Llegar a las periferias, ese es nuestro ideal

La revista semanal Ecclesia incluye en uno de sus últimos números de este mes de mayo una entrevista con Miryam Ávila, en la que nuestra Superiora General marca como reto para los próximos años continuar con la evangelización en los lugares “donde más se nos necesita y  llegar a las periferias”.

Se trata de un desafío que Miryam Ávila quiere afrontar con más jóvenes enamoradas de Dios y con más laicos comprometidos, tan importantes para la familia Sopeña.

Así lo ha manifestado además en un número que la revista Ecclesia dedica, en su portada, en su editorial y en un amplio reportaje, a dar voz precisamente a los laicos que, cada vez más, se comprometen con el Evangelio de Jesús en la sociedad en la que vivimos, junto a religiosos y sacerdotes.

En la entrevista, Miryam explica que cuando la propia Dolores Sopeña comenzó su andadura ya lo hizo haciéndose acompañar de seglares, de mujeres creyentes que sumaron a la evangelización y al trabajo social de nuestra fundadora. “El sentido de la misión compartida para nosotras no es ninguna novedad”, reconoce.

Además, habla Miryam de la extraordinaria visión de futuro que tuvo también Dolores Sopeña, al poner en el centro de su acción a cada persona, a cada hombre y mujer en el vigor de la vida, miembros de familias trabajadoras que, en muchos casos, no habían tenido oportunidad de conocer a Dios “y por eso no le amaban”.

Ahora, esos hombres y mujeres son y pueden ser los mismos con los que ella trabajó hace cien años: familias trabajadoras, familias con menos oportunidades, excluidos…  La dedicación a ellos –dice nuestra Superiora General– sigue viva en todos los Centros Sopeña en el mundo.

Y también aborda Miryam el “ser” de las Catequistas Sopeña. “Somos, antes que nada, mujeres que nos hemos sentido miradas y amadas por Dios y que hemos respondido a la llamada de seguir a Jesús, a hacerlo visible, palpable en un mundo en el que Dios parece el gran ausente”.

Explica Miryam, para quien no nos conozca, que en traje seglar y sin ningún signo religioso externo, “vivimos nuestra consagración total a Dios en medio del mundo, entre la gente, como nuestra fundadora, que era una mujer de gran corazón, sensible y generosa“.

Sobre las vocaciones afirma que “caen gota a gota” y que las mujeres que ingresan lo hacen atraídas por nuestra pedagogía “en la que lo primero es ganarse el corazón para luego impulsar la fuerza de la evangelización”.

El reto de futuro para este punto de conmemoración del I Centenario de la muerte de nuestra fundadora es también seguir construyendo fraternidad en nuestro mundo y dándonos a conocer tanto en el ámbito de Iglesia como en la sociedad en general, a través de la Fundación Dolores Sopeña.

En su opinión, es necesario dar visibilidad al trabajo, “que es mucho y a veces está muy escondido”. Una de las herramientas que se ha puesto en marcha precisamente ha sido la cibercampaña “Trazos de Fe” y “Retazos”, en redes sociales, que tienen como objetivo compartir testimonios de superación y de experiencias personales y profesionales, en el ámbito de la Fundación,  y testimonios de vocación, el atractivo de nuestro Carisma o el original estilo de Consagración, en el ámbito del Instituto Catequista.

Fallece en Roma Paolo Merenda, postulador de la Causa de Canonización

El postulador de la Causa de Canonización y presidente de la Associazione  Amici di Dolores Sopeña de Roma (Italia), Paolo Merenda, falleció el pasado martes día 15 en Roma de forma inesperada.

Paolo estudió Psicología en la Universidad “La Sapienza” de Roma y Teología en la Pontificia Universidad Lateranense. A lo largo de su vida se especializó en Eclesiología y tenía el Doctorado en Bioética por el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum.

Experto en didáctica y en temas psicopedagógicos, fue profesor en diversos colegios de Roma y, en la actualidad, enseñaba Pedagogía personalista y de los procesos formativos en el Instituto de Ciencias Religiosas “Ecclesia Mater” de la Pontificia Universidad Lateranense.

Fundador y presidente de la Associazione  Amici di Dolores Sopeña de Roma (Italia), entidad comprometida en la difusión del Carisma Sopeña, a través del estudio de la espiritualidad Sopeña, la práctica de los Ejercicios Espirituales Ignacianos y el estudio sistemático de la Doctrina Social de la Iglesia, así como en la atención y acogida de los más desfavorecidos y de quienes viven en los márgenes del mundo.

La Familia Sopeña en su conjunto, de la que Paolo formaba parte muy activa desde muy joven, lamenta profundamente tan sensible pérdida. Como laico comprometido e implicado en la evangelización y fiel al espíritu de Dolores Sopeña, Paolo Merenda contribuía en la difusión del Carisma y la espiritualidad propios del Instituto Catequista.

Tal y como reconoció recientemente en la presentación de la nueva edición de la Autobiografía de Dolores Sopeña en Madrid, el pasado 23 de marzo, Paolo Merenda buscó y logró entrar en el alma y en el corazón de nuestra fundadora. Tenía claro que “un postulador no es un hombre de oficina o un burócrata que sabe manejarse entre papeles”, sino alguien “convencido de la santidad de una persona”. Por eso, para él, gran parte de su labor consistió en entrar en el espíritu de Dolores Sopeña y entender y comprender plenamente su corazón, sus valores, su proyecto para darlo a conocer al mundo. Y, sin duda, lo consiguió.

DEP

Los jóvenes y la Comunicación

El pasado domingo se celebró la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que los obispos de la Comisión de Medios han dedicado, en esta ocasión, a los jóvenes y la comunicación, en las puertas de la Asamblea Sinodal que tendrá lugar en octubre en Roma.

Precisamente, en el pre-sínodo de los jóvenes y el Papa Francisco, sobre el papel que la juventud puede y debe desempeñar en la Misión de la Iglesia, estos manifestaron su deseo de que la Iglesia esparza su mensaje a través de nuevos medios de comunicación y de expresión.

Internet ofrece sin duda una oportunidad evangélica sin precedentes pues se trata de un gran espacio para encontrar y conectarse con personas de otras religiones, con no creyentes.

Sin embargo, Lara Párraga, del Movimiento Sopeña Juvenil, no está del todo de acuerdo. “Al final la mayoría nos acercamos a las redes sociales, por ejemplo, para leer y compartir con las personas que piensan y sienten iguales que  nosotros”.

Eso mismo dijeron los jóvenes en su entrevista con el Papa Francisco: “Entre los jóvenes se da la relación y la comunicación entre iguales pero hay dificultades, falta de espacios y oportunidades, para el encuentro de las diferencias”.

Jóvenes Sopeña

En ese sentido, hay que procurar crear esos espacios y oportunidades que, a juicio de Lara Párraga, tienen que darse “con la evangelización de la calle, algo que se ha perdido”. Para ello, es necesario que intervengan fuertemente los laicos y que la Iglesia apueste  por una “reestructuración de las palabras”, recuperar para el lenguaje un Dios como Dios de amor.

Lara reconoce que en Facebook, por ejemplo, ella quiere leer mensajes “que me nutran, que me provoquen emociones positivas como el amor, la alegría. No quiero hablar de pecado, quiero hablar de defectos humanos. Quiero hablar y que hablemos desde nuestra experiencia de la emoción de un Dios que es amor y no nos apoyemos tanto en los rituales”.

Lara Párraga, identificada ahora con el Carisma de Dolores Sopeña y las Catequistas Sopeña, afirma que durante el recorrido de su vida le ha faltado gente “profundamente conectada con Dios, como eran los místicos”.

Esa cree que es la clave para llegar a los jóvenes y que los jóvenes puedan contribuir asimismo a la nueva evangelización, hablando con sinceridad y autenticidad de su experiencia personal con Dios”.

La familia trabajadora sigue siendo el centro de nuestra Misión

La visión humanizadora del Evangelio de Dolores Sopeña le facilitó una sensibilidad social e inquietud apostólica enfocada a cada uno de los hombres y las mujeres adultos, en el vigor de su vida, pertenecientes a la familia trabajadora, viéndolos como hijos de Dios.

Con motivo del Día Internacional del Trabajo, desde el Instituto Catequista Dolores Sopeña queremos hacer un homenaje a la familia trabajadora, a través del reconocimiento de nuestra fundadora como una mujer visionaria y audaz, que centró su esfuerzo en ofrecer oportunidades de formación y de trabajo para que más hombres y mujeres vivieran con dignidad.

Y es por esto que nos sumamos también a la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), formada por entidades religiosas, para celebrar “el sentido creador del trabajo, clave para el desarrollo humano, integral y solidario, y para denunciar la falta de trabajo decente en nuestra sociedad”.

Mujeres trabajadoras

En un manifiesto difundido con motivo del 1º de Mayo, festividad de San José Obrero, la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente denuncia que “la deshumanización del trabajo sitúa a la persona en una peligrosa situación de vulnerabilidad y de exclusión social”.

Ante esta realidad, las Catequistas Sopeña seguimos y seguiremos apostando, tal y como nos dejó dibujado nuestra Fundadora, por la formación integral de las personas, facilitando oportunidades de inclusión y de participación activa en la sociedad, a través de empleos dignos y de calidad.

Coincidimos también con las palabras de los obispos españoles, quienes consideran que “la política más eficaz para lograr la integración y la cohesión de una sociedad es, ciertamente, la creación de empleo. Pero, para que el trabajo sirva para realizar a la persona, además de satisfacer sus necesidades básicas, ha de ser un trabajo digno y estable”, exponen.

La Fundación Dolores Sopeña, a través de los Centros de Formación y Capacitación que ya en su día concibió Dolores Sopeña, sigue hoy más que nunca abierta a mujeres y hombres adultos con posibilidades y deseos de crecimiento y de transformación.

En muchos casos son personas marcadas por la precariedad laboral y la dependencia económica, inmigrantes que se acercan a nuestro país en busca de trabajo, de oportunidades y mejores condiciones para sí mismos y sus familias.

Siguiendo nuestro Carisma, junto a los Laicos,  nos acercamos a esos trabajadores y sus familias promocionándoles, escuchándoles, apoyándoles y dándoles a conocer a Dios.