muy pedagógica, el Papa Francisco explica en su cuarta encíclica que “la devoción al Corazón de Cristo no es el culto a un órgano separado de la persona de Jesús”. “Lo que contemplamos y adoramos es a Jesucristo entero, el Hijo de Dios hecho hombre, representado en una imagen suya donde está destacado su corazón”.

“El Corazón de Cristo, que simboliza su centro personal, desde donde brota su amor por nosotros, es el núcleo viviente del primer anuncio. Allí está el origen de nuestra fe, el manantial que mantiene vivas las convicciones cristianas”, sugiere el texto.

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En el marco de esa relación, Francisco vuelve a criticar el sistema actual que nos empuja a primar el consumismo, la individualidad y la distracción, pruebas evidentes de un mundo “sin corazón”.

Además, el amor y el corazón –advierte- no están necesariamente unidos, porque en un corazón humano pueden reinar el odio, la indiferencia o el egoísmo. “Pero no alcanzamos nuestra humanidad plena si no salimos de nosotros mismos y no amamos”.

“De manera que el centro íntimo de nuestra persona, creado para el amor, solo realizará el proyecto de Dios cuando ame. Así, el símbolo del corazón al mismo tiempo simboliza el amor”.

Nos invita entonces a recobrar su valor, a revalorizarlo y nos muestra decenas de razones para hablar nuevamente del corazón, de esa fuente, de ese lugar “donde los seres concretos tienen la fuente y la raíz de todas sus demás potencias, convicciones, pasiones, elecciones”.

Y, a modo de oración, recita una súplica: “Ante el Corazón de Cristo, pido al Señor que una vez más tenga compasión de esta tierra herida, que él quiso habitar como uno de nosotros”. “Que derrame los tesoros de su luz y de su amor, para que nuestro mundo que sobrevive entre las guerras, los desequilibrios socioeconómicos, el consumismo y el uso antihumano de la tecnología, pueda recuperar lo más importante y necesario: el corazón”, señala.

 

FESTEJAR A DOLORES SOPEÑA EN BOGOTÁ

La Familia Sopeña en la capital colombiana ha culminado con los festejos del mes de la Madre Fundadora, Dolores Sopeña, con una fiesta de fraternidad y alegría en el Centro Sopeña Bogotá.

La Fiesta de la Integración se ha convertido en un clásico para el Centro Sopeña Bogotá cuando alumnado, docentes y otros trabajadores y voluntarios se congregan para celebrar concursos, bailar, degustar ricos y variados platos, preparados por los asistentes, o jugar a una especie de Bingo.

Los premios, repartidos entre alumnas y alumnos e invitados fueron la guinda a una jornada en la que volvió a quedar de manifiesto la actualidad y conveniencia de una Misión, iniciada hace un siglo por Dolores Sopeña, que pretende facilitar oportunidades de crecimiento personal y profesional a personas, especialmente adultas de familias trabajadoras.

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La actividad que mayor número de personas congrega es la Eucaristía, en la que el agradecimiento a Dios es el sentimiento más palpable entre los usuarios y usuarias, beneficiarios de esa Misión, que ven como sus vidas y sus familias promocionan.

El Centro Sopeña Bogotá, que dirige la Catequista Sopeña Mane Arenas, celebra el mes de Dolores Sopeña en septiembre, aunque las actividades programadas para la ocasión siempre exceden esos treinta días y se extienden durante prácticamente todo el mes de octubre.



LA EUCARISTÍA, EXPRESIÓN DE AMOR MÁXIMO

“La fortaleza que se recibe al pie del Sagrario no se parece a nada…” Dolores Sopeña.

Para Dolores Sopeña, el centro de su vida estaba en la Eucaristía. Eran varios momentos a lo largo del día que ella aprovechaba a dialogar con Jesús, ante el sagrario, descubriéndolo presente en todas las personas y en todo objeto y circunstancia.

La misa diaria, las visitas al Santísimo o la Hora Santa, eran prácticas diarias que revelaban en Dolores Sopeña una gran devoción eucarística.

Su espiritualidad tiene profundas raíces teológicas y eclesiales y cuatro notas características: cristocéntrica, eucarística, mariana e ignaciana.

La espiritualidad eucarística es un rasgo particularmente relevante para el Carisma Sopeña y delata que la misa en comunidad y los tiempos diarios de adoración alimentan la vida interior de las Catequistas Sopeña y su entrega incondicional a la Misión encomendada por la madre fundadora, hacia el apostolado con los más desfavorecidos, vulnerables y alejados de Dios.

La Eucaristía es una expresión de amor máximo para las Catequistas Sopeña, que encuentran ahí la presencia viva del Señor y la fortaleza necesaria en momentos de flaqueza y de consuelo en tiempos de tristeza.

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El Papa Francisco se ha pronunciado en numerosas ocasiones sobre la relación que tiene la Eucaristía con nuestras vidas: “Quien celebra la Eucaristía, no lo hace porque sea mejor que los demás, sino porque se reconoce necesitado de la misericordia de Dios”.

Del mismo modo, san Juan Pablo II expresaba que “todos los cristianos tenemos en la Eucaristía el alimento para nuestro camino”.

 

LA IMPORTANCIA DE ENTENDER EL CUIDADO MUTUO

Las Superioras de las Comunidades del Instituto Catequista Dolores Sopeña, en Cuba, Argentina, Chile, Ecuador y Colombia, en América, y en España, han celebrado una reunión en El Espinar con el doble objetivo de avanzar en asuntos internos y formarse en la cultura del Cuidado y el Buen Trato.

Con el foco puesto en las personas, el grupo, que también incorporaba al Consejo General, encabezado por la Superiora General, Miryam Ávila, ha abordado la importancia de generar, en el entorno de las comunidades religiosas, una cultura del cuidado mutuo que supongo una mayor y mejor vinculación entre sus integrantes y de fortalecer el sentimiento de comunidad fraterna.

Abordar este renovado concepto del cuidado de las personas de nuestro entorno, responde a la llamada de la Iglesia y del propio Papa Francisco hacia esa sensibilidad, basada también en la declaración vaticana Dignitas infinita sobre la dignidad humana, para mostrar cómo la dignidad de todos los seres humanos va más allá de todas las apariencias externas o características de la vida concreta de las personas; o en la encíclica Fratelli Tutti, en la que se subraya con particular insistencia que esta dignidad existe “más allá de toda circunstancia”, invitando a todos a defenderla.

La formación sobre la Cultura del Cuidado y del Buen Trato corrió a cargo de Lola Arrieta y Covadonga Orejas, del Euipo Ruaj, que tiene como misión el acompañamiento espiritual en la vida diaria, su práctica y la formación para el mismo.

trabajando cuidado

Por otra parte, el encuentro de Superioras en la localidad segoviana de El Espinar se centró también en asuntos internos como la presentación y análisis de documentos tan importantes de la vida del Instituto Catequista como de la propia Fundación Dolores Sopeña, su principal obra apostólica, como el Plan de Pastoral para el periodo 2024-2027, que tiene como objetivo dar a conocer a Jesús y su proyecto de vida desde la mirada y valores de Dolores Sopeña.