HACER DE TODOS UNA SOLA FAMILIA

La celebración esta semana en la Iglesia Católica de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado nos hace reflexionar a las Catequistas Sopeña sobre aquel sueño que a finales del siglo XIX Dolores Sopeña persiguió: “Hacer de todos, una sola familia en Cristo Jesús”.

Repasando el mensaje de los Obispos españoles y bajo el lema de este 2021 “Hace un ‘nosotros’ cada vez más grande”, reconocemos nuestro Carisma en ir más allá de lo conocido y de los conocidos, en salir al encuentro de los alejados, en visitar las fronteras físicas y espirituales.

Creemos firmemente en la dignidad y el valor de las personas migrantes que hacen más ricas y más fraternas, más cristianas y más próximas a Dios, nuestras sociedades, que muchas veces están estancadas en el individualismo y en la ceguera.

Cada uno de nosotros se ha sentido forastero o migrante en algún momento de su vida y, sin embargo, no por eso ha perdido el amor de Dios.

Esta conmemoración el próximo domingo día 26 de septiembre es, según han manifestado los Obispos españoles en su comunicado, “una ocasión para tomar conciencia de la situación del mundo en el que vivimos ante el desafío de las migraciones y las oportunidades que nos ofrecen de cara al futuro”.

La más importante, desde nuestro Carisma, entender que todos estamos interconectados y compartimos viaje y equipaje, aunque son ahora las personas vulnerables, que abandonan trágicamente por diferentes causas sus hogares y países, las que siguen llamando a nuestras puertas.

Igual que a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, Dolores Sopeña tuvo que enfrentar tres grandes retos: la revolución industrial, el anticlericalismo y el distanciamiento cada vez más grande entre clases sociales; ahora, uno de los retos de nuestro tiempo es precisamente, cómo mirar al migrante, al refugiado que llega a nuestro país, a nuestro pueblo y a nuestras fronteras.

Migrantes

Ahora nos toca, haciendo también nuestro el sueño de Dolores Sopeña, “hacer de todos, una sola familia”, acogiendo, protegiendo, promoviendo e integrando.

Como ella, la Familia Sopeña cree firmemente que el contacto y el conocimiento sincero entre las personas elimina prejuicios y estimula el amor fraterno.

Como dijo el Papa Francisco en la misma Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado en 2013: “Todos somos responsables de la vida de quienes nos rodean” y “Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero”.

RED CLAMOR: LA IGLESIA POR LOS MIGRANTES

La Corporación Dolores Sopeña, que es la entidad de la Fundación Dolores Sopeña en Chile, conformó el pasado Día Internacional del Migrante la Red CLAMOR (Red Latinoamericana y Caribeña de Migración, Refugio y Trata de Personas), una respuesta de voz única de la Iglesia en Latinoamérica en favor de las personas migrantes, refugiadas y víctimas de trata.

Nuestros compañeros de la Corporación Dolores Sopeña han manifestado su compromiso de fortalecer el trabajo y las redes de apoyo para la integración de las personas que llegan al país en situaciones de vulnerabilidad o que ven amenazados sus derechos fundamentales.

En consonancia con el principal valor que nos sustenta al conjunto de la Familia Sopeña, legado por nuestra madre fundadora, la Beata Dolores Sopeña, el compromiso es con la acogida de estas personas, niños, jóvenes y adultos, para construir así una sociedad más justa y equitativa para todos los habitantes de Chile.

Desde hace un tiempo, algunas instituciones y parroquias se venían reuniendo para ofrecer soluciones a migrantes en forma de casas de acogida, cursos, comedores, roperos y bolsas de trabajo, entre otras iniciativas.

La Red CLAMOR, por tanto, está constituida por diversas instituciones vinculadas a la Iglesia Católica con la intención de articular y fortalecer estrategias, no solo de acogida, sino también, de protección, promoción e integración de los migrantes, los cuatro verbos rectores a los que nos ha invitado el Papa Francisco.

Además de la Corporación Dolores Sopeña, los organismos firmantes del capítulo chileno son: el Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI), el Departamento de Movilidad Humana del Arzobispado de Santiago, la Vicaría de la Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago, la Dirección Nacional de Incidencia y Estudios del Servicio Jesuita a Migrantes, la Fundación Bienvenido Hermano, la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile CONFERRE, la Fundación Scalabrini y Caritas Chile.

La red, no obstante, queda abierta para que se vayan adhiriendo todas las entidades que trabajan por y para las personas migrantes a lo largo del país.

En representación de las organizaciones del sistema de Naciones Unidas que tienen el mandato de proteger a los migrantes y refugiados, Delfina Lawson, del ACNUR señaló: “Se están cerrando las fronteras en todos los países y esto causa la separación de las familias”.

“Hoy más que siempre –añadió- hacemos el llamado para encontrar formas de colaborar con los Estados, para realmente poner en práctica los 4 verbos propuestos por el Papa para que hacerlos carne en nuestro trabajo”.

Tal y como han expresado los firmantes, en la Iglesia “nadie es extranjero y la Iglesia no es extranjera para ningún hombre ni parara ninguna mujer y en ningún lugar”.