AGRADECIMIENTO FRATERNO

El Equipo de Solidaridad envía a toda la Familia Sopeña y a todas aquellas personas que están colaborando en el proyecto Un Peldaño para los Demás, un mensaje de agradecimiento y de ánimo por la implicación solidaria con quienes atraviesan momentos difíciles.

Ha querido plasmar, mediante una carta abierta a todos, su reconocimiento por la complicidad, “que rebela una verdadera familia”.

GRACIAS

Cuando el Instituto Catequista Dolores Sopeña planteó este proyecto solidario para actuar ante un momento complicado a nivel mundial: crisis sanitaria, declaración de pandemia, crisis económica…, no imaginó la implicación que está teniendo desde todos los rincones del mundo donde hay presencia Sopeña.

Sabemos que, desde muchas partes del mundo, os habéis movilizado de múltiples maneras para sumar en el Proyecto Un Peldaño para los Demás; recaudando fondos desde escuelas, centros, casas de catequistas, familias y donantes anónimos.

Además, haciendo eso que tan bien supo hacer Dolores Sopeña, salir al encuentro, estando atentos a las necesidades de otros, elaborando proyectos y haciendo seguimiento de esas mismas necesidades.

Sin este trabajo, y a veces esfuerzo, no hubiera sido posible que, después de tres meses, vayamos contando ya con los fondos suficientes para atender proyectos muy diferentes: facilitar el transporte a usuarios de escuelas; apoyar el pago de cuotas de alquiler y suministros básicos como electricidad o internet; comprar medicamentos; apoyar con material informático o didáctico; adquisición de elementos imprescindibles para emprender negocios… y tantos otros pequeños peldaños que están sirviendo ya para que la escalera vital de cada una de nosotros no se vea interrumpida.

Dar las gracias de forma puntual a la respuesta por el Proyecto Solidario, es una oportunidad para vivir en clave de agradecimiento profundo los lazos fraternos que nos unen a todos los miembros de esta nuestra Familia Sopeña.

A través de Jesús, hemos venido a formar parte de la familia de Dios. Debemos darle las gracias por ese maravilloso regalo y, aún más, por el buen testimonio de los hermanos que hace posible la extensión del Evangelio.

Por su parte, las personas y familias que han podido recibir estos escalones en forma de pequeñas ayudas, también han querido hacernos llegar, en muchos casos. cartas mostrando su gratitud y su compromiso para continuar con su crecimiento.

Carta2 Agradecimiento

MISIÓN EN BACHAJÓN (CHIAPAS)

Juanita Arguijo, catequista Sopeña, comparte con nosotros, a través de este blog, abierto a todos, su experiencia en la Misión de Bachajón, un pueblo fundado en 1958, a 123 kilómetros de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas (México).

Visitó a su hermano sacerdote, uno de los cinco jesuitas de una Comunidad que atiende las cuatro zonas de esa parroquia.

Misión con su hermano

“’La espera… desespera’, así me encontraba con la tramitación lentísima de mi visa para Ecuador, cuando la Semana Santa se iba acercando y con ello el regalo de Dios: ir de misión a este pequeño poblado invitada por mi hermano Mario, sacerdote jesuita encargado de la parroquia y de las tantas comunidades que atienden los jesuitas desde hace años en esa zona.

Bachajón tiene origen colonial y su población es de habla tseltal (lengua perteneciente a la familia maya). Se compone de dos barrios: San Sebastián, al norte, y San Jerónimo, al sur, cada uno de los cuales cuenta con sus propias tierras, autoridades municipales, ejidales y dialecto.

 

Me hospedaron en casa de las religiosas Hijas Mínimas de María Inmaculada, quienes me acogieron con mucho cariño y generosidad. Ellas tienen una escuela primaria al lado de su casa.

En la iglesia tuvimos un encuentro con jóvenes, hicimos visitas con ellos para invitarlos a un retiro el Sábado Santo. Participaron 30 jóvenes, quienes compartieron su necesidad de encontrarse con Dios, como los discípulos de Emaús y conformar un grupo en la parroquia.

El padre Mario les ha ofrecido su acompañamiento y actividades solidarias que les entusiasmaron.

Me quedé muy sorprendida por la participación del pueblo en el Triduo Pascual. Chiapas tiene seis semanas que está en semáforo verde, aquí no hay muchos casos de COVID 19. Muy pocos se ponen el cubrebocas. Los sacerdotes sí les siguen recomendando cuidarse; al principio me preocupé. Gracias a Dios no hubo ningún caso hasta el momento.

Las actividades del Triduo Pascual que celebramos:

Jueves Santo: La eucaristía, la Hora Santa compartida por pastorales hasta la medianoche y el prendimiento de Jesús.

Viernes Santo: tuvimos el Viacrucis, la Adoración de la Cruz con la imagen de la Virgen de los Dolores.

Sábado Santo: se celebró la Vigilia Pascual, con alegría y esperanza.

Semana Santa en Misión

Domingo de Resurrección: se hizo el Via Lucis: “el camino de la Luz” con Cristo triunfante, siguiendo los relatos evangélicos y con una variante: para este pueblo indígena en su mayoría, el recorrido se hace en los cuatro puntos cardinales. Y al llegar a la parroquia, unas mujeres esperan a Jesús resucitado junto con la imagen de la Virgen María. Entran juntos delante de los fieles que hicieron el recorrido.

Finalmente, tuve la oportunidad de acompañar al padre Mario en una eucaristía por los nueve días del fallecimiento del papá de uno de los más de 80 diáconos que colaboran en la zona. La caminata me permitió contemplar el hermoso paisaje entre subidas y bajadas de la montaña.

De camino en la Misión

 

Personalmente, esta experiencia en la Misión me ha permitido conocer otra cultura y otras costumbres además de otra lengua en mi hermoso país mexicano. Entré en contacto con Dios a través de sus hijos más pequeños y más humildes. Le doy gracias al Señor por participar de una Semana Santa llena de vida y de cercanía con sus fieles tanto en las celebraciones como en las visitas que se realizaron”.

 

 

LA FUERZA DE LA SOLIDARIDAD

Las personas, valiosas en su individualidad, como creía nuestra fundadora, la Beata Dolores Sopeña, a veces tienen pocas oportunidades para formarse y desarrollarse de una forma integral y necesitan de una solidaridad que facilite su crecimiento.

Ese es uno de los objetivos de nuestra misión apostólica, encarnada en la Fundación Dolores Sopeña, a través de las escuelas y centros de formación para personas jóvenes y adultas.

De esa compasión hacia las personas, para favorecer su desarrollo personal en sus distintas facetas, ha aprendido mucho Sandra Salazar, Catequista Sopeña dedicada desde hace muchos años ya a los Centros de Formación que la Fundación tiene en la capital andaluza.

De ahí su identificación con las palabras del Papa Francisco acerca de la solidaridad, entendida, no tanto como gestos de generosidad esporádica, y si como una forma de entender la Comunidad.

Ella ha querido compartir su aprendizaje y experiencia a través de un artículo sobre la solidaridad en la revista ICONO, de los Padres Redentoristas, que os dejamos por aquí.

SOLIDARIDAD QUE AYUDA A CRECER

Capacitar para el trabajo es el último eslabón de la cadena de la solidaridad. Con la capacitación se empieza a superar la situación de indigencia, pobreza y vulnerabilidad. Se rompe la dependencia de las ayudas, haciendo personas autónomas, independientes, “dignas”.

Llevo muchos años dedicada, por vocación, a trabajar en formación de jóvenes y adultos. Muchos de los alumnos que hemos acogido en nuestros Centros Sopeña, a los que pertenezco, han tenido pocas oportunidades de formación, capacitación y desarrollo personal.

A lo largo de los años ha ido cambiando mi forma de entender y vivir la solidaridad. Ha influido lógicamente la formación, los estudios y la experiencia que he vivido en distintos países. Hoy me identifica perfectamente lo que el Papa Francisco dice acerca de la solidaridad en la EG n. 87: “La palabra solidaridad es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad. Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos”.

Solidaridad para alumnos

Pero entiendo que, en tiempos de crisis, catástrofe… lo primero es salir al encuentro de las necesidades de quienes sufren por la falta de trabajo, vivienda, comida… La compasión y la misericordia, son el rostro de Jesús que se hace tangible en la ayuda a los más necesitados aliviando su sufrimiento.

La última oportunidad de hacer posible la solidaridad

En todos los lugares en los que he trabajado me he encontrado con miles de necesidades a las que atender.  Me he sentido desbordada y limitada en los recursos para acudir a todo. De aquí que movida por el espíritu carismático Sopeña entendí y opté por gestionar y acompañar Centros de Formación y Capacitación. En estos Centros unas de las prioridades es atender a los más vulnerables, aquellos que vienen con serias limitaciones, dificultades materiales y económicas para completar estudios y capacitarse para el trabajo.

Las palabras del Papa Francisco en la Fratelli Tutti n. 115 iluminan y refuerzan nuestra misión: “El servicio siempre mira al rostro del hermano, toca su carne, siente su ‘projimidad’ y hasta en algunos casos la “padece” y busca la promoción del hermano… no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas”.

Me he convencido que capacitar para el trabajo, formar integralmente y buscar posibilidades de inserción laboral es la última oportunidad de hacer posible la “solidaridad”.  Así se empieza a superar la pobreza rompiendo la dependencia de las ayudas. Hacer personas autónomas, responsables, capaces de concretar su proyecto de vida es la motivación para seguir trabajando sin descanso en los Centros de Formación y Capacitación. Como dice el Papa, “todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad y a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado…” (FT n. 107).

Lo mejor y los mejores al servicio de los más necesitados

Pensar en los más necesitados nos lleva, en los Centros de Formación, a soñar y hacer realidad la oportunidad de superar la situación de pobreza. Pensar en los pobres es pensar en el mejor servicio y con los mejores recursos humanos y materiales.

Los Centros de Formación se organizan para buscar toda posibilidad, ocasión y oportunidad de lograr desarrollar todo el potencial que cada persona lleva consigo y que por circunstancias de la vida no ha podido desplegar. Los mejores formadores, los mejores técnicos, la mejor implementación al servicio de quienes han tenido menos oportunidades.

El servicio a los más vulnerables requiere de personas, laicos, con una sensibilidad, espiritualidad y formación exquisita.  Comprometidos con poner lo mejor de si al servicio de los más desfavorecidos.

Solidaridad de los Profesores

Reyes Guillén, 20 años como docente en un Centro de Formación Profesional.

“El deseo al que no renuncio es ver a nuestros alumnos contribuyendo a un mundo más justo y con más oportunidades para todos”.

Siempre he entendido mi profesión como la oportunidad de ver cumplidos los anhelos e inquietudes de los alumnos. Vivo mi labor docente como un servicio fundamentado en la entrega; en la búsqueda incansable del otro como reflejo de Dios.

La formación continua y permanente en competencias espirituales, profesionales y carismáticas son la base de todo lo que como docente quiero entregar a mis alumnos.

Comprendo que la solidaridad la voy haciendo efectiva en la formación integral de nuestros alumnos, haciéndoles hombres y mujeres integrados, independientes, responsables y generosos con quienes, como ellos, aún no tienen la oportunidad de superar situaciones de pobreza. 

El deseo al que no renuncio es ver a nuestros alumnos integrados plenamente en la sociedad, contribuyendo con su buen hacer a un mundo más justo y con más oportunidades para todos.