VOTOS PERPETUOS DE LOLA

El pasado 25 de junio, Dolores Yamile Quesada Fonseca, a quien toda la Familia Sopeña conoce como Lola, profesó sus votos perpetuos en la Capilla de La Anunciación en la Parroquia Cristo Rey, arropada por familiares, amigos y Catequistas Sopeña, en una ceremonia presidida por el arzobispo de Santiago de Cuba, Monseñor Dionisio García Ibáñez.

“Tú mi fuente”, fueron las palabras representadas en la decoración del templo, como la inspiración de su vocación y experiencia de entrega al Señor, y el fortalecimiento del Instituto Catequista Dolores Sopeña y su Carisma.

Este paso es el punto de llegada de un prolongado camino de formación de diez años, durante el cual la Catequista Sopeña conoce la congregación e interioriza su espiritualidad y misión.

La ceremonia celebra su incorporación definitiva a la Institución y al amor y fidelidad a Dios y el servicio a su Iglesia.

Su servicio, el de las Catequistas Sopeña, misioneras en medio del mundo, será hacía los más desfavorecidos, ayudándoles a vivir con la dignidad que les corresponde y dándoles a conocer a Dios, con el fin último y deseo de la fundadora Dolores Sopeña, la fraternidad entre todas las personas: “Hacer de todos los hombres una sola familia en Cristo Jesús”.

En el tiempo anterior a su consagración definitiva, las Catequistas Sopeña ya han tenido una esmerada preparación religiosa y civil, que responde al desafío que supone hoy servir a la fe y a la Iglesia, y una intensa experiencia apostólica enfocada en la promoción y evangelización de familias trabajadoras en los países del mundo, donde el Instituto Catequista tiene presencia activa.

Durante la homilía, Monseñor Dionisio habló de la esperanza que un momento así deja en nuestra Iglesia y reflexionó acerca de que, a pesar de las dificultades, “con el tiempo hemos llegado hasta aquí cuando una hija de este barrio, esta noche, proclama sus votos perpetuos ante todos nosotros.  Es la acción de la Gracia de Dios actuando en su pueblo».

Votos Perpetuos en Cuba

El sacerdote polaco Darío Pawłoski, que atiende esta Comunidad de La Anunciación y que ofició también junto al arzobispo de Santiago de Cuba, le deseó “mucha fuerza en su nuevo viaje de vida y que Dios y la Virgen de la Caridad del Cobre –patrona de Cuba- la protejan siempre”.

El Padre Darío señaló satisfecho que “la capilla nunca estuvo tan copada de hermanos. Seguramente porque quisieron acompañar a su vecina, amiga y hermana de misión de Guamá”.

Al día siguiente de la ceremonia, en varios camiones, algunos transformados en buses, buena parte de las personas que participaron en ella viajaron hasta la Casa Misión de Uvero para celebrar la fiesta patronal del Sagrado Corazón de Jesús.

Allá se concentraron hermanos de más de 30 poblados dónde la Iglesia católica presta servicio a través de los hermanos de La Salle y las Catequesis Sopeña, ambas congregaciones con grupos de laicos misioneros.

Gran fiesta de fe y de compromiso, la del Sí definitivo de Lola, en estos parajes dónde Dios le fue conquistando el corazón y estás personas sencillas también fueron recibiendo el amor y el servicio de Lola.

Guamá para Lola es también una fuente que la llena de alegría.

Votos Perpetuos anillo

HACER DE TODOS UNA SOLA FAMILIA

La celebración esta semana en la Iglesia Católica de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado nos hace reflexionar a las Catequistas Sopeña sobre aquel sueño que a finales del siglo XIX Dolores Sopeña persiguió: “Hacer de todos, una sola familia en Cristo Jesús”.

Repasando el mensaje de los Obispos españoles y bajo el lema de este 2021 “Hace un ‘nosotros’ cada vez más grande”, reconocemos nuestro Carisma en ir más allá de lo conocido y de los conocidos, en salir al encuentro de los alejados, en visitar las fronteras físicas y espirituales.

Creemos firmemente en la dignidad y el valor de las personas migrantes que hacen más ricas y más fraternas, más cristianas y más próximas a Dios, nuestras sociedades, que muchas veces están estancadas en el individualismo y en la ceguera.

Cada uno de nosotros se ha sentido forastero o migrante en algún momento de su vida y, sin embargo, no por eso ha perdido el amor de Dios.

Esta conmemoración el próximo domingo día 26 de septiembre es, según han manifestado los Obispos españoles en su comunicado, “una ocasión para tomar conciencia de la situación del mundo en el que vivimos ante el desafío de las migraciones y las oportunidades que nos ofrecen de cara al futuro”.

La más importante, desde nuestro Carisma, entender que todos estamos interconectados y compartimos viaje y equipaje, aunque son ahora las personas vulnerables, que abandonan trágicamente por diferentes causas sus hogares y países, las que siguen llamando a nuestras puertas.

Igual que a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, Dolores Sopeña tuvo que enfrentar tres grandes retos: la revolución industrial, el anticlericalismo y el distanciamiento cada vez más grande entre clases sociales; ahora, uno de los retos de nuestro tiempo es precisamente, cómo mirar al migrante, al refugiado que llega a nuestro país, a nuestro pueblo y a nuestras fronteras.

Migrantes

Ahora nos toca, haciendo también nuestro el sueño de Dolores Sopeña, “hacer de todos, una sola familia”, acogiendo, protegiendo, promoviendo e integrando.

Como ella, la Familia Sopeña cree firmemente que el contacto y el conocimiento sincero entre las personas elimina prejuicios y estimula el amor fraterno.

Como dijo el Papa Francisco en la misma Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado en 2013: “Todos somos responsables de la vida de quienes nos rodean” y “Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero”.

UNA COMUNIDAD DE PIEDRAS VIVAS EN CUBA

Relato aparecido en la publicación «Iglesia en Marcha» de Santiago de Cuba, en la que su autora, Rosario de la Caridad Vázquez Fernández, cuenta cómo se creó y se ha desarrollado por parte de Catequistas Sopeña una comunidad de piedras vivas, que dan a conocer a Jesús con sus testimonios vitales.

La Historia de una Comunidad de piedras vivas

La comunidad de la Anunciación de María fue fundada en el año 2012 y, aunque aún no cuenta con un templo propio, acumula una historia de casi 25 años en compañía de Dios.

“En el año 1995, era catequista en la comunidad San Pedro Apóstol y ante la pérdida de mi madre, una de las religiosas que nos acompañaban me propuso crear una comunidad en esta zona del distrito José Martí, en Micro 9, pues no había ninguna presencia de la Iglesia Católica”, comenta Olivia Cobo Díaz.

Ante esta propuesta, las hermanas Catequistas Sopeña visitaron la casa de Olivia y el 25 de diciembre de 1995 celebraron la primera misa en compañía de las pocas personas que conocieron la Buena Nueva. Nacía así la comunidad Nuestra Señora de Belén.

A medida que pasaban los meses iba consolidándose y creciendo, al punto que unos pocos años después, se hizo necesario crear otra Casa-Misión llamada San Francisco Javier, en la casa de la familia de Reynaldo Sang, Martha y Marthica, formada por sesenta adolescentes, juveniles y jóvenes.

Eran entonces, dos apartamentos donde se reunían cada vez más personas a compartir la fe. Los recuerdos que guardan con celo quienes vivieron aquella etapa son muchos pues fueron acompañados por muchísimos sacerdotes, obispos y religiosas. En la primera vez que se hablaba de Dios en esa zona tan habitada y en la que abundaba la religiosidad popular.

Desde sus inicios fue una comunidad misionera, no solo en el área donde estaban ubicados los apartamentos, sino que, en compañía de las Catequistas Sopeña armaban el camión misionero  y cada semana los más jóvenes y algunos mayores, iban a las comunidades del municipio Guamá, ubicado al oeste de la provincia: allí también fundaron comunidades, iniciaron sacramentalmente a muchas personas y hasta el día de hoy regresan a compartir la Palabra de Dios, no las mismas personas, pero si con la misma intención.

Misión Cubanos

“Todo está en el corazón, pero no está escrito con palabras sino con sentimientos”, así recuerda la hermana Eloísa Barcia, Catequista Sopeña y fundadora de Nuestra Señora de Belén. También cuenta: “lo primero que hicimos fue ir a ver a la Madre al Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre y, a los pies de la Virgen, iniciamos todo”.

En el año 2012, luego de la visita pastoral de Benedicto XVI a Cuba, se materializó la unificación de las dos comunidades existentes y de la fusión de Nuestra Señora de Belén y San Francisco Javier nació La Anunciación de María como comunidad perteneciente a la Parroquia Cristo Rey del Universo.

Sin embargo, la lejanía del nuevo apartamento imposibilitaba la participación de muchas personas hasta que, en 2017, se aprobara la construcción del templo en un lugar donde confluyen Micro 9 y Micro 10, la Risueña, la Risueñita y otros barrios colindantes.

El 23 de marzo de 2019 se celebró la primera eucaristía en el terreno y los participantes colocaron la primera piedra como ofrecimiento de piedras vivas que quieren construir y compartir el Reino de Dios con quienes no lo conocen.

“Desde entonces, la comunidad ha crecido considerablemente, casi a diario vienen personas para que sus hijos asistan a la catequesis cada sábado, se inició un grupo de catecumenado y la formación para los miembros de la comunidad también ha sido mayor”, explica la hermana Verónica Améstica Canales, Catequista Sopeña, quien acompaña esta comunidad hace varios años.

La nueva ubicación del templo en construcción permite mayor vida comunitaria: cada sábado reciben niños en la catequesis, celebran la Eucaristía dos veces por semana, adoran a Jesús Sacramentado cada jueves, los jóvenes se reúnen cada viernes, en los tiempos litúrgicos de Adviento y Cuaresma realizan retiros comunitarios y no pierden el estilo misionero que les caracteriza.

Comunidad de piedras vivas

En la antigua comunidad Nuestra Señora de Belén nació la vocación de la hermana Dolores Quesada, quien pudo renovar sus votos recientemente, acompañada de quienes la vieron crecer y rezaron por ella.

Rezamos por los miembros de la Anunciación de María, piedras vivas que comunican a Jesús con sus vidas, allí donde Él ha querido habitar por tantos años, recordándonos cómo vino a salvarnos, en lo pequeño y desde lo pequeño.

Aquí puedes ver la publicación completa

Revista Iglesia en Marcha Santiago de Cuba

RED CLAMOR: LA IGLESIA POR LOS MIGRANTES

La Corporación Dolores Sopeña, que es la entidad de la Fundación Dolores Sopeña en Chile, conformó el pasado Día Internacional del Migrante la Red CLAMOR (Red Latinoamericana y Caribeña de Migración, Refugio y Trata de Personas), una respuesta de voz única de la Iglesia en Latinoamérica en favor de las personas migrantes, refugiadas y víctimas de trata.

Nuestros compañeros de la Corporación Dolores Sopeña han manifestado su compromiso de fortalecer el trabajo y las redes de apoyo para la integración de las personas que llegan al país en situaciones de vulnerabilidad o que ven amenazados sus derechos fundamentales.

En consonancia con el principal valor que nos sustenta al conjunto de la Familia Sopeña, legado por nuestra madre fundadora, la Beata Dolores Sopeña, el compromiso es con la acogida de estas personas, niños, jóvenes y adultos, para construir así una sociedad más justa y equitativa para todos los habitantes de Chile.

Desde hace un tiempo, algunas instituciones y parroquias se venían reuniendo para ofrecer soluciones a migrantes en forma de casas de acogida, cursos, comedores, roperos y bolsas de trabajo, entre otras iniciativas.

La Red CLAMOR, por tanto, está constituida por diversas instituciones vinculadas a la Iglesia Católica con la intención de articular y fortalecer estrategias, no solo de acogida, sino también, de protección, promoción e integración de los migrantes, los cuatro verbos rectores a los que nos ha invitado el Papa Francisco.

Además de la Corporación Dolores Sopeña, los organismos firmantes del capítulo chileno son: el Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI), el Departamento de Movilidad Humana del Arzobispado de Santiago, la Vicaría de la Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago, la Dirección Nacional de Incidencia y Estudios del Servicio Jesuita a Migrantes, la Fundación Bienvenido Hermano, la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile CONFERRE, la Fundación Scalabrini y Caritas Chile.

La red, no obstante, queda abierta para que se vayan adhiriendo todas las entidades que trabajan por y para las personas migrantes a lo largo del país.

En representación de las organizaciones del sistema de Naciones Unidas que tienen el mandato de proteger a los migrantes y refugiados, Delfina Lawson, del ACNUR señaló: “Se están cerrando las fronteras en todos los países y esto causa la separación de las familias”.

“Hoy más que siempre –añadió- hacemos el llamado para encontrar formas de colaborar con los Estados, para realmente poner en práctica los 4 verbos propuestos por el Papa para que hacerlos carne en nuestro trabajo”.

Tal y como han expresado los firmantes, en la Iglesia “nadie es extranjero y la Iglesia no es extranjera para ningún hombre ni parara ninguna mujer y en ningún lugar”.

 

JÓVENES SOPEÑA SE FORTALECE

Los Jóvenes Sopeña, uno de los brazos más enérgicos de la Familia Sopeña, se fortalece con nuevos ingresos y con la renovación de varios de sus miembros.

El Movimiento Sopeña Juvenil de Ecuador vivió estos días una ceremonia de ingreso con la incorporación de un grupo, recién concluido su tiempo de preparación para este crucial momento.

Durante la misma celebración, dos nutridos grupos celebraron asimismo la primera y la segunda renovación de sus compromisos, respectivamente.

De la misma manera que para la primera incorporación a Jóvenes Sopeña, la renovación de los compromisos requiere de la preparación y superación de sesiones de formación y de madurez espiritual.

Bajo la atenta mirada de la madre fundadora del Instituto Catequista, la beata Dolores Sopeña, y la frase: “Aquí me tienes dispuesta a todo por tu amor. Permíteme, correr por las calles y barrancos para enseñarles a todos a conocerte y a amarte”, los jóvenes dieron el paso de abrazar un Carisma basado en el servicio humanitario a las clases más desfavorecidas y en la evangelización de la familia trabajadora.

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El carisma Sopeña está arraigado en la sociedad civil también a través de los numerosos seguidores laicos que pertenecen al Movimiento de Laicos Sopeña y Sopeña Juvenil en el mundo. Dos Movimientos abiertos a todos aquellos que quieran dedicar algo de su tiempo a que el mundo sea un poco mejor viviendo su cristianismo de forma más activa y solidaria.

Jóvenes Sopeña representa la versión juvenil del Movimiento de Laicos y es un espacio de formación cristiana y voluntariado, para jóvenes que quieren crecer en su vocación cristiana y su compromiso social.

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LIDERAZGO DE LA MUJER EN LA IGLESIA

La revista Vida Nueva abordaba recientemente en sus páginas el asunto de la presencia, posición y responsabilidad de las mujeres en la Iglesia.

A través de una entrevista a la recién nombrada presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), Jolanta Kafka, se reflexiona sobre un tema complejo sobre el que existen muchísimas diferencias de enfoque.

Con sus respuestas, Jolanta Kafka, representante de una entidad que acoge a más de 450.000 religiosas de todo el mundo, viene a decir que en el camino de lograr una mayor inclusión de la mujer en los puestos de decisión “se está yendo lento, pero se está caminando. Hay un camino. Seríamos injustas diciendo que no se ve ningún signo. Sí, se ven signos de un camino. Hay que ser conscientes de que los procesos no dependen solo de Roma, sino del mundo entero. Los ritmos en la Iglesia y en la vida religiosa son diferentes en los diversos lugares. El modo de incluir a todos es respetar”.

En su editorial, algo más osado, Vida Nueva expone ideas como que “la Iglesia y la sociedad necesitan hoy más que nunca a estas mujeres proféticas empoderadas, contemplativas en la acción, que desde la fidelidad creativa caminen junto y detrás de los últimos, pero también delante”.

La revista, asimismo, ha querido contar con la aportación de las Catequistas Sopeña.

Miryam Ávila, superiora general de nuestro Instituto Catequista Dolores Sopeña, y Dolores –Lola- Quesada, juniora y recién titulada en Teología por la Universidad de Comillas, coinciden en que, sin cargos, las mujeres, las religiosas, han tenido que asumir desde siempre un papel de liderazgo al frente de escuelas, hospitales, cooperativas… en todo el mundo.

También sintonizan en subrayar que liderazgo siempre entendido como servicio.

Bien es verdad que el papel de la mujer hoy en la Vida Consagrada es objeto de impulso desde los medios de comunicación, pero las religiosas casi siempre “hemos tenido que llevar la delantera, arriesgando”. “Que hoy se nos visibilice, ayuda”, precisa Lola Quesada.

El tan manido empoderamiento femenino lo heredaron las Catequistas Sopeña directamente de su fundadora, de su inspiración, puesto que siempre apostó por la formación de las mujeres como forma de tomar las riendas de sus vidas y de las de sus familias.

Esa mirada profética de Dolores Sopeña se traduce actualmente en la importancia que hoy en día le damos en el Instituto Catequista a la formación de las junioras.

Según explica Miryam Ávila, “en la Congregación buscamos que la joven se prepare teológicamente y se especialice en una carrera civil”. A quienes llegan al Instituto sin estudios universitarios se les aconseja prepararse en áreas como administración de empresas o recursos humanos, que nos serán tremendamente útiles en el ámbito de nuestra principal obra apostólica, que es la Fundación Dolores Sopeña.

En su caso es ingeniera industrial, mientras que Lola Quesada es pedagoga.

Puedes ver el contenido completo de la revista aquí.

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