UNA FLOR BROTADA DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES

“El Instituto es una flor brotada en los Ejercicios del espíritu de San Ignacio, estando la raíz en el Divino Corazón. Sepa yo cultivar esa planta celestial con amor, sacrificio y trituraciones constantes”.

Ese es el sentimiento que expresa la fundadora del Instituto Catequista que lleva su nombre, Dolores Sopeña, en unos apuntes respecto al espíritu del Instituto Catequista recogidos en el Tesoro, publicación íntima en la que “la Madre habla a sus hijas”.

Esta semana, las Catequistas Sopeña, y la Familia Sopeña en su conjunto, hemos celebrado el 123 aniversario de la firma del acta de fundación de la congregación religiosa. Fue un momento que tuvo lugar el 24 de septiembre de 1901 en la capilla de la Santa Casa, lugar de nacimiento de San Ignacio de Loyola, en Guipúzcoa (España), tras finalizar unos Ejercicios Espirituales.

La fuerza del Espíritu actuó ahí para dar consistencia y mantener vivo el Carisma.

Ejercicios Espirituales

Junto a otros ocho compañeras, entre las que estaba su hermana Martirio, Dolores Sopeña finaliza los Ejercicios Espirituales que habían ido a hacer y siente que han sido “como la tierra, el humus” de su vida espiritual porque en ellos se nutrió el germen del Instituto.

Dolores “como el dedo de Dios delineando el Instituto…” comparte que desde muy pequeña percibe que Dios la llama y ella responde al sensibilizarse con las necesidades de todas aquellas personas que tiene alrededor y de dar a conocer a Jesucristo, buscando a compañeras que quieran acompañarla.

«Entonemos un himno de acción de gracias que dure tanto cuanto duren nuestras vidas» (T.45)

¡QUÉ ENCUENTRO TAN ESPECIAL!

El XXXIV Encuentro de Laicos, Laicas y Catequistas Sopeña que hemos celebrado hace días en Badajoz ha sido un encuentro muy especial, un reencuentro de una familia que comparte raíces, inspiración, Padre y Madre y, sobre todo una misión común, el legado de esa mujer excepcional, pero a la vez muy real y normal que es Dolores Sopeña: Hacer de todos los hombres una familia en Cristo Jesús.

Aquí, os dejamos un vídeo en el que os compartimos algunos testimonios de participantes en este Encuentro que nos revelan qué esperaban de la cita en Badajoz, cómo se sentían esos días, cómo se sentían de intervenir en el mismo, qué querían llevarse y, finalmente, qué sienten que se llevan.

La gratitud al equipo de Laicas y Laicos Sopeña de Sopeña Badajoz por la acogida de corazón y brazos abiertos, llena de la alegría confiada que nos anima a proseguir en misión compartida.

 

UNA MISIÓN Y DOS VOCACIONES

El XXXIV Encuentro de Laicos, Laicas y Catequistas Sopeña, que ha tenido lugar en la ciudad de Badajoz el pasado fin de semana, ha hecho manifiesta la alegría por el legado de una misión común, compartida por dos vocaciones de la Familia Sopeña: laicado y consagradas.

En esta ocasión, bajo el lema “Somos Familia Sopeña”, la reunión, prólogo al inicio del curso académico en España, ha contribuido de forma explícita a fortalecer los lazos familiares y la labor en la que confluyen todos sus miembros de evangelizar y facilitar oportunidades de crecimiento integral y superación a personas jóvenes y adultas, en la mayoría de los Centros Sopeña, pero que también alcanza al alumnado de Educación Infantil y Primaria, precisamente del Colegio Sopeña Badajoz, anfitrión de la cita.

Berrocal en Badajoz

Su director, Jesús Berrocal, se encargó, junto con un equipo de más de 20 personas, todas ellas trabajadoras del Colegio, de la cálida acogida a los más de 150 asistentes para que se sintieran en familia, como en casa.

Agradecido por la confianza del Patronato de la Fundación Dolores Sopeña, principal obra apostólica del Instituto Catequista Dolores Sopeña, Jesús Berrocal se mostró emocionado por la oportunidad de construir “este espacio y este tiempo de encuentro para fortalecer lazos y nutrirnos personal y espiritualmente”.

Esta reunión ayudó a reafirmar el compromiso con la Misión que nuestra fundadora, la Beata Dolores Sopeña, nos confió a las dos vocaciones: ser testimonio vivo del amor de Dios en el mundo y constructores de una sociedad más justa y fraterna”, aseguró Berrocal.

Rememorando parte de la historia de la Familia Sopeña en Badajoz, que comenzó en el año 1904, durante una breve visita de Dolores Sopeña camino de Sevilla, Jesús Berrocal explicó que “todo tiene su origen en aquel esfuerzo, en los viajes que Dolores emprendió desde muy joven hacia cualquier lugar, próximo o lejano, donde hubiera una sola persona en situación de carencia o dificultad, sin la fortuna de conocer a Dios”.

“Ahí era cuando ella, con su dulzura y su amor, nos abría el corazón hacia Él”, afirmó.

El director de Sopeña Badajoz acabó su bienvenida evocando también que el legado de Dolores Sopeña, “mujer excepcional, pero muy sencilla y real, nos recuerda que la fe debe ser dinámica, capaz de transformar realidades y construir puentes de esa fraternidad que ella tanto anheló”.

Cristina en Badajoz

Por su parte, Cristina Buenvarón, Catequista Sopeña y directora de la Fundación Dolores Sopeña, presentó la cita felicitando al grupo porque “la reunión es una manifestación vida del Carisma de Dolores Sopeña, de su sueño por una sociedad donde cada persona, independientemente de su condición social, pueda encontrar un espacio de acogida, amor y dignidad”.

Bajo el lema, “Somos Familia Sopeña”, se sucedieron durante todo el fin de semana momentos de oraciones, interioridad, actividades y talleres.

El sacerdote Manuel Fernández Rico, capellán de la Universidad de Extremadura, apoyó con su ponencia sobre la Familia Sopeña la convicción de que actualmente los/as participantes son custodios del Carisma y, por tanto, responsables de construir el Reino desde “vuestros valores”.

Sacerdote diocesano

Además, hizo reflexionar a los/as presentes sobre las actitudes que han de cultivarse para la construcción de una familia: paciencia, amor, objetivos claros, consensos, comunicación clara, igualdad…

Tras una visita exhaustiva a las instalaciones del Colegio Sopeña Badajoz y una comida fraterna, divididos en grupos, los y las asistentes pasaron a los talleres en familia, todos enfocados a celebrar el reencuentro y conocerse más y mejor.

Talleres viajes en familia

La tarde del sábado continuó con una Misa Extremeña en el convento de san José de las Adoratrices, oficiada por el párroco de San Fernando y el Gurugú y de la Pastoral Penitenciaria, Isidro Luengo Cruda.

Ofrenda misa extremeña

En la mañana del domingo, María Lourdes Torrado, coordinadora de Pastoral de Sopeña Badajoz, nos hizo reflexionar con una preciosa oración a través de la metodología del Godly Play (Juego sagrado).

Con esta forma de explorar la fe a través del lenguaje religioso, Mª Lourdes Torrado ofreció la historia de “La Gran Familia”, sobre la promesa de Dios a Abraham y Sara de convertirlos en una gran nación que sería una bendición para toda la tierra.

La oración de La Gran Familia de Abraham y Sara refleja la promesa divina de que su descendencia sería numerosa y bendecida, convirtiéndose en un pueblo escogido por Dios.

Oración Abraham

Esta idea no solo representa la continuidad de su linaje biológico, sino que también tiene un significado espiritual profundo, ya que su descendencia se considera parte del plan divino de salvación para toda la Humanidad.

La trascendencia a la «Familia Sopeña» es la ampliación de esta bendición más allá de los límites étnicos, abarcando a todas aquellas personas que, a través de la fe, se consideran parte de esta gran familia espiritual, del legado de Dolores Sopeña. Así, la promesa hecha a Abraham y Sara se universaliza, mostrando que la familia de Dios no está limitada a la sangre, sino que se extiende a toda la comunidad.

Para terminar este fructífero fin de semana y antes de la clausura, la Superiora de las Catequistas Sopeña y presidenta internacional de la Fundación Dolores Sopeña, Miryam Ávila, presidió una mesa redonda sobre el ser, el estar y el hacer del Carisma Sopeña.

Esta sesión, dinamizada por Belén Blanco, miembro del equipo de Misión Compartida de la CONFER, contó con los testimonios de Lola Quesada y la propia Miryam Ávila, Catequistas Sopeña; y de los laicos y laicas, Silvia, Lourdes, Inma y Víctor, de Badajoz, Sevilla, Barcelona y Las Palmas, respectivamente.

Mesa redonda

Coincidieron en destacar la gratitud y el privilegio de poder compartir la misión “de la mano” y cómo el Carisma Sopeña enseguida fue revelado como algo diferente, algo distinto, “algo que venía directamente de la mano de Dios” a hacerse presente en sus vidas.

Este Carisma “transmite con alegría y mucha pasión el Renio de Dios”, concluyeron.

FRASES Y ORACIONES DE DOLORES SOPEÑA

Para quien tiene el deseo de conocer a Dolores Sopeña tiene al alcance de su mano numerosas fuentes de diversa índole. Una de ellas, pueden ser sus frases y oraciones, recogidas en múltiples publicaciones y reunidas en la web de su Canonización.

Sus hijas, las Catequistas Sopeña, son profundamente conocedoras de la persona de Dolores y de su Carisma, fruto del amor que un día le brindaron y que se ve renovado cada jornada que dedican a lo que antaño fue su misión: llevar a Dios allí donde están los alejados, los que sufren, los que no han tenido la dicha ni el privilegio de conocer a un Dios que lo es todo para Dolores.

También es reveladora de su personalidad y su profunda fe y compromiso cristiano el Testamento Espiritual, una carta que Dolores escribe a sus hijas, las Catequistas Sopeña, el 3 de enero de 1918, poco antes de su fallecimiento, cuando ya era consciente de su Ida al Cielo a reunirse con Dios.

“¡Qué hermoso es irse al cielo sonriendo! Así le sucede a vuestra pobre Madre, que tiene el corazón lleno de contento en estos días desde que veo próxima la hora de mi partida”, se recoge en la carta.

En el libro, “Al calor de tu fuego. Oraciones para la vida cotidiana”, igualmente Dolores Sopeña deja constancia aquí de lo que para ella representa la oración y su forma de vivirla: su comunicación con Dios, como una relación personal, íntima, intensa e ininterrumpida.

De la misma forma, Dolores Sopeña nos ha dejado frases, reflexiones, oraciones que dan cuenta de su inmensa actividad interior, además de su esforzado apostolado dirigido a los más afligidos, a los olvidados.

Justamente, sobre la eficacia apostólica que tanto la desvelaba nos dejó esta reflexión:

“Tres miradas fijas debemos tener para trabajar eficazmente en el apostolado: mirar siempre nuestra pequeñez y fragilidad; tener una confianza ciega depositada en nuestro Señor; vaciar nuestro corazón por completo para que sólo Dios lo llene. Únicamente así, conseguiremos cumplir nuestra misión”.

Frases y oraciones

UNA VIDA SOBRENATURAL

Decía Dolores Sopeña que “la vida religiosa es vida sobrenatural y, si no, no es vida religiosa”.

“La Catequista no puede vivir sin una vida de fe viva, sobrenatural, en todo lo que emprende, en todos los momentos del día cree que Dios está con ella y cree firmemente que, con Él, lo puede todo”.

En estas sencillas y clarificadoras frases está la esencia de lo que quería Dolores Sopeña cuando constituyó el Instituto Catequista Dolores Sopeña. Una esencia que se puede concretar en unas características, o virtudes, como a ella le gustaba llamarlas, que serían la base del Carisma.

La Fe Viva y la confianza plena en Dios es lo que la movió a ella toda su vida. Y ella es lo que remarca y recuerda continuamente a las Catequistas coetáneas.

Una “confianza completa en nuestro Señor”. No hay dificultades que así resulten para ella, porque la fe “todo lo allana”.

Y para tener una “fe viva, lo que hay que hacer –según dejó escrito a sus hijas, las Catequistas Sopeña- es arrojarse en los brazos de Dios y que Él disponga”.

“Si no tenemos fe, nos hundiremos siete veces”.

Además, espíritus amplios y mucha alegría espiritual. La madre fundadora considera que la mucha obediencia y la mucha humildad son los cimientos sólidos para el Instituto.

“Con doce Catequistas de voluntad entregada y humilde”, Dolores Sopeña se manifiesta “dispuesta a ganar todo el mundo, más que con cien de escayola”. Esa tiene que ser su vocación.

Quería que las Catequistas Sopeña hicieran las cosas con vehemencia, firmeza y prontitud: “Que seáis fuego, abrasando todo por donde vayáis”.

Ella, que no sucumbió jamás al desánimo, sí alertaba a sus hijas sobre el desaliento, “la tentación más temible”.

“Llevando siempre al hombro la alforja de la constancia, no os desaniméis, luchad sin descanso”.

Igual de importante para Dolores Sopeña eran la entrega total a Dios o la generosidad: “Según recibimos, tenemos que dar”.

Lo mismo con la fortaleza o la vida de sacrificio, virtudes de las que aman a Dios de verdad. Como Catequistas, siente que siempre hay que estar “dispuesta a la batalla”.

Era mucho lo que les pedía y les pide y mucho lo que les daba y le da:

“Las Catequistas que yo quiero para poder morir tranquila deben tener tres cualidades: 1.ª Una humildad sólida y verdadera, que es la base de toda virtud. 2.ª Un amor entrañable al Instituto, estando dispuestas a todo por defender, como leonas, su verdadero y neto espíritu. 3.ª Una fe ciega, estando siempre colgadas de Dios, esperándolo todo de Él”.

“Deberán tener un corazón de fuego, un alma de cielo y una voluntad de hierro”.

 

CUARENTA DÍAS DE REFLEXIÓN

Con el inicio del tiempo de Cuaresma, desde el Instituto Catequista Dolores Sopeña hemos abierto un momento y espacio de introspección, que queremos que se plasme y tenga su efecto en nuestros perfiles de redes sociales. Lo hemos llamado Cuarenta días de reflexión.

La iniciativa se ha planteado como una oportunidad de profundizar en nuestra fe y, teniendo muy en cuenta lo que representa internet y las redes sociales en la actualidad, como instrumento de evangelización.

Para las Catequistas Sopeña, es una nueva forma de estar y ser Misioneras en Medio del Mundo, una frase que cobró sentido desde la labor que, como referente de vida cristiana hizo nuestra madre fundadora, Dolores Sopeña.

Ella se volcó en muchas iniciativas apostólicas por muchos países del mundo y su misión evangelizadora nunca se quedó conforme o estática.

Dolores Sopeña ya abrió nuevos caminos y se valió de cuantos instrumentos puso Dios en su mano para darle a conocer y llegar hasta el rincón más recóndito, hasta el mundo de los alejados de Dios “que no le aman porque no le conocen”, afirmaba convencida Dolores.

Ella se encargaría incansable de darle a conocer. Y ese es nuestro ejemplo y nuestro motor.

La Cuaresma es un excelente momento como decíamos para profundizar en nuestra fe, renovar nuestro compromiso con nuestros hermanos y nuestras hermanas y fortalecer nuestra diálogo y relación con Dios.

Por eso nos hemos propuesto un desafío que trascienda más allá de lo ordinario: «Reto de Cuaresma: 40 días de reflexión».

La Familia Sopeña al completo: Catequistas, laicado, colaboradores y Jóvenes Sopeña estamos llamados a tomarnos un espacio de reflexión que nos permita adentrarnos en el significado de este tiempo sagrado y compartir nuestros anhelos y pensamientos, nuestros compromisos y, también, nuestras dificultades.

La Cuaresma es un tiempo de conversión y crecimiento espiritual, evocando los cuarenta días de Jesús en el desierto, y se nos brinda una oportunidad de enriquecernos como Comunidad.

Pueden ser en forma de reflexión personal, una experiencia, una anécdota inspiradora, una lectura del Evangelio, una oración o cualquier otra expresión

¡Os animamos a uniros a este reto y a hacer de esta Cuaresma un tiempo de verdadero crecimiento y transformación!

 

 

HACER DE TODOS UNA SOLA FAMILIA

Como decía San Juan XXIII, en la Humanidad, en la familia humana y contando con todas las diferencias posibles, “es mucho más fuerte lo que nos une que lo que nos separa”.

Nos conviene entender cuanto antes y no olvidar esta verdad que nos recordaba el Papa y que nos rememora también Ángela Franco, Laica Sopeña en Bogotá (Colombia), en un artículo para la revista ICONO de los Padres Redentoristas.

También se materializa en uno de los sueños de nuestra fundadora, la Beata Dolores Sopeña, sobre “hacer de todos una sola familia en Cristo Jesús” porque todos, sin duda, somos hijos del mismo Dios, del mismo Padre Celestial, que es el objetivo y fin de nuestro caminar. Es camino, verdad y vida.

Solo hemos de querer conocernos y conocerlo a Él, tener esa posibilidad, para poder amarlos, especialmente a los más débiles y vulnerables.

Puedes leer el artículo completo a continuación:

LA FAMILIA HUMANA

La familia humana crece cada vez más y, como dicen las madres, ningún hijo es igual a otro, del mismo modo que ninguno de los dedos de la mano se parece. Sin embargo, no importa la variedad, extrañeza y desconocimiento que podamos tener sobre nuestros hermanos, pues nuestro Padre Celestial sabe cuántos cabellos tiene cada uno, sus necesidades, sueños, pesares.

La persona humana

Las definiciones a menudo son odiosas, porque dejan por fuera aquello que no se ajusta a ellas. En este sentido, el concepto de persona no ha sido la excepción. Se ha llegado a reducir a la persona a su racionalidad, a su capacidad de discernir, reflexionar, tomar decisiones y nada más. Entonces, ¿los fetos, niños, ancianos e individuos con capacidades diferentes no son personas, no merecen nuestra protección?

Por otro lado, se ha trasegado al intentar comprender este vocablo, que nos refundimos en lo mental, emocional, social, espiritual y en otras tantas dimensiones que quieren dar cuenta de quiénes somos y de lo que somos capaces de hacer y… adivinen… enredamos la pita pensando en múltiples elucubraciones, nos extraviamos y perdemos de vista a la persona de carne y hueso que está frente a nosotros.

Yo, particularmente, adopto la definición que nos ha aportado el Cristianismo, que es la siguiente:  Uno, la persona superior o Trinidad o Persona Divina; dos, la persona humana; y tres, las infrahumanas, es decir, los animales. Por otro lado, a nosotros, como personas humanas que somos, que ostentamos la razón, se le suma la libertad que nos es intrínseca y el espíritu. Este último, el espíritu, es el que nos acerca a la divinidad, nos diferencia de los animales y nos otorga la identidad: ser hijos de Dios. La dignidad humana es esta y la poseen todas las personas, sin distingo alguno.

Asimismo, esto implica que todas las personas humanas, absolutamente todas, son sujetos de derecho y protección. Por ello, se han marcado especificidades con relación a los derechos humanos para incluir a muchos grupos poblacionales en sus diferencias, con el fin de que el derecho a la igualdad se mantenga.

La pulverización de la persona humana

En los tiempos de Adán y Eva, la desnudez era signo de inocencia, bondad y transparencia. Sin embargo, cuando entra la tentación, la desobediencia, la mentira y el pecado, la inocencia, la bondad y la transparencia tuvieron que cubrirse porque se tornaron pecaminosas. ¿Y qué hicieron Adán y Eva? Se cubrieron; tejieron vestidos de hojas de parra y velaron sus cuerpos al igual que sus personas.

En los tiempos actuales, pareciera que Jesucristo no hubiera venido a devolvernos esas virtudes primeras, pues continuamos tapados, cubiertos, velados y nos vestimos con diversos y muy diferentes materiales, tan extraños unos de otros que nos desconocemos y rechazamos. En lugar de la igualdad, parece que reina la diferencia en pensamientos, sentimientos, acciones, ideas, identidades, ideologías, creencias.

Familia Sopeña

La construcción de guetos pulula y no la hermandad. Las diferencias emergen, en lugar de la igualdad. El rechazo de unos grupos a otros ha producido bullying, acosos, violencias, guerras porque no se peinan igual ni oyen la misma música ni tienen la misma identidad sexual, la misma condición económica, social, el mismo color o sexo, la misma ideología, la misma creencia religiosa o política; o, simplemente, porque unos se creen con más derecho que los otros.

El Papa Bueno, San Juan XXIII, ya nos había alertado sobre una gran necesidad, qué bueno atender a esta verdad: “Es mucho más fuerte lo que nos une que lo que nos separa”.

Hacer de todos una sola familia en Cristo Jesús

Uno de los sueños de la Beata Dolores Sopeña es “hacer de todos una sola familia en Cristo Jesús”.

  • Esta palabra entra en coherencia con la Iglesia Católica Universal, abierta para todos.
  • Una sola familia. No dos ni tres ni cuatro, una sola familia cuya unión se fundamenta en que todos sus miembros son hijos del mismo Padre Celestial.
  • En Cristo Jesús. La familia humana se une en torno a Cristo Jesús, nuestro redentor. Con él, todo tiene un norte. Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

Dolores insiste en que “las personas no se aman porque no se conocen”. En estos tiempos en los que la familia humana está creciendo en miembros nuevos, dejémonos guiar por Dolores y empecemos a conocer a nuestros hermanos para aprender a amarlos. Igualmente, como nos dice la Beata, tengamos en la mira a los más vulnerables, a los hermanos que necesitan más que igualdad porque están enfermos, desempleados, encarcelados, desamparados, solitarios, abandonados, indefensos, en peligro o en riesgo de ser explotados, abusados. Jesús nos necesita para amar y cuidar de todos los miembros de la familia humana.

RENOVAR EL COMPROMISO DE CONSTRUIR EL REINO EN MISIÓN COMPARTIDA

Laicos, laicas y Catequistas Sopeña, la Familia Sopeña, celebró el pasado fin de semana en Barcelona el XXXIII Encuentro Peregrinación, donde renovó su compromiso de construir el Reino de Dios en misión compartida, como ya intuyó Dolores Sopeña hace más de un siglo.

Miryam Ávila, Superiora General del Instituto Catequista Dolores Sopeña, constató en su ponencia que, mientras que algunas personas creen que es tiempo de los laicos, para ella es “el tiempo de todos”, de personas laicas y consagradas, “en tanto que la llamada a construir el Reino de Dios nos atañe a todos”.

Compromiso de familia

La motivación: “Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca” Jn 21, 3.

Y sobre esta idea, que no es novedad para la Familia Sopeña ni para nuestro Carisma, Miryam Ávila insistió en que la Misión en los Espacios de Acción Sopeña (Escuelas, CEPAS y diversas acciones pastorales) tiene sentido “si funcionamos como una verdadera comunidad evangelizadora, es decir, somos seres de comunión, encuentro, manos unidas, proyectos compartidos y caminar de la mano  hacia un mismo fin”.

Este Encuentro de Laicos, laicas y Catequistas Sopeña, con el lema “Una Misión, dos vocaciones”, se diseñó con un sentido de camino, de peregrinación y así se ha celebrado.

Las más de 150 personas asistentes pudimos recalar en Barcelona, donde Dolores Sopeña llegó en 1905, decidida a expandir por allí su Obra, así como en el Monasterio de Santa María de Montserrat, abadía benedictina situada en la montaña de Montserrat, y la Cueva de Manresa, en la ciudad cuna de la orden jesuita, lugares que las circunstancias convirtieron en emblemáticos para ambos Carismas.

Cova compromiso

Se trataba de compartir la alegría del encuentro, la comunión y la oración y andar un camino que ya anduvieron otros muchos miles de personas antes que nosotros y los que vendrán después.

También sirvió este recorrido para beber de sus fuentes de inspiración y conocer un poco más y mejor las motivaciones de Dolores Sopeña y de San Ignacio de Loyola, algunos siglos antes.

El camino nos ha invitado a escuchar lo que a través de sus itinerarios interiores y exteriores Dolores e Ignacio nos han querido comunicar.

Además, el programa incluyó una interesante ponencia a cargo del jesuita Patxi Álvarez de los Mozos, quién nos ofreció sugerencias y propuestas para nuestra misión apostólica en los Centros Socioeducativos Sopeña, poniendo el acento en la construcción de sociedades inclusivas y sostenibles y en la formación de personas conscientes, libres, compasivas y creativas.

Miryam Avila compromiso

EL LIDERAZGO DESDE EL EVANGELIO

Lejos del mundo empresarial y del profesional, Javier Castellanos Reyes, Laico Sopeña en Quito (Ecuador) nos comparte otras formas de liderazgo, más cercanas a ese gran líder que fue Jesús hace más de 2000 años.

Desde su experiencia, plasmada en un artículo para la revista ICONO, él conoció allá por su adolescencia y como miembro de los Jóvenes Sopeña en Ecuador una forma de guiar, de ser líder, muy empática y cercana, que llevada a cabo por las Catequistas Sopeña.

Era y es una forma de acompañar y de mostrarse como líder desde el Evangelio y, desde luego, impregnado del Carisma Sopeña, “potenciando los dones que teníamos cada una de las personas que nos encontrábamos allí y en ese momento”, explica Javier Castellanos.

Puedes leer aquí el artículo:

 

LIDERAZGO EN EL MUNDO ACTUAL

En tu empresa, organización, institución, tú eres ¿jefe o líder?; qué necesita el mundo actual ¿jefes o líderes?; quizá antes no nos cuestionábamos esta disyuntiva, simplemente en las empresas había jefes y empleados. También ha ocurrido que en diferentes épocas han existido notables personajes que han liderado grandes transformaciones en el mundo, pensemos que hace más de 2.000 años existió un ejemplo que guardaba todas las características de un auténtico líder. Su nombre era Jesús.

 ¿Jefe o Líder?   

 Hasta finales del siglo XX las estructuras organizacionales tenían un enfoque vertical de administrar las empresas; es decir, existían mandos jerárquicos, mandos intermedios y manos operativos como por ejemplo una clásica estructura: Director, Gerente, Sub Gerente, Jefe Regional, Jefe de Zona, Jefe de Sucursal, Jefe de Departamento, Operarios; estas estructuras eran poco flexibles a los cambios; y, principalmente, derivaban en procesos altamente burocráticos que cargaban de ineficiencias a las industrias. En este entorno organizacional de enfoque de administración vertical el papel del jefe se enmarcaba en asignar una tarea a un empleado y vigilar que sus órdenes se cumplan estrictamente.

Una consecuencia directa era que el talento humano no era reconocido como la pieza clave de las instituciones; por lo tanto, no se tenía una cultura de promover el desarrollo del colaborador, potenciando sus habilidades y conocimientos, inclusive motivando la parte creativa que aporte a la innovación, lo que en la actualidad es el factor de crecimiento cualitativo en las empresas.

Nuevos estilos de liderazgo

Los nuevos desafíos de innovación tecnológica, de productos, de servicios, entre otros, han derivado en que el clásico rol de “jefe” esté siendo sustituido por el rol de “líder”; el cual ya no basa su potencial únicamente en sus conocimientos, sino que además debe tener inteligencia emocional, creatividad, pensamiento estratégico; y un conocimiento claro de la misión y la visión de la empresa.

Antes se pensaba que los altos directivos debían estar completamente alejados de los pequeños detalles; y que, únicamente debían permanecer inspirados en lo alto de la montaña, planificando la estrategia y recibiendo retroalimentación de la alta gerencia; nada más alejado de la realidad, se ha demostrado que los grandes líderes empresariales son aquellos que conocen y comprenden la integridad del negocio, a su gente y a su entorno. Por lo tanto, se reconoce que juegan un rol importante para que las cosas se ejecuten, se lleguen a realizar.

Adicionalmente, ahora se han acentuado los ambientes colaborativos en el que las estructurales empresariales están cambiando de una relación vertical a una relación más horizontal, los equipos ya no se forman por silos de conocimiento o expertos en algún tema, sino por equipos multidisciplinarios expertos en diferentes áreas del conocimiento; y, además, con un alto potencial para desarrollar sus habilidades blandas de innovación y creatividad.

Sembrando el liderazgo cristiano

 Recuerdo en mi adolescencia cuando estaba en el grupo juvenil y, claro, como en toda organización, nombrábamos a nuestro coordinador, pero además estaban los colaboradores adultos laicos que ayudaban en la formación de los jóvenes adolescentes; y, también recuerdo con mucho cariño que estaba la Catequista Sopeña, quien lideraba las sesiones y actividades en general que hacíamos los grupos juveniles.

Liderazgo de Jesús

Empecé a notar en estos grupos juveniles algunos rasgos que se evidenciaban de manera natural, sin recurrir tanto a la teoría empresarial que, años después, me tocaría aprender. Me permito comentarles alguno de estos rasgos.

A nuestra Catequista Sopeña nunca la observé dando órdenes, por el contrario, nos guiaba para formarnos y conocernos a nosotros mismos, nos cuestionaba si los valores negativos que nos ofrecía la sociedad realmente valían la pena apostar por ellos, creo que con todo esto trataba de mostrarnos las enseñanzas del evangelio.

Sin duda, lo que más nos impactó fue su ejemplo, su testimonio de vida, un fuego que quedó en nuestros corazones, pensábamos que Jesús también debió haber sido una persona de ejemplo, de guiar, de mostrar el camino, de hablar con asertividad sin herir a nadie, potenciando los dones que tenían cada uno de sus discípulos, el tipo de liderazgo que Él les estaba dejando tenían que replicarlo en cada Comunidad a la que fueran por todo el mundo.

También recuerdo con mucha nostalgia nuestros encuentros juveniles, estos espacios fueron una oportunidad de aprender cómo se llevaba la coordinación en otras ciudades, y mi sorpresa fue que era muy similar, es decir, este liderazgo en el fondo estaba acompañado de una Carisma de una forma de vivir en Comunidad, el Carisma de la Comunidad Sopeña.

Liderazgo y cambio

La época actual es de constantes cambios, por aquello de los nuevos estilos de liderazgo empresarial; y, particularmente el liderazgo cristiano debe también ser ágil y adecuarse a estos cambios.

Tenemos que llegar a más jóvenes que, ante la necesidad de alguien que guíe su vida, muchas de las veces caen en manos de las pandillas juveniles donde ciertamente se ejerce un liderazgo negativo lleno de antivalores. También en las empresas los adultos son guiados por falsos líderes, por el camino fácil de la corrupción; nosotros quienes hemos tenido la valiosa oportunidad de recibir la mentoría de grandes líderes cristianos y líderes empresariales tenemos la obligación de ser los embajadores del cambio en el mundo del trabajo, en nuestros barrios, en nuestra Comunidad, buenos líderes cristianos en el mundo actual.

 

ESPÍRITU SIEMPRE VIVO EN VÉLEZ RUBIO

El pasado 10 de enero, como cada año, el pueblo natal de Dolores Sopeña, Vélez-Rubio (Almería) demuestra que el espíritu de Dolores sigue muy vivo también allí.

En el aniversario de su Ida al Cielo, la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación acogió una eucaristía para dar gracias a Dios por su vida y su obra, presente hoy en España y en varios países de América.

El Coro de La Encarnación cantó durante la misa, a la que asistieron un grupo de velezanos, siempre orgullosos, admiradores y devotos de una de sus vecinas más ilustres.

Ofició el párroco Javier Ruíz Pérez, acompañado del sacerdote claretiano Juan Jesús Gea Carrasco.

El acto contó con la presencia además del alcalde de la localidad, Miguel Martínez-Carlón Manchón, y la concejala de Cultura y Turismo.

Días más tarde, el jueves día 12 en la Capilla de la Casa Natal de la Beata Dolores Sopeña se celebró la Hora Santa a la que asistió otro grupo de laicos del municipio, encabezados por la Catequista María Carmen Vázquez, que durante mucho tiempo formó parte de la comunidad de Catequistas Sopeña en Vélez Rubio.

Vélez Rubio 1

Vélez Ribio 2

Vélez Rubio 3

Vélez Rubio 4