El pasado 10 de enero el Instituto Catequista Dolores Sopeña celebró una eucaristía en Quito, Ecuador con el motivo del primer centenario del fallecimiento de la Beata Dolores Sopeña y a la vez los cien años de la llegada de la Obra a Latinoamérica.
La misa fue oficiada por el Padre Jorge Villarreal, delegado del Arzobispo de Quito, Primado del Ecuador, Padre Gustavo Calderón SJ, Superior Provincial de la Compañía de Jesús y el Padre Carlos Ignacio Man-Ging S.J.
En la eucaristía estuvieron presentes Miryam Ávila Herrera, Superiora General del Instituto Catequista Dolores Sopeña acompañada por multitud de Catequistas Sopeña de toda América y España. Además a la celebración también asistieron Laicos Sopeña, colaboradores y amigos que apoyan la obra en Quito.
En la homilía el Padre Jorge Villarreal, destacó la figura de la Beata Dolores Sopeña como un don que Dios da a la Iglesia, haciéndola partícipe del plan salvífico del mundo. Reseñó momentos importantes de la vida de nuestra fundadora, del Instituto Catequista Dolores Sopeña e hizo gran énfasis en la labor de la Obra Social, hoy la conocida Fundación Dolores Sopeña.
También agradeció las iniciativas de la Beata que con su nuevo método de evangelización marcó y sigue marcando el mundo a través de la promoción humana, el anuncio de Jesucristo y la construcción de la fraternidad.
La homilía concluyó con una gran frase del Padre Villarreal: “Hoy elevamos nuestro corazón agradecido a Dios por la herencia de Dolores Sopeña y la llegada de la Catequistas Sopeña a Latinoamérica en donde se evidencia la obra llena de amor de Dios.”
Un espíritu, hoy conocido como el espíritu Sopeña que hoy se cristaliza en tres entidades fundamentales para la institución: el Movimiento de Laicos Sopeña, el Instituto Catequista Dolores Sopeña y la Fundación Dolores Sopeña que fomenta la construcción de un mundo más justo anunciando el mensaje de Jesuscristo.
En un clima de algarabía y acción de gracias se vivió esta celebración que es fruto de una experiencia de vida que hoy las religiosas conocidas como las Catequistas Sopeña y los Laicos Sopeña trasmiten a las nuevas generaciones.