EL LIDERAZGO DESDE EL EVANGELIO

Lejos del mundo empresarial y del profesional, Javier Castellanos Reyes, Laico Sopeña en Quito (Ecuador) nos comparte otras formas de liderazgo, más cercanas a ese gran líder que fue Jesús hace más de 2000 años.

Desde su experiencia, plasmada en un artículo para la revista ICONO, él conoció allá por su adolescencia y como miembro de los Jóvenes Sopeña en Ecuador una forma de guiar, de ser líder, muy empática y cercana, que llevada a cabo por las Catequistas Sopeña.

Era y es una forma de acompañar y de mostrarse como líder desde el Evangelio y, desde luego, impregnado del Carisma Sopeña, “potenciando los dones que teníamos cada una de las personas que nos encontrábamos allí y en ese momento”, explica Javier Castellanos.

Puedes leer aquí el artículo:

 

LIDERAZGO EN EL MUNDO ACTUAL

En tu empresa, organización, institución, tú eres ¿jefe o líder?; qué necesita el mundo actual ¿jefes o líderes?; quizá antes no nos cuestionábamos esta disyuntiva, simplemente en las empresas había jefes y empleados. También ha ocurrido que en diferentes épocas han existido notables personajes que han liderado grandes transformaciones en el mundo, pensemos que hace más de 2.000 años existió un ejemplo que guardaba todas las características de un auténtico líder. Su nombre era Jesús.

 ¿Jefe o Líder?   

 Hasta finales del siglo XX las estructuras organizacionales tenían un enfoque vertical de administrar las empresas; es decir, existían mandos jerárquicos, mandos intermedios y manos operativos como por ejemplo una clásica estructura: Director, Gerente, Sub Gerente, Jefe Regional, Jefe de Zona, Jefe de Sucursal, Jefe de Departamento, Operarios; estas estructuras eran poco flexibles a los cambios; y, principalmente, derivaban en procesos altamente burocráticos que cargaban de ineficiencias a las industrias. En este entorno organizacional de enfoque de administración vertical el papel del jefe se enmarcaba en asignar una tarea a un empleado y vigilar que sus órdenes se cumplan estrictamente.

Una consecuencia directa era que el talento humano no era reconocido como la pieza clave de las instituciones; por lo tanto, no se tenía una cultura de promover el desarrollo del colaborador, potenciando sus habilidades y conocimientos, inclusive motivando la parte creativa que aporte a la innovación, lo que en la actualidad es el factor de crecimiento cualitativo en las empresas.

Nuevos estilos de liderazgo

Los nuevos desafíos de innovación tecnológica, de productos, de servicios, entre otros, han derivado en que el clásico rol de “jefe” esté siendo sustituido por el rol de “líder”; el cual ya no basa su potencial únicamente en sus conocimientos, sino que además debe tener inteligencia emocional, creatividad, pensamiento estratégico; y un conocimiento claro de la misión y la visión de la empresa.

Antes se pensaba que los altos directivos debían estar completamente alejados de los pequeños detalles; y que, únicamente debían permanecer inspirados en lo alto de la montaña, planificando la estrategia y recibiendo retroalimentación de la alta gerencia; nada más alejado de la realidad, se ha demostrado que los grandes líderes empresariales son aquellos que conocen y comprenden la integridad del negocio, a su gente y a su entorno. Por lo tanto, se reconoce que juegan un rol importante para que las cosas se ejecuten, se lleguen a realizar.

Adicionalmente, ahora se han acentuado los ambientes colaborativos en el que las estructurales empresariales están cambiando de una relación vertical a una relación más horizontal, los equipos ya no se forman por silos de conocimiento o expertos en algún tema, sino por equipos multidisciplinarios expertos en diferentes áreas del conocimiento; y, además, con un alto potencial para desarrollar sus habilidades blandas de innovación y creatividad.

Sembrando el liderazgo cristiano

 Recuerdo en mi adolescencia cuando estaba en el grupo juvenil y, claro, como en toda organización, nombrábamos a nuestro coordinador, pero además estaban los colaboradores adultos laicos que ayudaban en la formación de los jóvenes adolescentes; y, también recuerdo con mucho cariño que estaba la Catequista Sopeña, quien lideraba las sesiones y actividades en general que hacíamos los grupos juveniles.

Liderazgo de Jesús

Empecé a notar en estos grupos juveniles algunos rasgos que se evidenciaban de manera natural, sin recurrir tanto a la teoría empresarial que, años después, me tocaría aprender. Me permito comentarles alguno de estos rasgos.

A nuestra Catequista Sopeña nunca la observé dando órdenes, por el contrario, nos guiaba para formarnos y conocernos a nosotros mismos, nos cuestionaba si los valores negativos que nos ofrecía la sociedad realmente valían la pena apostar por ellos, creo que con todo esto trataba de mostrarnos las enseñanzas del evangelio.

Sin duda, lo que más nos impactó fue su ejemplo, su testimonio de vida, un fuego que quedó en nuestros corazones, pensábamos que Jesús también debió haber sido una persona de ejemplo, de guiar, de mostrar el camino, de hablar con asertividad sin herir a nadie, potenciando los dones que tenían cada uno de sus discípulos, el tipo de liderazgo que Él les estaba dejando tenían que replicarlo en cada Comunidad a la que fueran por todo el mundo.

También recuerdo con mucha nostalgia nuestros encuentros juveniles, estos espacios fueron una oportunidad de aprender cómo se llevaba la coordinación en otras ciudades, y mi sorpresa fue que era muy similar, es decir, este liderazgo en el fondo estaba acompañado de una Carisma de una forma de vivir en Comunidad, el Carisma de la Comunidad Sopeña.

Liderazgo y cambio

La época actual es de constantes cambios, por aquello de los nuevos estilos de liderazgo empresarial; y, particularmente el liderazgo cristiano debe también ser ágil y adecuarse a estos cambios.

Tenemos que llegar a más jóvenes que, ante la necesidad de alguien que guíe su vida, muchas de las veces caen en manos de las pandillas juveniles donde ciertamente se ejerce un liderazgo negativo lleno de antivalores. También en las empresas los adultos son guiados por falsos líderes, por el camino fácil de la corrupción; nosotros quienes hemos tenido la valiosa oportunidad de recibir la mentoría de grandes líderes cristianos y líderes empresariales tenemos la obligación de ser los embajadores del cambio en el mundo del trabajo, en nuestros barrios, en nuestra Comunidad, buenos líderes cristianos en el mundo actual.

 

DIOS ES EXPERTO EN INVITAR

Una invitación nos llega al corazón. No es necesario que lo que nos llega sea el qué, sino muchas veces, el cómo nos inviten o quién nos invite. Dios es experto en invitar.

En eso creo que estaremos de acuerdo con Eloísa Barcia, Catequista Sopeña en Santiago de Chile, quien nos comparte en su artículo “Una invitación inesperada” para la revista ICONO, una anécdota de Dolores Sopeña sobre la importancia que tiene la forma de invitar para conmovernos y aceptar esa invitación.

Como decíamos, Dios es experto en invitar y, en esa ocasión, la de la anécdota, nuestra fundadora invita mirando a los ojos, poniéndose a la altura del pescador. Claramente, es Dios quien le invita a través de ella, de Dolores Sopeña, y directamente le habla al corazón.

Aquí se nos propone convertirnos todos en mensajeros de esa invitación tan especial.

Puedes leer toda la historia aquí:

 

UNA INVITACIÓN INESPERADA

Estamos inmersos en un mundo de invitaciones. Las hay de todas clases, tamaños, formas, colores e intenciones. Está en la persona invitada “aceptar o no aceptar”.

Para invitar, puede ser adecuado un guiño de ojos, un movimiento de cabeza, una sola palabra. Sin embargo, y desde siempre, la invitación se puede presentar de manera más formal, como las invitaciones en tarjetas con letras góticas en dorado, en negro, en pergamino, en papel blanco, beige, en colores variopintos. También, las hay modernas, actualizadas y amigables con el planeta, como las de materiales reciclables y naturales. Y no se pueden quedar fuera las virtuales.

Invitaciones en la Biblia

La Biblia está llena de invitaciones que conmueven, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Imposible hacer un listado de ellas, aunque puede ser una tarea interesante.

Dios Padre es experto en invitaciones, aunque casi siempre lo hace a través de mensajeros. Ahí tenemos a María, tranquila en Nazaret, cuando se le aparece un ángel enviado por Dios que la saluda muy cariñosamente y la invita a aceptar lo impensable: ser madre del Hijo de Dios. Y María, humildemente, acepta.

Nos sorprende la propia voz del Eterno Padre que se escucha invitando directamente: “Este es mi Hijo Amado: escuchadle”.

Ahora, las invitaciones de Jesús no se quedan atrás: “Si quieres, ¡Sígueme!”; “Vengan a mí los que estáis cansados y agobiados”; “Pedid y recibiréis”. A Juan y a Andrés, cuando le preguntan dónde vive, Jesús les responde: “Venid y lo veréis”.

Evangelizar es sinónimo de invitar

A propósito de esto, recuerdo con emoción y cariño una anécdota que la Beata Dolores Sopeña relata en su Autobiografía, texto escrito a mano por obediencia a su director espiritual, dejando constancia al inicio de su porqué, y firmado con puño y letra, como queriendo resaltar razón de ello: “Dedicado a mis hijas para su enseñanza”.

Nos narra Dolores con su sencillez característica, que, en Sanlúcar de Barrameda, provincia de Cádiz, acompañada por un grupo de señoras, comienza la propaganda para los Centros. Allí se encuentra con un pescador cansado de su faena de toda la noche, sentado en la playa cosiendo sus redes.

“Las señoras que venían conmigo a la propaganda se quedaban asombradas; a un pescador que estaba remendando sus redes tendido en el suelo, sin permitirse levantar la cabeza para oír lo que le decíamos, me bajé yo al suelo para verle la cara y decirle muy callandito que yo le esperaba sin falta… Me miró y me contestó:

—Sin falta allí me tendrá usted”.

Veamos la escena: el pescador está cansado, no sabemos si pescó mucho o no, pero como buen pescador, a pesar del cansancio, remienda sus redes para la faena de la noche siguiente. Seguro no le interesa que le vengan a molestar, y mucho menos unas señoras desconocidas. Dolores tiene una misión, una misión que Dios le ha marcado a fuego en su corazón: darlo a conocer a quienes no le aman porque no le conocen. Entonces, se acerca, se abaja a su altura, es para él el mensaje, es para él la invitación.

Siguiendo con Dolores en su Autobiografía, nos relata la reacción del pescador.

“Se puso de pie para despedirnos y las señoras se quedaron admiradas. Decían que si yo tenía algún secreto mágico, que habían notado unos cambios de fisonomía tan distinta de cuando empezamos a hablar con ellos a cuando nos despedimos”.

El pescador recibe la invitación, no sabemos lo que Dolores le dijo, cómo le invitó, solamente cuenta que se bajó a su altura, le dijo algo secreto, muy “callandito” y, además, que lo esperaba. Algo especial entró en el corazón del pescador, algo que lo sacó de su cansancio y de su rutina, de tal manera impactado que “se puso de pie para despedirnos”, “sin falta allí me tendrá usted”. He aquí la respuesta a la invitación.

Invitación de dios

El secreto de esta invitación

¿Qué le dijo Dolores al pescador que lo cambió totalmente?

“Y como mucho insistiesen las señoras en que les contase en qué consistía ese secreto, les dije que sí lo tenía, y era que en el momento de hablar con ellos los metía en el Corazón de Jesús y yo les hablaba al oído, pero el Corazón Divino les hablaba al suyo; y en esto consistía el cambio tan radical que se notaba en sus fisonomías…”.

Hoy diríamos que Dolores nos revela el formato de su invitación: mirar a los ojos, abajarse, meterlos en el Corazón de Jesús, y que Él hable “callandito” a través de ella.

Luego, el secreto de Dolores es una clave mágica: meterlos en el Corazón de Jesús y que sea Él mismo Jesús quien les habla al corazón. ¿Sencillo? ¡Sublime!

Dios y sus mensajeros

Dios nos sigue invitando a la verdadera felicidad, a la plenitud total, al goce de su infinito amor para toda la eternidad.

Dios, como “especialista en invitaciones”, tiene muchas maneras de hacerlo, pero quiere mensajeros – tú y yo – que, como Dolores, hagamos posible llegar su invitación. Él la transmitirá a través de nosotros, si le permitimos. Ahí tenemos una forma y un “secreto”.

El mensaje es de Jesús; nosotros, sus mensajeros. ¡Invitemos a conocer a Jesús!

JÓVENES, ESPERANZA DE UNA IGLESIA VIVA

El Papa Francisco, en un viaje a Bahréin en noviembre del año pasado, nos recordó que necesitamos a los jóvenes. La sociedad necesita de su alegría y su pizca de locura, de su creatividad, su valentía y sus sueños.

Coincide en esto Alfonso Muruve, sacerdote en los Centros Sopeña Sevilla, tal y como nos cuenta en el artículo para la revista ICONO y que reproducimos a continuación.

Acostumbrado desde hace veintiséis años a trabajar, junto a las Catequistas Sopeña, con jóvenes que reciben formación integral en los dos Centros Sopeña de Sevilla, considera que acompañar a la juventud no es solo necesario, sino que es mucho más. Es oportunidad y reto.

“Tenemos que hacer que alumnas y alumnos sientan que son la esperanza de un mundo mejor y de una Iglesia viva”, apunta Alfonso Muruve en su texto.

ACOMPAÑAR A JÓVENES: OPORTUNIDAD Y RETO

Son veintiséis los años que llevo en la docencia en el centro de formación de la Fundación Dolores Sopeña en Sevilla (cosa que agradezco enormemente) y creo que acompañar a los jóvenes, no solo es necesario, sino una oportunidad y un reto.

Empiezo por lo positivo que se descubre en la juventud, que a diferencia de otras épocas no siempre se resalta, ya que en muchas ocasiones nos quedamos con los comentarios y noticias que afean a la juventud actual.

alfonso con  jóvenes

Los jóvenes con los que me encuentro en el aula son creativos, sinceros y abiertos a una palabra y a reflexiones de las que están ausentes. Los alumnos que llegan a nuestro Centro Sopeña para formarse profesionalmente, en su mayoría, han decidido estudiar el ciclo en el que están, lo que muestra un interés por lo que estudian y un cambio en sus vidas, que les favorece crecer no sólo académicamente, sino también madurar.

Destaco con palabras del Papa Francisco que a “los jóvenes, los necesitamos, necesitamos su creatividad, sus sueños y su valentía, su simpatía y sus sonrisas, su alegría contagiosa y también esa pizca de locura que saben llevar a cada situación, y que ayuda a salir del sopor de la rutina y de los esquemas repetitivos en los que a veces encasillamos la vida”. (Viaje apostólico a Bahréin, 5 /11/2022)

Acompañar como oportunidad.

Así entiendo el acompañar a nuestros jóvenes hoy. Una oportunidad. Nuestro Centro Sopeña, quiere y trabaja por carisma e ideario, no sólo formar académicamente, profesionalmente, sino humanamente a nuestro alumnado. Una formación humana que haga que nuestros alumnos y alumnas sientan que “son la esperanza de una sociedad mejor, de una Iglesia más viva”, que “son el presente y el futuro”. Que “no tengan miedo de su juventud, que no dejen que sus fragilidades los paralicen, que no se resignen a la idea de ‘que de todas formas no podemos hacer nada’. Todo el mundo puede y debe hacer su parte.” (Papa Francisco a los jóvenes italianos, 18 de abril de 2022).

Acompañar desde el carisma Sopeña es ayudar y colaborar a que los jóvenes sepan despertar lo bueno que tienen, sus dones y cualidades. Que descubran su vocación y den consistencia a sus vidas. Acompañar es ofrecerles un hombro en el que apoyarse en sus situaciones difíciles y una mano amiga para subrayar lo bueno. Significa salir al encuentro de sus personas y situaciones, para que sientan cercana nuestra presencia.

Alfonso aula jóvenes

Acompañar es la oportunidad de enriquecerse con la creatividad y alegría, que los jóvenes expresan.

En el día a día de mi presencia en el aula, se descubren situaciones muy difíciles que están viviendo los jóvenes, situaciones familiares que les desbordan. Críticas sociales que les van minando su esperanza. La situación laboral que esperan no es muy favorable y todo esto hace que haya decepciones y frustraciones en muchos de nuestros jóvenes. Esto y otras situaciones hacen urgente el acompañar personas y procesos.

Acompañar como reto.

Todo reto es apasionante y nos invita a buscar las herramientas necesarias para poder conseguir lo que se plantea.

Estar con jóvenes es un continuo reto ya que en la etapa educativa en la que se encuentran no están, en su mayoría, con una personalidad definida. Esto nos reta a buscar la manera más adecuada para que se les ofrezca un camino con argumentos.

Es un reto acompañar, ante la gran indiferencia que encontramos en muchos jóvenes. Parece que todo les da igual y es difícil despertar interés en aquello que ha de ser fundamento en sus vidas, personal, social y laboralmente.

Es un reto acompañar ante la falta de esperanza que se respira en la sociedad. En nuestro caso, como ya citaba anteriormente se sitúan ante un mundo laboral difícil y unas condiciones de vida complicadas.

Es un reto acompañar desde su lenguaje verbal, no siempre educado y con dificultad en la expresión, que no es fácil de entender y de compartir. No sólo desde lo académico, sino sobre todo desde un lenguaje con el que han de afrontar el mundo laboral y su presencia social.

Es un reto acompañar, desde la presencia permanente de las redes sociales que informan, pero que a la vez deforman. Unas redes sociales que distraen de lo fundamental y que sustituyen a un lenguaje presencial. Unas redes sociales que hacen del aprendizaje un pegar y copiar y no llevan a una reflexión personal.

Es un reto acompañar desde la inmediatez que no genera espacios de reflexión y contraste en las decisiones y formas de vida. Todo para el momento y en el momento. Es urgente lo innecesario y se pospone lo necesario en el plano personal y social.

Oportunidad y reto, actitudes y disposición positiva que acompañan mi presencia en el aula, para colaborar en la construcción de buenas personas y buenos profesionales con el perfil Sopeña.