ECONOMÍA CON ROSTRO HUMANO

El Papa Francisco que ha cuestionado de forma reiterada “un modelo de vida económica y social caracterizado por tantas desigualdades y egoísmos” y que “a menudo no duda en explotar a las personas y a los recursos”, nos propone avanzar “hacia una economía sostenible, una economía con rostro humano”.

El Periódico Encuentro de Santiago de Chile, ciudad en la que las Catequistas Sopeña contamos con dos comunidades, convocó un encuentro con cuatro profesionales para reflexionar sobre estas palabras.

El Santo Padre ha invitado a jóvenes economistas y empresarios a sumergirse en la experiencia de San Francisco de Asís, para vivir un proceso de transformación global, que permita cambiar la economía actual y aportar alma a la economía futura.

Entre los convocados por el periódico Encuentro, estaba Gabriela Herrera, Catequista Sopeña en una de las comunidades de la capital chilena.

Gabriela, directora también del Centro Sopeña Santiago de la Corporación Dolores Sopeña, principal obra apostólica del Instituto Catequista Dolores Sopeña en Chile, que tiene como misión la promoción de personas y familias trabajadoras a través de la formación integral, habló precisamente de esta labor.

Según Gabriela Herrera, la promoción integral de la persona, es una “herramienta fundamental en el trabajo que desarrollamos para enfrentar la crisis de precariedad. Sobre todo, en personas que no tienen trabajo y que apuestan por algo para surgir”.

La Corporación Dolores Sopeña –nombre de la Fundación Dolores Sopeña en el país sudamericano- capacita y forma en habilidades y emprendimientos a pobladoras y pobladores de Puente Alto.

Desde esa experiencia, subraya que se tiene que pensar en una economía con “rostro humano y que vaya en favor de la dignidad de la persona”.

Asimismo, se debe “fortalecer el cuidado de la casa común, respetar sus creencias religiosas y que fortalezca esas creencias religiosas a un sentido espiritual trascendental”.

En este concepto, Gabriela Herrera añade, “cabe destacar que no pensamos por ellos, sino que pensamos con ellos y desde ellos y ellas hemos aprendido mucho a dar pasos, a caminar juntos. Por eso estamos convencidos de que es posible una visión hacia una economía solidaria, integral, de bien común, de servicio. Es decir: integral e integrante, afianzando la Doctrina Social de la Iglesia”.