FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2025

Las Catequistas Sopeña, el Consejo General del Instituto Catequista Dolores Sopeña, y cuantos forman parte de la Familia Sopeña en misión compartida desde cualquier parte del mundo, os deseamos una Navidad generosa y alegre.

El amor que se siembra con generosidad y sin distinción transforma los corazones.

¡Feliz Navidad y que el año 2025 venga lleno de buenos propósitos y corazones generosos dispuestos a dar y repartir amor!

Felicitación Navidad completa

 

FESTEJAR A DOLORES SOPEÑA EN BOGOTÁ

La Familia Sopeña en la capital colombiana ha culminado con los festejos del mes de la Madre Fundadora, Dolores Sopeña, con una fiesta de fraternidad y alegría en el Centro Sopeña Bogotá.

La Fiesta de la Integración se ha convertido en un clásico para el Centro Sopeña Bogotá cuando alumnado, docentes y otros trabajadores y voluntarios se congregan para celebrar concursos, bailar, degustar ricos y variados platos, preparados por los asistentes, o jugar a una especie de Bingo.

Los premios, repartidos entre alumnas y alumnos e invitados fueron la guinda a una jornada en la que volvió a quedar de manifiesto la actualidad y conveniencia de una Misión, iniciada hace un siglo por Dolores Sopeña, que pretende facilitar oportunidades de crecimiento personal y profesional a personas, especialmente adultas de familias trabajadoras.

Bogotá 1

La actividad que mayor número de personas congrega es la Eucaristía, en la que el agradecimiento a Dios es el sentimiento más palpable entre los usuarios y usuarias, beneficiarios de esa Misión, que ven como sus vidas y sus familias promocionan.

El Centro Sopeña Bogotá, que dirige la Catequista Sopeña Mane Arenas, celebra el mes de Dolores Sopeña en septiembre, aunque las actividades programadas para la ocasión siempre exceden esos treinta días y se extienden durante prácticamente todo el mes de octubre.



UNA FLOR BROTADA DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES

“El Instituto es una flor brotada en los Ejercicios del espíritu de San Ignacio, estando la raíz en el Divino Corazón. Sepa yo cultivar esa planta celestial con amor, sacrificio y trituraciones constantes”.

Ese es el sentimiento que expresa la fundadora del Instituto Catequista que lleva su nombre, Dolores Sopeña, en unos apuntes respecto al espíritu del Instituto Catequista recogidos en el Tesoro, publicación íntima en la que “la Madre habla a sus hijas”.

Esta semana, las Catequistas Sopeña, y la Familia Sopeña en su conjunto, hemos celebrado el 123 aniversario de la firma del acta de fundación de la congregación religiosa. Fue un momento que tuvo lugar el 24 de septiembre de 1901 en la capilla de la Santa Casa, lugar de nacimiento de San Ignacio de Loyola, en Guipúzcoa (España), tras finalizar unos Ejercicios Espirituales.

La fuerza del Espíritu actuó ahí para dar consistencia y mantener vivo el Carisma.

Ejercicios Espirituales

Junto a otros ocho compañeras, entre las que estaba su hermana Martirio, Dolores Sopeña finaliza los Ejercicios Espirituales que habían ido a hacer y siente que han sido “como la tierra, el humus” de su vida espiritual porque en ellos se nutrió el germen del Instituto.

Dolores “como el dedo de Dios delineando el Instituto…” comparte que desde muy pequeña percibe que Dios la llama y ella responde al sensibilizarse con las necesidades de todas aquellas personas que tiene alrededor y de dar a conocer a Jesucristo, buscando a compañeras que quieran acompañarla.

«Entonemos un himno de acción de gracias que dure tanto cuanto duren nuestras vidas» (T.45)

¡QUÉ ENCUENTRO TAN ESPECIAL!

El XXXIV Encuentro de Laicos, Laicas y Catequistas Sopeña que hemos celebrado hace días en Badajoz ha sido un encuentro muy especial, un reencuentro de una familia que comparte raíces, inspiración, Padre y Madre y, sobre todo una misión común, el legado de esa mujer excepcional, pero a la vez muy real y normal que es Dolores Sopeña: Hacer de todos los hombres una familia en Cristo Jesús.

Aquí, os dejamos un vídeo en el que os compartimos algunos testimonios de participantes en este Encuentro que nos revelan qué esperaban de la cita en Badajoz, cómo se sentían esos días, cómo se sentían de intervenir en el mismo, qué querían llevarse y, finalmente, qué sienten que se llevan.

La gratitud al equipo de Laicas y Laicos Sopeña de Sopeña Badajoz por la acogida de corazón y brazos abiertos, llena de la alegría confiada que nos anima a proseguir en misión compartida.

 

UNA MISIÓN Y DOS VOCACIONES

El XXXIV Encuentro de Laicos, Laicas y Catequistas Sopeña, que ha tenido lugar en la ciudad de Badajoz el pasado fin de semana, ha hecho manifiesta la alegría por el legado de una misión común, compartida por dos vocaciones de la Familia Sopeña: laicado y consagradas.

En esta ocasión, bajo el lema “Somos Familia Sopeña”, la reunión, prólogo al inicio del curso académico en España, ha contribuido de forma explícita a fortalecer los lazos familiares y la labor en la que confluyen todos sus miembros de evangelizar y facilitar oportunidades de crecimiento integral y superación a personas jóvenes y adultas, en la mayoría de los Centros Sopeña, pero que también alcanza al alumnado de Educación Infantil y Primaria, precisamente del Colegio Sopeña Badajoz, anfitrión de la cita.

Berrocal en Badajoz

Su director, Jesús Berrocal, se encargó, junto con un equipo de más de 20 personas, todas ellas trabajadoras del Colegio, de la cálida acogida a los más de 150 asistentes para que se sintieran en familia, como en casa.

Agradecido por la confianza del Patronato de la Fundación Dolores Sopeña, principal obra apostólica del Instituto Catequista Dolores Sopeña, Jesús Berrocal se mostró emocionado por la oportunidad de construir “este espacio y este tiempo de encuentro para fortalecer lazos y nutrirnos personal y espiritualmente”.

Esta reunión ayudó a reafirmar el compromiso con la Misión que nuestra fundadora, la Beata Dolores Sopeña, nos confió a las dos vocaciones: ser testimonio vivo del amor de Dios en el mundo y constructores de una sociedad más justa y fraterna”, aseguró Berrocal.

Rememorando parte de la historia de la Familia Sopeña en Badajoz, que comenzó en el año 1904, durante una breve visita de Dolores Sopeña camino de Sevilla, Jesús Berrocal explicó que “todo tiene su origen en aquel esfuerzo, en los viajes que Dolores emprendió desde muy joven hacia cualquier lugar, próximo o lejano, donde hubiera una sola persona en situación de carencia o dificultad, sin la fortuna de conocer a Dios”.

“Ahí era cuando ella, con su dulzura y su amor, nos abría el corazón hacia Él”, afirmó.

El director de Sopeña Badajoz acabó su bienvenida evocando también que el legado de Dolores Sopeña, “mujer excepcional, pero muy sencilla y real, nos recuerda que la fe debe ser dinámica, capaz de transformar realidades y construir puentes de esa fraternidad que ella tanto anheló”.

Cristina en Badajoz

Por su parte, Cristina Buenvarón, Catequista Sopeña y directora de la Fundación Dolores Sopeña, presentó la cita felicitando al grupo porque “la reunión es una manifestación vida del Carisma de Dolores Sopeña, de su sueño por una sociedad donde cada persona, independientemente de su condición social, pueda encontrar un espacio de acogida, amor y dignidad”.

Bajo el lema, “Somos Familia Sopeña”, se sucedieron durante todo el fin de semana momentos de oraciones, interioridad, actividades y talleres.

El sacerdote Manuel Fernández Rico, capellán de la Universidad de Extremadura, apoyó con su ponencia sobre la Familia Sopeña la convicción de que actualmente los/as participantes son custodios del Carisma y, por tanto, responsables de construir el Reino desde “vuestros valores”.

Sacerdote diocesano

Además, hizo reflexionar a los/as presentes sobre las actitudes que han de cultivarse para la construcción de una familia: paciencia, amor, objetivos claros, consensos, comunicación clara, igualdad…

Tras una visita exhaustiva a las instalaciones del Colegio Sopeña Badajoz y una comida fraterna, divididos en grupos, los y las asistentes pasaron a los talleres en familia, todos enfocados a celebrar el reencuentro y conocerse más y mejor.

Talleres viajes en familia

La tarde del sábado continuó con una Misa Extremeña en el convento de san José de las Adoratrices, oficiada por el párroco de San Fernando y el Gurugú y de la Pastoral Penitenciaria, Isidro Luengo Cruda.

Ofrenda misa extremeña

En la mañana del domingo, María Lourdes Torrado, coordinadora de Pastoral de Sopeña Badajoz, nos hizo reflexionar con una preciosa oración a través de la metodología del Godly Play (Juego sagrado).

Con esta forma de explorar la fe a través del lenguaje religioso, Mª Lourdes Torrado ofreció la historia de “La Gran Familia”, sobre la promesa de Dios a Abraham y Sara de convertirlos en una gran nación que sería una bendición para toda la tierra.

La oración de La Gran Familia de Abraham y Sara refleja la promesa divina de que su descendencia sería numerosa y bendecida, convirtiéndose en un pueblo escogido por Dios.

Oración Abraham

Esta idea no solo representa la continuidad de su linaje biológico, sino que también tiene un significado espiritual profundo, ya que su descendencia se considera parte del plan divino de salvación para toda la Humanidad.

La trascendencia a la «Familia Sopeña» es la ampliación de esta bendición más allá de los límites étnicos, abarcando a todas aquellas personas que, a través de la fe, se consideran parte de esta gran familia espiritual, del legado de Dolores Sopeña. Así, la promesa hecha a Abraham y Sara se universaliza, mostrando que la familia de Dios no está limitada a la sangre, sino que se extiende a toda la comunidad.

Para terminar este fructífero fin de semana y antes de la clausura, la Superiora de las Catequistas Sopeña y presidenta internacional de la Fundación Dolores Sopeña, Miryam Ávila, presidió una mesa redonda sobre el ser, el estar y el hacer del Carisma Sopeña.

Esta sesión, dinamizada por Belén Blanco, miembro del equipo de Misión Compartida de la CONFER, contó con los testimonios de Lola Quesada y la propia Miryam Ávila, Catequistas Sopeña; y de los laicos y laicas, Silvia, Lourdes, Inma y Víctor, de Badajoz, Sevilla, Barcelona y Las Palmas, respectivamente.

Mesa redonda

Coincidieron en destacar la gratitud y el privilegio de poder compartir la misión “de la mano” y cómo el Carisma Sopeña enseguida fue revelado como algo diferente, algo distinto, “algo que venía directamente de la mano de Dios” a hacerse presente en sus vidas.

Este Carisma “transmite con alegría y mucha pasión el Renio de Dios”, concluyeron.

SOY CATEQUISTA SOPEÑA Y OBVIO QUE…

Las Catequistas Sopeña somos religiosas que vivimos un nuevo estilo de consagración religiosa, basado en estar presentes y llevar a cabo nuestra misión en medio del mundo.

Nos dedicamos a la promoción humana y a la evangelización de las familias trabajadoras.

No llevamos hábito y vamos vestidas de calle porque creemos que así podemos acercarnos mejor a las personas más alejadas de Dios y de la Iglesia.

La consagración plena y nuestro estilo de vida sencillo, nos permite movernos y llegar a cualquier parte del mundo.

Somos mujeres con vocación misionera formadas para “vivir a la intemperie”, allí donde estén los hombres y mujeres a quiénes hay que salir al encuentro, allí donde hay que anunciar el Evangelio.

No somos Catequistas Sopeña porque impartamos Catequesis, sino porque entendemos la fe como un proceso continuo en cada una de las personas, y a eso dedicamos nuestra vida.

Escuchamos a la Dios en el silencio de la oración para luego poder escuchar en el día a día de las personas con las que nos relacionamos, de las que salimos a su encuentro.

La oración es nuestro motor espiritual. A diario dedicamos momentos de silencio, de reflexión, de adoración eucarística, para agradecer, para pedir a Dios, para experimentar el amor de Dios y comunicarle nuestro amor.

Nuestra congregación es la institucionalización del carisma de Dolores Sopeña, que hunde sus raíces en la espiritualidad ignaciana, basada en el servicio humanitario a las clases más desfavorecidas.

En los Centros Sopeña repartidos por todo el mundo a través de la Fundación Dolores Sopeña, nuestra principal obra apostólica, ofrecemos oportunidades de superación a todas las personas a través de una formación integral e individualizada.

¿Quieres conocernos mejor? ¿crees que tu vocación puede encontrar su lugar entre nosotras?

 

 

 

 

SEGUIMOS CAMINO HACIA LA SANTIFICACIÓN

A punto de cumplirse el vigésimo primer aniversario de la Beatificación en Roma de Dolores Sopeña, celebrada por San Juan Pablo II el 23 de marzo de 2003, las y los continuadores de su Carisma seguimos en el camino que nos lleva hacia su santificación.

¿Sabes lo que es un proceso de canonización y qué hitos implica?

Para resolver estas y otras dudas y curiosidades, hace ya cuatro años  estrenamos la web Canonización de Dolores Sopeña, con el objetivo de impulsar y mantener viva la Causa y aglutinar en un sitio toda la información que sobre el proceso se fuera produciendo.

Hoy en día es un sitio web con multitud de visitas, que manifiestan una creciente y gozosa necesidad de saber y de ampliar información y muchas solicitudes de reliquias, de intercesión, ofrendas y, en definitiva, de acercamiento al Carisma y conocimiento de la espiritualidad y vida de la Beata.

La web muestra a Dolores Sopeña, modelo y referente de una vida plenamente generosa con el prójimo, entregada a Jesús y comprometida con Cristo. Una inspiración para quienes a día de hoy llevamos adelante la misión compartida que ella con mucho esfuerzo construyó.

Tanto el Instituto Catequista Dolores Sopeña como el Centro Directivo de la Causa de Canonización se unieron para homenajear de esta manera a una mujer excepcional que, a finales del siglo XIX y durante los primeros años del siglo XX, creó su Congregación religiosa y las semillas de lo que será su principal obra apostólica, la Fundación que lleva su nombre.

Pero mucho antes, dedica parte de su juventud a crear asociaciones y escuelas donde se alfabetiza y se enseña el Catecismo en Puerto Rico primero, luego en Cuba y finalmente en España.

Su intensa y diversa actividad misionera da como fruto, además, en 1892, la Asociación de Apostolado Seglar, origen del Movimiento de Laicos Sopeña.

Es la fundación del Instituto Religioso lo que viene a sostener espiritualmente a la asociación laical.

El proceso de Canonización tiene hoy en Roma, pendiente de estudio, un presunto milagro atribuido a la intercesión de Dolores Sopeña, y se inició en 1928 por el entonces obispo de Madrid. El camino de su santificación continúa adelante.

Los Centros y Escuelas de la Fundación Dolores Sopeña en todo el mundo celebran con distintos actos de homenaje esta hermosa fecha, principalmente centrados en exaltar los valores cristianos contenidos en el Carisma Sopeña.

CON ELLA COMENZÓ TODO

La Beata Dolores Sopeña fue esa clase de mujeres, iluminadas por Dios que, a su vez, inspiran a quienes les rodean.

Hoy Catequistas Sopeña, laicos y laicas, alumnos y alumnas, donantes, admiradores… y miles de personas más que han podido conocerla, mantienen más vivo que nunca el legado de una mujer excepcional.

Dolores Sopeña nació un 30 de diciembre en 1948 en un pueblo de Almería, Vélez Rubio, en el que aún se conserva intacta su casa natal.

Desde bien niña enfrentó dificultades para llevar a cabo lo que, estaba segura, era su fortaleza y su misión.

Con una firme y sólida confianza en Dios, sus ojos enfermos pudieron mirar y ver a quién sufría carencias e injusticias a su alrededor.

Pero también supo mirar y motivar a aquellas personas que, viviendo con abundancia y comodidad, tenían sensibilidad social e inquietud apostólica.

No fue una labor fácil, pero su tenacidad logró la creación del hoy Instituto Catequista Dolores Sopeña y la formalización de la Fundación Dolores Sopeña, la principal obra apostólica extendida por buena parte del mundo.

Hoy 10 de enero, conmemoramos como Día de Dolores Sopeña, el día de su fallecimiento, que ocurrió en Madrid en 1918.

ella comenzó

Como cada año, esta fecha y otras importantes en su biografía, los que nos enamoramos un día de su Carisma honramos su muerte celebrando la vida que nos dejó.

Se la honra, por tanto, en los Centros Sopeña y en las Misiones repartidas por Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, España e Italia.

Miles de personas que han pasado por ellos la conocen y saben de su historia emocionante. Saben, porque lo viven, que su empeño mejoró las condiciones de vida de familias trabajadoras que pudieron formarse.

Su visión humanizadora del Evangelio hizo que su lucha se encaminara a ofrecer oportunidades, centrándose en el mundo del trabajo, para que más personas vivieran con dignidad.

¿Quieres saber más de su apasionante biografía?

UN DON QUE SE RECIBE Y SE COMPARTE

Vivir la fe como como un don que se recibe y se comparte con amor al prójimo fue la herencia que recibió Nuria Barrasa, Laica Sopeña, de su familia.

Esas experiencias vividas hicieron que su fe fuera creciendo día a día y revelaron su vocación, que lleva a cabo hoy, como profesora, en el Centro Sopeña de Sevilla.

Ella cree que el regalo de la fe es un don, un bien para compartir y transmitir. Además, en un artículo para la revista ICONO, Nuria Barrasa nos cuenta la importancia del aprendizaje como agente evangelizador en la tarea educativa. Esa formación que ella tiene la suerte de recibir la vuelve a reencontrar con Dios a través de las personas que la rodean.

Puedes leer completo aquí este interesante artículo:

LA FE ES UN REGALO QUE HAY QUE CUIDAR

Tuve la suerte de nacer en una familia que me enseñó desde muy pequeña que Dios se hace presente en todos los momentos de nuestras vidas y que me dio la herencia más importante que se le puede dar a una niña, unos valores que me fundamentan y me sostienen y que intento transmitir a los que me rodean.

A día de hoy, tengo la certeza de que, si optas por seguir a Dios y vivir desde su propuesta, la vida tiene sentido con mayúsculas.

De una fe de niña a una fe de joven

Afirmaba Benedicto XVI que la fe crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Esto lo pude descubrir gracias a las Hijas de la Caridad en mi infancia y adolescencia. Todas las experiencias de servicio que compartí con ellas (acciones con colectivos desfavorecidos, colaboraciones en comedores sociales, acompañamiento a niños sin hogar, colonias de verano con niños sin recursos…) me llevaron a encontrar a Dios en el otro y a recibir muchísimo más de lo que yo podía dar. Estas experiencias, junto con los momentos de oración, convivencias, escuelas de formación de catequistas y la participación en la Jornada Mundial de la Juventud en Roma, hicieron que mi fe de niña fuera convirtiéndose en una fe de joven, decidida a encontrar la vocación a la que fui llamada.

Llamada a evangelizar

Mi proyecto de vida apostólica que se hace realidad hoy en la familia Sopeña, donde puedo acompañar cada año a personas que vienen buscando una titulación profesional, y que, gracias a la labor de toda una Comunidad educativa, encuentran su vocación. Una Comunidad en camino que, a través de su labor pastoral, llega a jóvenes y adultos que nunca han tenido la oportunidad de conocer a Dios.

Para llevar a cabo esta misión, no puedo dejar de mencionar la importancia de estar en continuo aprendizaje, desaprendiendo para aprender, siendo consciente de la relevancia de la formación del agente evangelizador en la tarea educativa. Cada curso nos enfrentamos a nuevos retos a los que dar respuesta y debemos prepararnos para el precioso desafío de acompañar personas desde su realidad.

el don de compartir la fe

Formación que impulsa a la acción

Quiero compartir desde estas líneas, lo afortunada que fui el curso pasado de poder recibir una formación de Escuelas Católicas en la Universidad de Loyola.  En ella he vuelto a reafirmar mi fe y a sentir que estoy donde Dios quiere que esté.

Tratamos muchos temas fundamentales para un liderazgo educativo que me han interpelado y me han llenado de proyectos e ilusiones. Al igual que me pasaba cuando era adolescente, los ponentes y los compañeros han vuelto a ser para mí un encuentro con Dios a través del otro.  Tengo la certeza de que Dios me habla a través de las personas que me rodean.

Laicos y religiosos de diversos carismas hemos compartido vida en esta formación y hemos creado redes de colaboración fraterna entre nosotros.

Creo cada vez con más firmeza que la Escuela Católica debe estar unida y debemos tejer redes con parroquias, asociaciones religiosas, hermandades… que nos lleven a transmitir el evangelio con nuevas metodologías que se adapten a nuestro mundo actual. Debemos ser capaces de crear espacios de encuentro para niños, jóvenes y adultos donde puedan tener experiencia de Dios.

Debemos ser contadores de historias que lleguen al corazón de cada uno de ellos igual que lo hicieron nuestros predecesores con nosotros.

Como dice el Papa Francisco una comunidad cristiana debe acoger a las personas tal como son, como Dios las ve, con la mirada del amor”. Porque “Dios ve nuestros límites, es verdad, y nos ayuda a sobrellevarlos; pero Dios mira sobre todo al corazón, y ve a cada persona en su plenitud”.

La fe en comunidad

Y para ello es fundamental tener momentos de oración, de encuentro personal, de silencio, porque solos no podemos. Nosotros no somos la misión, sino que llevamos a cabo la misión de Dios y para ello debemos ponerle a Él en el centro.

Es importante tener una comunidad de fe que te impulse y que camine contigo. Como los primeros cristianos que vivían con alegría y sencillez de corazón.

El evangelio siempre debe ser la fuente y la Eucaristía compartida nuestro lugar de encuentro con Dios y con nuestros hermanos.

¿TÚ TAMBIÉN QUIERES SER DOLORES?

Las Catequistas Sopeña lo somos porque un día, de alguna y variada manera, conocimos a Dolores, nuestra fundadora, y nos enamoramos de su Carisma, de su espiritualidad, de su forma comprometida y valiente de estar en el mundo y estar para los que convivieron con ella.

En muchos casos, se trató de un auténtico flechazo de amor a Dios y comunión con la forma en que Dolores Sopeña, mujer adelantada a su tiempo, descubrió el modo de dar a conocer a Dios a todas aquellas personas alejadas por desconocimiento, malas experiencias o prejuicios.

Su sensibilidad a las problemáticas sociales de finales del siglo XIX se plasmó en la promoción humana, el anuncio de Jesucristo y la construcción de un mundo fraterno, como las formas honestas y creíbles de vivir y hacer vivir el Evangelio.

En la publicación Las Catequistas Sopeña nos cuentan, se ponen de manifiesto los rasgos de nuestro Carisma y los elementos esenciales de este estilo de consagración a Dios.

Una a una, expresamos cómo recibimos la inspiración con la que Dios nos llamó, cómo vivimos la oración, nuestra respuesta apostólica en la actualidad o la experiencia de vivir en Comunidad.

La personalidad de la fundadora del Instituto Catequista, la Beata Dolores Sopeña, es el motivo de muchos de los acercamientos a la institución, constituida en 1901.

Te animamos a leerlo y conocernos un poco más.

En el vídeo Yo soy Dolores, que también te invitamos a ver es evidente la convicción y la felicidad en nuestras vidas.

Una confianza que ya aprendimos de Dolores Sopeña, quien aseguró que “Nos arrojamos en sus amorosos brazos, y entonces todo lo podemos y somos conducidas adonde no podíamos imaginar, y hace Apóstoles y Fundadores y todo cuanto le place, porque Él lo es todo y lo puede todo”.

Y tú ¿también quieres ser como la Beata Dolores Sopeña? ¿Quieres continuar con la Misión que hace más de un siglo ella comenzó? ¿Quieres darle un sentido a tu vida a través de la consagración a Dios y la vocación de servir a los demás?

¡Conócenos!