“El que reza, nunca está solo”, dice el Papa Francisco, y así es. Incluso en este momento de pandemia y dificultad, compartir momentos de retiro, oración, reflexión y comunión con personas de otros lugares nos hace sentirnos acompañados y marineros en el mismo barco.
Laicos Sopeña, con los que compartimos espiritualidad y misión, y Catequistas han celebrado el pasado fin de semana un retiro espiritual online, la tercera vez que se organiza, así, con esta modalidad.
Los implicados, miembros de la Familia Sopeña de las comunidades y centros de acción de Quito, Riobamba y Guayaquil (Ecuador) y de Bogotá (Colombia) han expresado su agradecimiento a Dios, “por su paso en cada persona que participó en esta experiencia”.
Aunque no se disfrute de la presencia física, este retiro espiritual online es una oportunidad de dedicar tiempo a nosotros mismos, a los demás, nuestros hermanos, y a Dios.
Se trata de regalarnos momentos para profundizar en esas relaciones con oración, reflexión y comunión. La oración es nuestro motor espiritual.
Ahora, todos los habitantes del mundo, católicos o no, estamos inmersos en las mismas dificultades, afrontando un momento excepcional, de dificultades añadidas a las propias de la cotidianeidad.
Es más necesario que nunca rezar y acercarse a Dios, lo que nos acercará ineludiblemente a nuestros hermanos. Solo con empatía y comunión se puede salir fortalecido de una situación como esta.
Es una forma, además, de renovar nuestro compromiso con los más desfavorecidos, con los más alejados y que, con seguridad, más necesitan de nuestro brazo extendido.