Dolores Sopeña se ha revelado, con gran satisfacción para las Catequistas Sopeña, como un valor importante para los católicos cubanos.
Su paso por la isla, entre 1873 y 1876, y la misión desarrollada allí por ella misma y por el Instituto han dejado la huella que pretendían y van haciendo su camino.
Las Comisiones Diocesanas de Pastoral Juvenil han nombrado a la beata Dolores Sopeña patrona de la II edición de la Jornada Nacional de la Juventud de Cuba 2019, réplica de la JMJ, que se ha celebrado estos primeros días de agosto en Santiago de Cuba.
También será patrona, durante el próximo año 2020, de las Misiones en Cuba, dentro del Año Internacional de las Misiones.
En las periferias de la ciudad de Santiago de Cuba es donde comienza a perfilarse la metodología de trabajo de Dolores Sopeña, basada en salir al encuentro, acoger e invitar a todos a participar en actividades de formación humana y cristiana, al tiempo que se cubrían sus necesidades básicas.
En la isla caribeña, fundó tres centros de instrucción, para impartir clases de catecismo y a la vez lectura, escritura y aritmética, en su idea de que “la formación material y espiritual siempre han de ir parejas”.
Después de un periodo en el que las Catequistas Sopeña tuvieron que abandonar Cuba, esa misma labor del Instituto Catequista Dolores Sopeña continuó adelante con la comunidad de Catequistas, que aún hoy mantienen su misión en la isla.
La congregación ha dado allí lo mejor de amor, servicio y alegría, a pesar de las dificultades.
La JNJ dio inicio el pasado 1 de agosto en la Catedral Primada de Cuba, en la ciudad oriental de Santiago de Cuba. Más de 1000 jóvenes de las diócesis de Bayamo-Manzanillo, Guantánamo-Baracoa y la propia de Santiago derrocharon devoción, entusiasmo y vitalidad en la inauguración.
Durante el acto se leyeron pequeñas semblanzas de la vida de los santos patronos que fueron, junto a Dolores Sopeña, el papa San Juan Pablo II, san Antonio María Claret y los beatos cubanos, padre Félix Varela y hermano José Piteira.
Los asistentes a esta enérgica explosión de fe participaron en una eucaristía y fueron enviados a misión por la parroquia anfitriona.
Los actos contemplaron además el rosario en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, donde cada misterio estuvo identificado por el estandarte de los patronos.