LAICOS Y CATEQUISTAS HACEMOS CAMINO EN BARCELONA

Laicos y Catequistas Sopeña retomamos este fin de semana próximo en Barcelona el XXXIII Encuentro Peregrinación siguiendo los pasos de Dolores Sopeña en la capital catalana, en el Monasterio de Santa María de Montserrat, abadía benedictina situada en la montaña de Montserrat, y la Cueva de Manresa, en la ciudad cuna de la orden jesuita.

Nuestra fundadora, a su vez, siguió a principios del siglo XX, concretamente en 1905 y 1906, los pasos de Ignacio de Loyola, quien marcó en ella una intensa espiritualidad ignaciana, con la intención inicial de realizar los Ejercicios Espirituales.

Los caminos, los senderos, los pasos que nos precedieron y los que nos sucederán, serán elementos en torno a los que girará este encuentro de la Familia Sopeña, que es consciente de la grandeza de una misión compartida desde dos compromisos vocacionales diferentes.

Nos reuniremos más de 150 personas con el objetivo también de compartir la alegría misma del encuentro, la comunión y la oración, así como gustar y sentir la novedad del Carisma Sopeña y visitar lugares significativos para Dolores Sopeña: Barcelona (1905), Montserrat (1906) y Manresa (1906), donde nos alimentaremos también de sus fuentes de inspiración.

Los frutos de este encuentro fraternal los iremos viendo y contando próximamente. Podéis seguir pendientes de nuestros perfiles institucionales en las redes sociales y en esta misma web.

Encuentro Barcelona

EL LIDERAZGO DESDE EL EVANGELIO

Lejos del mundo empresarial y del profesional, Javier Castellanos Reyes, Laico Sopeña en Quito (Ecuador) nos comparte otras formas de liderazgo, más cercanas a ese gran líder que fue Jesús hace más de 2000 años.

Desde su experiencia, plasmada en un artículo para la revista ICONO, él conoció allá por su adolescencia y como miembro de los Jóvenes Sopeña en Ecuador una forma de guiar, de ser líder, muy empática y cercana, que llevada a cabo por las Catequistas Sopeña.

Era y es una forma de acompañar y de mostrarse como líder desde el Evangelio y, desde luego, impregnado del Carisma Sopeña, “potenciando los dones que teníamos cada una de las personas que nos encontrábamos allí y en ese momento”, explica Javier Castellanos.

Puedes leer aquí el artículo:

 

LIDERAZGO EN EL MUNDO ACTUAL

En tu empresa, organización, institución, tú eres ¿jefe o líder?; qué necesita el mundo actual ¿jefes o líderes?; quizá antes no nos cuestionábamos esta disyuntiva, simplemente en las empresas había jefes y empleados. También ha ocurrido que en diferentes épocas han existido notables personajes que han liderado grandes transformaciones en el mundo, pensemos que hace más de 2.000 años existió un ejemplo que guardaba todas las características de un auténtico líder. Su nombre era Jesús.

 ¿Jefe o Líder?   

 Hasta finales del siglo XX las estructuras organizacionales tenían un enfoque vertical de administrar las empresas; es decir, existían mandos jerárquicos, mandos intermedios y manos operativos como por ejemplo una clásica estructura: Director, Gerente, Sub Gerente, Jefe Regional, Jefe de Zona, Jefe de Sucursal, Jefe de Departamento, Operarios; estas estructuras eran poco flexibles a los cambios; y, principalmente, derivaban en procesos altamente burocráticos que cargaban de ineficiencias a las industrias. En este entorno organizacional de enfoque de administración vertical el papel del jefe se enmarcaba en asignar una tarea a un empleado y vigilar que sus órdenes se cumplan estrictamente.

Una consecuencia directa era que el talento humano no era reconocido como la pieza clave de las instituciones; por lo tanto, no se tenía una cultura de promover el desarrollo del colaborador, potenciando sus habilidades y conocimientos, inclusive motivando la parte creativa que aporte a la innovación, lo que en la actualidad es el factor de crecimiento cualitativo en las empresas.

Nuevos estilos de liderazgo

Los nuevos desafíos de innovación tecnológica, de productos, de servicios, entre otros, han derivado en que el clásico rol de “jefe” esté siendo sustituido por el rol de “líder”; el cual ya no basa su potencial únicamente en sus conocimientos, sino que además debe tener inteligencia emocional, creatividad, pensamiento estratégico; y un conocimiento claro de la misión y la visión de la empresa.

Antes se pensaba que los altos directivos debían estar completamente alejados de los pequeños detalles; y que, únicamente debían permanecer inspirados en lo alto de la montaña, planificando la estrategia y recibiendo retroalimentación de la alta gerencia; nada más alejado de la realidad, se ha demostrado que los grandes líderes empresariales son aquellos que conocen y comprenden la integridad del negocio, a su gente y a su entorno. Por lo tanto, se reconoce que juegan un rol importante para que las cosas se ejecuten, se lleguen a realizar.

Adicionalmente, ahora se han acentuado los ambientes colaborativos en el que las estructurales empresariales están cambiando de una relación vertical a una relación más horizontal, los equipos ya no se forman por silos de conocimiento o expertos en algún tema, sino por equipos multidisciplinarios expertos en diferentes áreas del conocimiento; y, además, con un alto potencial para desarrollar sus habilidades blandas de innovación y creatividad.

Sembrando el liderazgo cristiano

 Recuerdo en mi adolescencia cuando estaba en el grupo juvenil y, claro, como en toda organización, nombrábamos a nuestro coordinador, pero además estaban los colaboradores adultos laicos que ayudaban en la formación de los jóvenes adolescentes; y, también recuerdo con mucho cariño que estaba la Catequista Sopeña, quien lideraba las sesiones y actividades en general que hacíamos los grupos juveniles.

Liderazgo de Jesús

Empecé a notar en estos grupos juveniles algunos rasgos que se evidenciaban de manera natural, sin recurrir tanto a la teoría empresarial que, años después, me tocaría aprender. Me permito comentarles alguno de estos rasgos.

A nuestra Catequista Sopeña nunca la observé dando órdenes, por el contrario, nos guiaba para formarnos y conocernos a nosotros mismos, nos cuestionaba si los valores negativos que nos ofrecía la sociedad realmente valían la pena apostar por ellos, creo que con todo esto trataba de mostrarnos las enseñanzas del evangelio.

Sin duda, lo que más nos impactó fue su ejemplo, su testimonio de vida, un fuego que quedó en nuestros corazones, pensábamos que Jesús también debió haber sido una persona de ejemplo, de guiar, de mostrar el camino, de hablar con asertividad sin herir a nadie, potenciando los dones que tenían cada uno de sus discípulos, el tipo de liderazgo que Él les estaba dejando tenían que replicarlo en cada Comunidad a la que fueran por todo el mundo.

También recuerdo con mucha nostalgia nuestros encuentros juveniles, estos espacios fueron una oportunidad de aprender cómo se llevaba la coordinación en otras ciudades, y mi sorpresa fue que era muy similar, es decir, este liderazgo en el fondo estaba acompañado de una Carisma de una forma de vivir en Comunidad, el Carisma de la Comunidad Sopeña.

Liderazgo y cambio

La época actual es de constantes cambios, por aquello de los nuevos estilos de liderazgo empresarial; y, particularmente el liderazgo cristiano debe también ser ágil y adecuarse a estos cambios.

Tenemos que llegar a más jóvenes que, ante la necesidad de alguien que guíe su vida, muchas de las veces caen en manos de las pandillas juveniles donde ciertamente se ejerce un liderazgo negativo lleno de antivalores. También en las empresas los adultos son guiados por falsos líderes, por el camino fácil de la corrupción; nosotros quienes hemos tenido la valiosa oportunidad de recibir la mentoría de grandes líderes cristianos y líderes empresariales tenemos la obligación de ser los embajadores del cambio en el mundo del trabajo, en nuestros barrios, en nuestra Comunidad, buenos líderes cristianos en el mundo actual.

 

JÓVENES, ESPERANZA DE UNA IGLESIA VIVA

El Papa Francisco, en un viaje a Bahréin en noviembre del año pasado, nos recordó que necesitamos a los jóvenes. La sociedad necesita de su alegría y su pizca de locura, de su creatividad, su valentía y sus sueños.

Coincide en esto Alfonso Muruve, sacerdote en los Centros Sopeña Sevilla, tal y como nos cuenta en el artículo para la revista ICONO y que reproducimos a continuación.

Acostumbrado desde hace veintiséis años a trabajar, junto a las Catequistas Sopeña, con jóvenes que reciben formación integral en los dos Centros Sopeña de Sevilla, considera que acompañar a la juventud no es solo necesario, sino que es mucho más. Es oportunidad y reto.

“Tenemos que hacer que alumnas y alumnos sientan que son la esperanza de un mundo mejor y de una Iglesia viva”, apunta Alfonso Muruve en su texto.

ACOMPAÑAR A JÓVENES: OPORTUNIDAD Y RETO

Son veintiséis los años que llevo en la docencia en el centro de formación de la Fundación Dolores Sopeña en Sevilla (cosa que agradezco enormemente) y creo que acompañar a los jóvenes, no solo es necesario, sino una oportunidad y un reto.

Empiezo por lo positivo que se descubre en la juventud, que a diferencia de otras épocas no siempre se resalta, ya que en muchas ocasiones nos quedamos con los comentarios y noticias que afean a la juventud actual.

alfonso con  jóvenes

Los jóvenes con los que me encuentro en el aula son creativos, sinceros y abiertos a una palabra y a reflexiones de las que están ausentes. Los alumnos que llegan a nuestro Centro Sopeña para formarse profesionalmente, en su mayoría, han decidido estudiar el ciclo en el que están, lo que muestra un interés por lo que estudian y un cambio en sus vidas, que les favorece crecer no sólo académicamente, sino también madurar.

Destaco con palabras del Papa Francisco que a “los jóvenes, los necesitamos, necesitamos su creatividad, sus sueños y su valentía, su simpatía y sus sonrisas, su alegría contagiosa y también esa pizca de locura que saben llevar a cada situación, y que ayuda a salir del sopor de la rutina y de los esquemas repetitivos en los que a veces encasillamos la vida”. (Viaje apostólico a Bahréin, 5 /11/2022)

Acompañar como oportunidad.

Así entiendo el acompañar a nuestros jóvenes hoy. Una oportunidad. Nuestro Centro Sopeña, quiere y trabaja por carisma e ideario, no sólo formar académicamente, profesionalmente, sino humanamente a nuestro alumnado. Una formación humana que haga que nuestros alumnos y alumnas sientan que “son la esperanza de una sociedad mejor, de una Iglesia más viva”, que “son el presente y el futuro”. Que “no tengan miedo de su juventud, que no dejen que sus fragilidades los paralicen, que no se resignen a la idea de ‘que de todas formas no podemos hacer nada’. Todo el mundo puede y debe hacer su parte.” (Papa Francisco a los jóvenes italianos, 18 de abril de 2022).

Acompañar desde el carisma Sopeña es ayudar y colaborar a que los jóvenes sepan despertar lo bueno que tienen, sus dones y cualidades. Que descubran su vocación y den consistencia a sus vidas. Acompañar es ofrecerles un hombro en el que apoyarse en sus situaciones difíciles y una mano amiga para subrayar lo bueno. Significa salir al encuentro de sus personas y situaciones, para que sientan cercana nuestra presencia.

Alfonso aula jóvenes

Acompañar es la oportunidad de enriquecerse con la creatividad y alegría, que los jóvenes expresan.

En el día a día de mi presencia en el aula, se descubren situaciones muy difíciles que están viviendo los jóvenes, situaciones familiares que les desbordan. Críticas sociales que les van minando su esperanza. La situación laboral que esperan no es muy favorable y todo esto hace que haya decepciones y frustraciones en muchos de nuestros jóvenes. Esto y otras situaciones hacen urgente el acompañar personas y procesos.

Acompañar como reto.

Todo reto es apasionante y nos invita a buscar las herramientas necesarias para poder conseguir lo que se plantea.

Estar con jóvenes es un continuo reto ya que en la etapa educativa en la que se encuentran no están, en su mayoría, con una personalidad definida. Esto nos reta a buscar la manera más adecuada para que se les ofrezca un camino con argumentos.

Es un reto acompañar, ante la gran indiferencia que encontramos en muchos jóvenes. Parece que todo les da igual y es difícil despertar interés en aquello que ha de ser fundamento en sus vidas, personal, social y laboralmente.

Es un reto acompañar ante la falta de esperanza que se respira en la sociedad. En nuestro caso, como ya citaba anteriormente se sitúan ante un mundo laboral difícil y unas condiciones de vida complicadas.

Es un reto acompañar desde su lenguaje verbal, no siempre educado y con dificultad en la expresión, que no es fácil de entender y de compartir. No sólo desde lo académico, sino sobre todo desde un lenguaje con el que han de afrontar el mundo laboral y su presencia social.

Es un reto acompañar, desde la presencia permanente de las redes sociales que informan, pero que a la vez deforman. Unas redes sociales que distraen de lo fundamental y que sustituyen a un lenguaje presencial. Unas redes sociales que hacen del aprendizaje un pegar y copiar y no llevan a una reflexión personal.

Es un reto acompañar desde la inmediatez que no genera espacios de reflexión y contraste en las decisiones y formas de vida. Todo para el momento y en el momento. Es urgente lo innecesario y se pospone lo necesario en el plano personal y social.

Oportunidad y reto, actitudes y disposición positiva que acompañan mi presencia en el aula, para colaborar en la construcción de buenas personas y buenos profesionales con el perfil Sopeña.

LA FELICIDAD DE CONFIAR EN DIOS

La felicidad parece convertirse por momentos y épocas en el bien más preciado, en el tesoro más codiciado, pero la realidad y el día a día de la sociedad nos empujan, en opinión de Servando Hermosa, laico Sopeña y docente y director académico de Infantil y Primaria en el Colegio Sopeña de Badajoz, hacia un estado de bienestar ficticio, que tiene más que ver con el tener que con el ser.

Preguntando a sus alumnos, niños pequeños, acerca de cuándo y por qué se sienten felices e invitándoles a colaborar en la elaboración de un decálogo para alcanzar ese codiciado estado de satisfacción, Servando ha observado que “la verdadera felicidad es aquella que no tiene un valor económico y sí rebosa de empatía, confianza en Dios y pensar en los demás”.

Y así nos lo transmite en este artículo para la revista ICONO de los Padres Redentoristas que queremos que leáis también vosotros. Porque las Catequistas Sopeña sabemos que los niños tienen mucho que enseñarnos sobre la confianza en Dios.

SER FELICES, ¿UNA MISIÓN IMPOSIBLE?

¿Es posible ser feliz en estos tiempos que vivimos? Ser felices parece que se ha convertido en esa gran carrera por conquistar, al igual que un día sucedió con la llegada a la Luna.

 Tras estas fiestas navideñas, llenas de empachos, consumismo, celebraciones, Black Fridays, rebajas…y retomando la normalidad del curso escolar se me ocurrió preguntar a mi alumnado si había sido feliz durante este tiempo de vacaciones. Me sorprendió la gran variedad de respuestas: unos habían sido muy felices porque vieron a sus abuelos y primos; otros no porque SS.MM de Oriente no habían traído todo aquello que pidieron en sus cartas; otros, que les habían parecido muy cortas las vacaciones; otros habían estado muy tristes porque no habían podido ir al pueblo a ver a sus amigos…

En ese momento, me vino a la mente un post de Mario A. Puig que publicaba en redes sociales recientemente: “La empatía no solo nos ayuda a conectar mejor con otras personas, sino que además tiene un impacto positivo en nuestra salud”. Añadía a esa frase que cuando buscamos empatizar con los demás, liberamos oxitocina en la sangre, esta hormona tiene una función protectora del corazón y además potencia el sistema inmune.

¿Habría liberado esa hormona mi alumnado? ¿Eran conocedores de su existencia? ¿Buscaban ser felices? Casualidades de la vida, el nuevo tema nos tenía guardado un reto de esos que podían ayudar a conseguir esa ansiada felicidad: “Escribe un decálogo para ser felices”.

El secreto de la felicidad o Lo que Dios quiere.

Como en cada unidad, busqué, preparé y diseñé una situación de aprendizaje que promoviera la consecución de esos objetivos curriculares planteados en el área de Lengua y, como dicen que los teléfonos nos escuchan, me saltó un reel de un perfil relacionado con la religión, donde el Padre Jorge Loring daba las claves de la felicidad: “El secreto de la felicidad es hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace”.

¿Qué quería Dios para nosotros? Un mensaje claro, sencillo y simple: que fuéramos felices. En ocasiones nos refugiamos y acudimos a Él, nos empeñamos en pedirle lo que creemos que necesitamos o pensamos que es lo mejor para nosotros, sin dejar que Dios haga lo que convenga o crea que es lo mejor para nosotros.

Loring, daba más claves en su discurso: “Pide lo que crees que conviene, pero si Dios no lo hace, tan contento como si te hubiera hecho caso pues si ahora quiero lo que Dios hace, de esta forma salgo ganando siempre”.

Dios con los niños

Cuánto cuesta abandonarnos al Señor, confiar en su voluntad, nos empeñamos en pedirle deseos, anhelo, pedimos por familiares o amigos enfermos, por el fin de una guerra cruel y sin sentido, donde no habrá ganadores, nos cegamos en el profundo convencimiento de que eso o aquello nos hará mejores o más felices… Las palabras de Jorge resonaron en mi interior varios días hasta que fui comprendiendo su mensaje ¿lograría hacer que mis alumnos/as también lo entendieran?

Decálogo para ser felices

Plantee varias dinámicas, juegos y actividades para que mi alumnado reflexionara sobre su felicidad, esa que se escribe con mayúsculas.  Porque para ser felices ¿necesitamos el último reloj inteligente con infinidad de aplicaciones o smartphone con todas las funciones actualizadas y mejoradas? o ¿podríamos prescindir de la última videoconsola con ultra procesador? o ¿esa prenda de ropa que llevan todos los influencers? Esa es la felicidad que nos venden y nos hacen creer que para ser feliz tenemos que tener, pero la verdadera felicidad es aquella que no tiene un valor económico y sí rebosa de empatía, confianza en Dios y pensar en los demás.

 No puedo ni tengo ese decálogo para ser felices, entre otras cosas porque creo que ese decálogo debe ser elaborado por cada uno de los que queremos conseguir esa ansiada felicidad en estos tiempos. Ser feliz es saber ver y sentir más allá de la persona, tener una sensibilidad o empatía como decía Puig en su post, liberar oxitocina a todas horas… o simplemente sonreír y ayudar a los demás que son los dos puntos que más se han repetido en los decálogos que mi alumnado ha realizado como prueba final de este reto.

Ser feliz, una tarea sencilla.

Tenemos muchos motivos para ser felices. Si miramos a nuestro alrededor, en el mundo hay guerras, luchas de poder a nivel político, cierta sensación de crispación, inseguridad por un virus que sigue dando repuntes de incidencias o por qué será lo siguiente que nos haga tambalear esa codiciada estabilidad emocional y social. Porque ser feliz puede ser una sencilla tarea y partir de una SONRISA que contagie y provoque esa oxitocina que impulse la felicidad del corazón.

ESPÍRITU SIEMPRE VIVO EN VÉLEZ RUBIO

El pasado 10 de enero, como cada año, el pueblo natal de Dolores Sopeña, Vélez-Rubio (Almería) demuestra que el espíritu de Dolores sigue muy vivo también allí.

En el aniversario de su Ida al Cielo, la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación acogió una eucaristía para dar gracias a Dios por su vida y su obra, presente hoy en España y en varios países de América.

El Coro de La Encarnación cantó durante la misa, a la que asistieron un grupo de velezanos, siempre orgullosos, admiradores y devotos de una de sus vecinas más ilustres.

Ofició el párroco Javier Ruíz Pérez, acompañado del sacerdote claretiano Juan Jesús Gea Carrasco.

El acto contó con la presencia además del alcalde de la localidad, Miguel Martínez-Carlón Manchón, y la concejala de Cultura y Turismo.

Días más tarde, el jueves día 12 en la Capilla de la Casa Natal de la Beata Dolores Sopeña se celebró la Hora Santa a la que asistió otro grupo de laicos del municipio, encabezados por la Catequista María Carmen Vázquez, que durante mucho tiempo formó parte de la comunidad de Catequistas Sopeña en Vélez Rubio.

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ACCIÓN DE GRACIAS POR DOLORES SOPEÑA

El próximo viernes día 27 de enero de 2023, la familia Sopeña celebrará en Madrid la Eucaristía de Acción de gracias por la vida y la misión de nuestra madre, la Beata Dolores Sopeña, creadora nuestro Instituto Catequista y de la Fundación Dolores Sopeña.

La misa tendrá lugar en Madrid, en nuestra Casa Generalicia, a las 19.30 de la tarde.

Se trata del homenaje que la Familia Sopeña celebra cada año por el aniversario de su Ida al Cielo, el 10 de enero de 1918.

¡TRANSMITAMOS EL MENSAJE!

A los cristianos se nos presenta la magnífica oportunidad de transmitir el mensaje y de sentirnos enviados para compartir nuestra experiencia de vida como creyentes. “Nuestra misión es invitar a los demás a que ‘pasen y vean’ porque el espectáculo de Dios debe continuar”.

Así nos lo expresa, Víctor Rivero Sarmiento, laico Sopeña y profesor de Lengua y Literatura en el Centro Sopeña Las Palmas, en un artículo para la revista Icono, de los Padres Redentoristas.

En el texto, Víctor Rivero nos recuerda un cortometraje muy utilizado en las aulas, “El Circo de las Mariposas”. En esta pieza cinematográfica se nos muestra de forma clara cómo el acompañamiento de la familia, el amor y la fe obran el milagro de convertir las dificultades en oportunidades de superación.

De la misma manera, nos recuerda que el I Certamen Internacional Sopeña de Relatos Cortos, convocado para celebrar los 120 años de la constitución de la Fundación Dolores Sopeña, obra apostólica de las Catequistas Sopeña, surgió tras la pandemia (un túnel de incertidumbre y oscuridad) como una invitación a viajar sin restricciones a nuestro interior y, después, escribir sobre lo andado.

Este ejercicio de poner palabras a lo que cada uno de nosotros había pasado se convirtió “no solo en un ejercicio terapéutico, sanador y literario, sino en una ocasión perfecta para tejer en familia multitud de vivencias”, afirma.

“Y lo experimentado se convirtió en la llave para descubrir una Buena Nueva, la esperanza y la certeza de un nuevo punto de partida”.

Os reproducimos en su totalidad el artículo:

Tiempos de oportunidades para celebrar a Dios

En familia, con amor y fe se obra el milagro: la oportunidad de superación y el recordarnos iluminados por Dios

“Mientras mayor es la lucha, más glorioso es el triunfo”, le decía el Sr. Méndez a Will en El Circo de las Mariposas (2009). Recurso proyectado en muchas aulas, este cortometraje protagonizado, entre otros, por Nick Vujicic, ejemplifica la maravilla de la metamorfosis de la dificultad en una oportunidad para la superación.

Will, nacido sin extremidades y exhibido en un parque de atracciones como una “burla de la naturaleza”, es acogido en el Butterfly Circus e invitado a encontrar la “belleza que hay en sus cenizas”. Y lo acaba consiguiendo, no solo por su lucha y esfuerzo, sino por la resucitada capacidad de creer en sí mismo que experimenta en su nuevo seno familiar.

Familia, amor y fe acaban conformando los elementos que obran el milagro. Al contrario de lo que le habían hecho creer desde su nacimiento, “maldito desde que nació”, Will experimenta su propia conversión en mariposa, formando parte de una comunidad que también tiene como misión salir al encuentro y descubrir las bellezas que hay dentro de las personas.

La llegada del Covid significó también la cruel exhibición de muchos de los problemas humanos. Además de recordar el poder de la naturaleza, señaló de manera contundente la importancia y la trascendencia de los engranajes sociales en el devenir de la existencia.

El obligado confinamiento forzó al ser humano a encontrarse consigo mismo en soledad o en compañía, como mucho, de la familia o las personas con las que se compartía un mismo techo. Sin embargo, desde esta burbuja espacio–temporal se pudo tomar conciencia de los regalos de la vida y del brillo especial que poseen si los compartimos. A través de un túnel de incertidumbre y oscuridad pandémicas, descubrimos que el camino hacia una nueva oportunidad seguía estando iluminado por la Luz del Señor.

Una invitación a viajar a nuestro interior para tejer mil y una historias

En línea con la fundadora y su “saber interpretar los signos y las necesidades de los nuevos tiempos”, la Fundación Dolores Sopeña, para celebrar los 120 años de su constitución, convocó durante el curso 2021/2022 el I Certamen Internacional Sopeña de Relatos Cortos. Bajo el lema “La oportunidad de superarte”, el objetivo estaba en reflejar historias de superación de las que emanara el papel crucial de la fe en nuestras vidas.

 mensaje

En momentos de pandemia y las limitaciones que ello significaba, la propuesta del certamen significaba una invitación a viajar sin restricciones a nuestro interior. A reflexionar sobre lo vivido y celebrar la maravilla de sentirnos acompañados por Dios en el sendero de la vida.

Historias de la niñez, la adolescencia y la etapa adulta fueron compartidas no solo con los miembros del jurado, sino que, durante el proceso de creación de los relatos, también las familias en los hogares pudieron ser testigos privilegiados de palabras y experiencias que no siempre habían sido verbalizadas.

Como escribió Eduardo Galeano, “quien escribe, teje” y “los textos son como nosotros: tejidos que andan”. La oportunidad de escribir sobre lo andado se convirtió no sólo en un ejercicio terapéutico, sanador y literario, sino en una ocasión perfecta para tejer en familia multitud de vivencias. Al igual que pasaba con Will, el respeto y el amor que se respiró en el proceso regaló la oportunidad de reconciliar e hilar presente y pasado para afrontar un futuro que, con ilimitada fe, volvería a contar con el acogedor abrigo de Dios.

La oportunidad de sentirnos enviados a compartir nuestra fe y celebrar a Dios

La materialización del tiempo vivido mediante la palabra compartida facilitó emociones redentoras e impulsos ilusionados para seguir caminando. Al igual que expresaba Ana Frank en su diario, el certamen de relatos no se limitó a ver la miseria vivida, sino a recordar la “belleza que aún queda”. Lo experimentado se convirtió en la llave para descubrir una Buena Nueva, la esperanza y la certeza de un nuevo punto de partida.

Una renovada etapa debía comenzar volviendo a sentir que somos parte de un todo, hermanos e hijos de un mismo padre. En palabras del Papa Francisco, “cada familia es una piedra viva en la construcción de la sociedad” y, desde este principio, nos debemos seguir sintiendo preparados y arropados para afrontar nuevas oportunidades para la superación.

“Somos magníficos” nos diría el Sr. Méndez. “No enterréis vuestros talentos, vuestros dones que Dios os ha regalado. ¡No tengáis miedo de soñar grandes cosas!”, ha exclamado el Papa. Salgamos también nosotros al encuentro para transmitir el mensaje. Sintámonos enviados a seguir compartiendo nuestra experiencia de vida y fe. Tenemos la misión de invitar a los demás a que “pasen y vean” porque el espectáculo de Dios debe continuar.

escribir el mensaje

FELIZ NAVIDAD Y SOLIDARIO 2023

Las Catequistas Sopeña llegamos a esta Navidad fijándonos una vez más en la bella narración del Nacimiento de Jesús y en los valores que nos transmite.

Vemos el Nacimiento en el establo de Belén, hacia donde la Estrella, la luz, guio a todos, y vemos familia y su fortaleza; vemos dificultades y frente a estas, esperanza; vemos solidaridad entre los humildes, entre aquellos que menos tienen, pero más se ayudan.

Si nos fijamos un poco más, asistimos a las tiernas caricias de la madre hacia su hijo, el cuidado del Padre y su protección, y la grandiosidad de la naturaleza, representada en unos animales que dan calor y hacen más cómodo el hogar.

Esto nos recuerda nuestro deber, como cristianos, de esforzarnos en cuidar esa Naturaleza, don de Dios, la Casa Común que nos aloja a todos.

Esa diversidad ante el Niños Dios en el Portal de Belén nos habla también de la gran familia que formamos, como hijos de un mismo Padre y nuestra corresponsabilidad para con la familia.

No son tiempos fáciles ahora, y casi nunca lo son, pero esas dificultades, como las que tuvieron María y José en la búsqueda de un lugar seguro y cómodo para acoger la llegada de El Salvador, nos vienen también a recordar que en tiempo de Navidad hay que andar despierto ante las necesidades y las incomodidades de nuestro alrededor.

Y mirarlo todo desde los ojos de la humildad, porque ser humilde ante la generosidad de quien viene a salvarnos, es el verdadero sentido de la Navidad.

SER DOCENTES CRISTIANOS

Aquel que encuentra su vocación en la vida, la misión que Dios ha dejado en nuestro corazón, puede sentirse verdaderamente agradecido y afortunado.

Esos son los sentimientos de Lola y Lourdes, dos hermanas, Laicas Sopeña y docentes en los dos Centros Sopeña en Sevilla, quienes sienten esa alegría de quién está en el lugar correcto, en ese pequeño lugar en el mundo que Dios creó para cada uno de nosotros.

Ellas se sienten llamadas a ser fermento, junto a las Catequistas Sopeña y otros laicos, en una sociedad muy, muy necesitada de escuchar sobre la Buena Noticia.

Y en su caso, como docentes y de forma testimonial, para llevar esa Palabra de Dios y la construcción de su Reino, a las aulas, donde decenas de oídos y corazones jóvenes, quizás, aún no lo conocen.

Así nos lo cuentan en este artículo para la revista ICONO, que dejamos completo por aquí.

LA VOCACIÓN DEL LAICO

Los laicos, una vocación llamada a anunciar la alegría de la fe a toda la sociedad y en especial a los más necesitados.

Descubriendo nuestra vocación

Todos/as tenemos una misión en la vida, algo que hacer, algo que decir, algo que ser. Sabíamos que el Señor tenía un plan para nosotras, para la vida de cada persona, una vocación y nos inquietaba descubrirla. En nuestro proceso de búsqueda, participábamos en grupos de fe, voluntariados y, gracias a una colaboración, conocimos la obra Sopeña en Sevilla; al entrar en contacto con la comunidad de Catequistas Sopeña y sus centros, recibimos una acogida especial, llena de confianza, cariño, cercanía, donde el testimonio de vida se hacía realidad. Conocimos centros abiertos, llenos de vida, alegría, donde nos acompañaron en nuestro discernimiento y formación en valores de fraternidad, servicio y compromiso, “el amor debe ser práctico, con obras”. (D. R. Sopeña, MGM, p. 56).

Es en este clima de familia de los Centros Sopeña, donde nos enamoramos de la Obra de Dolores, nuestra fundadora, donde experimentamos un encuentro personal con Jesús, con su vida, su compromiso y testimonio como expresión del amor del Padre. Sabiendo siempre que Él «nos primerea”, nos encuentra y nos llama (Evangelii gaudium, 24). Allí nos hizo sentir su llamada, encontramos y descubrimos nuestra verdadera vocación, sentimos la llamada a ser laicos comprometidos, allí encontramos la oportunidad de trabajar por un mundo más justo y humano, desde nuestra labor cómo docentes cristianas. “La Misión fundamental del laico es actuar desde las propias instancias de la sociedad, siendo su compromiso fundamental, ser fermento y transformar esa realidad desde la Buena Noticia del Reino” (Evangelii gaudium, 31).

Instrumentos en Manos de Dios

La misión del laico

Fuimos sintiendo que nuestra misión está en comprometernos en el mundo y desde el mundo, desplegando nuestras capacidades en la vida familiar, social y profesional. Cómo Laicos Sopeña, somos corresponsables en llevar los valores cristianos al corazón de la sociedad. Poco a poco, descubrimos nuestras vidas como llamada, la vida de unos laicos y unas catequistas, convocadas a dar a conocer a Jesús a aquellos que no lo conocen, “Ganar almas a granel, buscar almas sin tregua ni descanso” (D.R. Sopeña Tesoro, 175).

Así hemos crecido en misión compartida, nacida del don gratuito de una vocación, de la experiencia que hemos tenido de sentirnos amados y enviados. Ambas vocaciones, catequistas y laicos, nos complementamos, compartiendo carisma, espiritualidad y misión, comprometidos juntos con la Iglesia en un proyecto evangelizador. Sentimos la Misión cómo propuesta común, tarea para todos/as, nos convoca, nos lleva a un modo de actuar en comunión, es reflejo de afectos, de confianza, sentido de pertenencia, de familia, es punto de encuentro, de camino conjunto que el Señor nos ha confiado.

En medio del mundo

Hoy, después de más de 30 años de pertenecer a esta familia, somos felices con nuestra vocación y damos gracias al Señor. Los Laicos Sopeña estamos llamados a responder con creatividad a las nuevas necesidades sociales, para dar respuesta a los desafíos del mundo actual. Trabajamos para favorecer la dignidad de la persona, la promoción y luchar por una mayor equidad e inclusión social, con un modo de hacer propio de nuestro carisma: saliendo al encuentro del otro, dando testimonio de amor cristiano, reconociendo a las personas cómo terreno sagrado, ganándoles el corazón.

Laicas Docentes

Podríamos compartir muchos momentos de encuentro con el Señor en tantos rostros que pasan por nuestras vidas, en el acompañamiento de esos procesos de crecimiento y de descubrir vocaciones que nuestra labor nos brinda. Encuentros transformadores que se manifiestan en las caras de felicidad del alumnado, después de una convivencia, de un encuentro juvenil, de una campaña, de un trabajo en clase, de una charla con ellos. Inquietudes que les movilizan, les hacen crecer, participar del miércoles de ceniza, de catequesis, ayudar en el banco de alimentos…. Emociones vividas cuándo se acercan y te dicen: no estoy bautizado, no he recibido mi Primera Comunión, puedes ayudarme. Tardes de gozo en la Sta. Iglesia Catedral cuando reciben el Sacramento de la Confirmación. Alegría al verlos graduarse y al encontrarlos un tiempo después cuando te dicen: ¡cuánto me acuerdo de los consejos que nos disteis! ¡cuánto me ha ayudado en la vida lo que recibí de vosotros! Huellas difíciles de borrar en sus vidas, porque han sido encuentros transformadores con el Señor.

La Iglesia hoy sigue teniendo la misma misión que el Señor nos encomendó: “Id por el mundo y proclamad el Evangelio” (Mc. 16). Esa misión es un llamamiento a todos los bautizados. «Hoy más que nunca se necesita un dinamismo misionero que lleve sal y luz al mundo» (Evangelii gaudium, 81).

Hoy más que nunca necesitamos laicos que brillen con el testimonio de su vida, fe, esperanza y caridad. “No os desaniméis, seguir sembrando y Dios hará el resto” (D.R. Sopeña Tesoro, 869).

LA MUERTE SE NOS OLVIDA

Cuando nos acercamos al otoño de nuestra vida y la muerte aparece en el horizonte, aunque la hayamos tenido presente, aunque creamos en Jesús y en la Resurrección, tendemos a olvidar ese momento inevitable.

En un artículo para la revista ICONO, Ángela Franco, Laica Sopeña en Bogotá (Colombia) nos recuerda que debemos estar preparados para el transcurrir del tiempo y, si no escondemos la Luz que nos alimenta, podemos recuperar su consuelo.

En su opinión, “pensar en la muerte no es más que traer a La Divinidad a nuestras vidas, traer el Silencio, el Amor y la Luz”.

De nuevo, en el inicio de este mes de noviembre, que comienza con los Santos y los Difuntos, evoca las palabras de nuestra fundadora, la Beata Dolores Sopeña, que en el momento de su agonía expresó: “Qué hermoso es irse al Cielo sonriendo”, satisfecha por el deber cumplido.

Por aquí os dejamos el artículo completo.

LA SABIDURÍA DE LA HOJA QUE CAE

Ha pasado el tiempo, llega el otoño y un viento leve provoca que desciendas de las ramas. Tú no protestas, lo dejas ser en ti y a ti en él… Caes… Es hora.

Los seres humanos nos debatimos entre lo humano y lo divino. No como Jesús, ni más faltaba, como los seres humanísimos que somos, que tienden a lo divino.

La inexorabilidad del paso del tiempo, aunque somos seres del tiempo, nos deja siempre pasmados. En general, casi nadie está preparado para su transcurrir, tenga su dimensión espiritual desarrollada o no. El nocaut (knock-out) de la realidad, a nosotros, grandes luchadores, nos toma por sorpresa y creemos perder no solo un round, sino la pelea completa de nuestras vidas. Sin embargo, ciertamente, conocemos la verdad.

La Verdad a voces

La voz de nuestro Padre es silente, la voz del Hijo es amorosa y la voz del Espíritu Santo es resplandeciente. El Silencio es socavado por el ruidal de este mundo, es aplastado con tanta intensidad que vivimos abrumados por el tránsito, ahogados por el excesivo contacto con la gente, reventados por el estrés del trabajo, derruidos por las multitareas que decidimos aceptar a diario, angustiados por conseguir el último iPhone. El Amor se confunde con los celos, con el dominio y el control sobre el otro; con nuestro deseo permanente de ser especiales dejando a los demás en segundo, tercero o en ningún plano; con los barrotes que enjaulan y no con las llaves que liberan. La Luz la escondemos bajo la cama y allí la mantenemos postergada, no hace parte de nuestras vidas, porque se nos olvida que la felicidad del otro es la mía; que la oscuridad se puede multiplicar, pero que una llamita la hará desaparecer en un instante; porque pasamos por alto el poder de Aquel que nos consuela, de Aquel que dispone nuestra mente para la Verdad.

la luz de la muerte

Las cachetadas de la realidad

Una de esas bofetadas que nos llega de fuera, de la implacable realidad, es la muerte. Creamos en Jesús y en la Resurrección o no, la olvidamos. Nos llega la enfermedad y nuestro vocabulario cambia: “ya no soy como antes”, “ya me tienen que hacer todo”, “ya no puedo caminar”, “tengo que tomar quince píldoras diferentes” (todo esto es obvio), “ya no me voy a pintar las canas” (¡qué bien!). Esto es esperable si nos quejamos algún tiempo, mientras aceptamos nuestra nueva condición, pero no tanto si nuestro pan de cada día es la desesperanza.

Cuando alguien de nuestros afectos muere, el diccionario se va robusteciendo: “¿por qué tuvo que sufrir tanto?” (¿cómo?), “¿por qué murió si no estaba enfermo y tan de repente?” (¿al fin qué?), “¿qué he hecho yo para merecer este castigo?” (¿es un castigo?), “no voy a ser el mismo de antes” (claro que no, serás diferente, más rico en experiencias y en el amor de Dios, porque Él habrá actuado en ti).

Acerquémonos a la muerte sin miedo… con amor

Pensar en la muerte no es más que traer a La Divinidad a nuestras vidas, traer el Silencio, el Amor y la Luz a mi día a día y al día a día de los demás. ¿Y cómo podemos hacerlo?

En el silencio de un acompañamiento está Dios; en el amor que le brindo a mi hermano por medio de una sonrisa, una palabra, una acción, está Jesús entre nosotros; en la Luz que llevo donde hay miedo, oscuridad y desasosiego está el Espíritu Santo. Conozcamos nuestra misión como católicos y llevémosla a cabo con rigor y ternura.

La Beata Dolores Sopeña lo afirmaba inigualablemente en el momento de su agonía: “Qué hermoso es irse al Cielo sonriendo” y lo decía porque la albergaba la alegría del deber cumplido.

Estar al lado del enfermo, del anciano y del que sufre es estar al lado de Dios, que está en ellos. Saber que ellos son prioridad cuando están en esas condiciones y edades nos ayuda a acercarnos en la distancia, por medio de la oración constante; o por medio de nuestros cuerpos, de nuestros pies que buscan, nuestras manos que tocan, nuestro corazón que ama, si esto nos es posible.

Dejarse caer en las manos Dios…

Añorar una buena muerte no es pedir no enfermar, no sufrir, no envejecer… Tampoco se trata de rogar por morir dormido, de un ataque cardiaco o de muertes similares. Añorar y pedir una buena muerte consiste en estar rodeados, sean cuales sean las circunstancias, de Jesús, María y José. Con eso, tenemos de sobra.

 

Oh José Bendito, tú que expiraste en el abrazo amoroso
de Jesús y María:

Cuando el sello de la muerte se cierne sobre mi vida,
ven en mi auxilio junto con Jesús y María.

Obtenme este solaz para que en esa hora pueda morir
con sus santos brazos a mi alrededor.

Jesús, María y José, les encomiendo mi ser, viviente y agonizante, en sus santos brazos.

Amén.

 

La muerte es un paso que nos conduce a los brazos de Dios; esa es la certeza, ese es el consuelo, esa es la Persona y esos son los Brazos en los que me refugiaré cuando llegue la hora.