¿Cómo vivimos la Eucaristía?
Ya el Papa Francisco ha puntualizado en varias ocasiones la relación que tiene la Eucaristía con nuestra vida. «Quien celebra la Eucaristía, no lo hace porque sea mejor que los demás, sino porque se reconoce necesitado de la misericordia de Dios». “La Eucaristía no es un mero recuerdo de algunos dichos y hechos de Jesús. Es obra y don de Cristo que sale a nuestro encuentro y nos alimenta con su Palabra y su vida”
Del mismo modo, las palabras de Juan Pablo II nos dicen que: “Todos los cristianos tenemos en la Eucaristía el alimento para nuestro camino. En ella el Señor nos comunica su propia vida y por ella Él nos pone en comunión con Dios y en comunión con todos nosotros”.
Para nuestra Beata Dolores Sopeña, la Eucaristía era el centro de su vida. Dialogaba con Jesús a lo largo de toda la jornada, descubriéndolo presente en todo y en todos, pasando largos ratos ante el sagrario. Su prácticas diarias como la misa diaria, las visitas al Santísimo, la Hora Santa, delataban en ella esa especial devoción eucarística en la que percibía como una expresión de amor inmenso.
Las Catequistas Sopeña, a través de la Eucaristía, encontramos la presencia viva del Señor, donde establecemos un vínculo especial con Jesús, una relación cercana y personal como así lo sentía nuestra querida Dolores Sopeña.
A través de la Liturgia Eucarística, encontramos un destello de luz, la fortaleza que necesitamos en momentos de flaqueza y el consuelo en momentos de tristeza. Es el estímulo y motor de nuestras vidas, que nos ayuda a construir un mundo mejor, donde el amor fraterno se hace presente.
La Eucaristía es nuestra gran ayuda para “Hacer de todos una sola familia en Cristo”.