TODO LO HUMANO ATAÑE A LA IGLESIA

El Papa Francisco en su tercera encíclica: Fratelli Tutti confirma que el hacer de la Iglesia, y de todos los que formamos parte de ella, no ha de limitar su acción a lo privado ni mantenerse fuera de la sociedad.

Más bien al contrario, Francisco nos revela en esta carta sobre la fraternidad y la amistad social su preocupación y la de todo cristiano por el desarrollo humano integral y, eso, toca a toda la Humanidad y, por tanto, todo lo que es humano, incumbe a la Iglesia.

Según nos recuerda Gabriela Herrera Reyes, Catequistas Sopeña en Santiago de Chile (Chile), en un artículo para la revista ICONO, la encíclica recoge el estilo del Buen Samaritano que ama al prójimo con todas sus consecuencias, al humilde, al débil, al que está herido en el camino, en las periferias de nuestra sociedad.

“Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos” (Fratelli Tutti).

Puedes leer el artículo completo a continuación:

 

FRATELLI TUTTI, DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

 

La Encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco, forma parte del Magisterio de la Doctrina Social de la Iglesia, en ella se recogen temáticas de sus antecesores, como la solidaridad, subsidiaridad, bien común, la hipoteca social de los bienes, de la vida integral, de la justicia, de la paz y muchos más.

Es la tercera encíclica de Francisco, en la que aborda dos temas que ha mencionado en otros escritos, pero destaca de forma específica: la fraternidad y la amistad social.

En Fratelli Tutti se confirma el hacer de la Iglesia, que no reduce su misión a lo privado, no está al margen de la sociedad y, aunque no hace política, conoce su dimensión y su importancia. Expresa la preocupación por el desarrollo humano integral, de hecho, esto concierne a la Humanidad y todo lo que es humano atañe a la Iglesia, según los principios del Evangelio.

El centro de la vida social, el amor

 El Papa, a través de Fratelli Tutti, nos desafía a leer la historia y la propia vida desde los marginados, los pequeños, los pobres, los “descartados” porque ahí, en ellos, está presente el centro de la vida cristiana: Jesucristo. Que se manifiesta en ellos: “En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí.”

Nos dice que, “en virtud de la alegría que trae el Evangelio”, hemos de entrar de lleno en la vida de las personas, la sociedad y la cultura para construir diálogo, amistad social y, en definitiva, más fraternidad. La encíclica la escribe en plena pandemia. En este contexto, nos dijo que estamos todos en la misma barca, que nadie se salva solo y que es el momento de la unidad, de la solidaridad y de una especial preocupación por los más pobres. Ellos son los que más sufren el embate de la falta de empleo, de acceso a las prestaciones de salud.

En Fratelli Tutti, de una u otra manera, decanta (de forma sencilla) la Doctrina Social de la Iglesia a la luz del Evangelio. Y de entre los textos del Evangelio se detiene en la parábola del Buen Samaritano.

El amor a Dios se demuestra en el amor al prójimo concreto y real, al que está herido en el camino, al estilo del buen samaritano, “hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos”.

Cultura del diálogo y el encuentro

El Papa Francisco se deja interpelar por esta historia de compasión, amor y ternura, y pide que nos dejemos conmover. Hemos de pasar de la cultura de los muros a la cultura del diálogo y el encuentro, y este ideal queda graficado con arte en el relato bíblico.

Fratelli Tutti, propone un nuevo trato de los seres humanos entre sí, un nuevo trato hacia la mujer, los migrantes, los pueblos originarios y, por supuesto, el medio ambiente. La Encíclica refleja que el corazón del Papa está con los pobres, los que no tienen voz, los que no participan de las decisiones. La dignidad de la persona puesta al centro.

Se promueve el desarrollo humano integral. La base de esta mirada integral del hombre es su dignidad, que implica promover el amor universal, la amabilidad y la bondad en todas sus formas, la promoción de una vida más digna y de más calidad humana. La promoción humana ha de ser consecuencia lógica de la evangelización.

humano Dios

Es necesario pensar y gestar un mundo abierto, ampliar la mirada, salir de uno mismo, abrirse a los demás con el máximo cuidado y solicitud, y reconocer que la “altura espiritual de una vida humana está marcada por el amor”. Esto implica una apertura hacia la comunión universal que solo se logra con el amor.

Trabajo para la dignificación de la vida

Fratelli tutti nos recuerda los principios rectores de la Doctrina Social de la Iglesia, tales como el destino universal de los bienes, la propiedad privada como un derecho. Reconocer el trabajo como un lugar privilegiado, para así lograr una vida digna y la forma segura de garantizar que cada ser humano entregue al servicio de los demás “sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas”. Para el Papa, “esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna”.

Fratelli tutti nos ayuda a comprender con mayor profundidad el escenario que enfrentamos actualmente en términos sociales, sanitarios y políticos. De la misma forma, nos ayuda a reconocer que valores como la verdad y la justicia son indispensables si queremos amor y fraternidad. El Papa posiciona al amor como guía para todos en la vida personal, política y social, y lo hace porque comprende que, si queremos poner al ser humano y su dignidad en el centro de la sociedad, no podemos dejar de lado su vocación fundamental y su más profundo anhelo: amar y ser amado.

Para finalizar este breve recorrido de Fratelli Tutti quiero traer a la memoria a una gran mujer, la beata Dolores Sopeña, que supo leer en su época “los signos de los tiempos”, ella al igual que el Papa Francisco trabajó por conseguir mejorar la vida de tantas personas. “Su compromiso por la dignidad de la persona brota de su experiencia de un Dios Padre de todos, que nos ama con una ternura infinita y desea que vivamos como hijos y hermanos. De allí su gran deseo de «Hacer de todos una sola familia en Cristo Jesús». Su gran unión con Dios le permite descubrirlo presente en todo y en todos, especialmente en los más necesitados de dignidad y afecto.

Salir al encuentro de cada persona en su situación, introducirse en los barrios marginales de la época, era inconcebible para una mujer a finales del siglo XIX. El secreto de su audacia es su fe, esa confianza sin límites, que ella reconoce como su mayor tesoro y que la hace sentirse instrumento en manos de Dios, instrumento al servicio de la fraternidad, del amor, de la misericordia, de la igualdad, de la dignidad, de la justicia, de la paz…”

JÓVENES, ESPERANZA DE UNA IGLESIA VIVA

El Papa Francisco, en un viaje a Bahréin en noviembre del año pasado, nos recordó que necesitamos a los jóvenes. La sociedad necesita de su alegría y su pizca de locura, de su creatividad, su valentía y sus sueños.

Coincide en esto Alfonso Muruve, sacerdote en los Centros Sopeña Sevilla, tal y como nos cuenta en el artículo para la revista ICONO y que reproducimos a continuación.

Acostumbrado desde hace veintiséis años a trabajar, junto a las Catequistas Sopeña, con jóvenes que reciben formación integral en los dos Centros Sopeña de Sevilla, considera que acompañar a la juventud no es solo necesario, sino que es mucho más. Es oportunidad y reto.

“Tenemos que hacer que alumnas y alumnos sientan que son la esperanza de un mundo mejor y de una Iglesia viva”, apunta Alfonso Muruve en su texto.

ACOMPAÑAR A JÓVENES: OPORTUNIDAD Y RETO

Son veintiséis los años que llevo en la docencia en el centro de formación de la Fundación Dolores Sopeña en Sevilla (cosa que agradezco enormemente) y creo que acompañar a los jóvenes, no solo es necesario, sino una oportunidad y un reto.

Empiezo por lo positivo que se descubre en la juventud, que a diferencia de otras épocas no siempre se resalta, ya que en muchas ocasiones nos quedamos con los comentarios y noticias que afean a la juventud actual.

alfonso con  jóvenes

Los jóvenes con los que me encuentro en el aula son creativos, sinceros y abiertos a una palabra y a reflexiones de las que están ausentes. Los alumnos que llegan a nuestro Centro Sopeña para formarse profesionalmente, en su mayoría, han decidido estudiar el ciclo en el que están, lo que muestra un interés por lo que estudian y un cambio en sus vidas, que les favorece crecer no sólo académicamente, sino también madurar.

Destaco con palabras del Papa Francisco que a “los jóvenes, los necesitamos, necesitamos su creatividad, sus sueños y su valentía, su simpatía y sus sonrisas, su alegría contagiosa y también esa pizca de locura que saben llevar a cada situación, y que ayuda a salir del sopor de la rutina y de los esquemas repetitivos en los que a veces encasillamos la vida”. (Viaje apostólico a Bahréin, 5 /11/2022)

Acompañar como oportunidad.

Así entiendo el acompañar a nuestros jóvenes hoy. Una oportunidad. Nuestro Centro Sopeña, quiere y trabaja por carisma e ideario, no sólo formar académicamente, profesionalmente, sino humanamente a nuestro alumnado. Una formación humana que haga que nuestros alumnos y alumnas sientan que “son la esperanza de una sociedad mejor, de una Iglesia más viva”, que “son el presente y el futuro”. Que “no tengan miedo de su juventud, que no dejen que sus fragilidades los paralicen, que no se resignen a la idea de ‘que de todas formas no podemos hacer nada’. Todo el mundo puede y debe hacer su parte.” (Papa Francisco a los jóvenes italianos, 18 de abril de 2022).

Acompañar desde el carisma Sopeña es ayudar y colaborar a que los jóvenes sepan despertar lo bueno que tienen, sus dones y cualidades. Que descubran su vocación y den consistencia a sus vidas. Acompañar es ofrecerles un hombro en el que apoyarse en sus situaciones difíciles y una mano amiga para subrayar lo bueno. Significa salir al encuentro de sus personas y situaciones, para que sientan cercana nuestra presencia.

Alfonso aula jóvenes

Acompañar es la oportunidad de enriquecerse con la creatividad y alegría, que los jóvenes expresan.

En el día a día de mi presencia en el aula, se descubren situaciones muy difíciles que están viviendo los jóvenes, situaciones familiares que les desbordan. Críticas sociales que les van minando su esperanza. La situación laboral que esperan no es muy favorable y todo esto hace que haya decepciones y frustraciones en muchos de nuestros jóvenes. Esto y otras situaciones hacen urgente el acompañar personas y procesos.

Acompañar como reto.

Todo reto es apasionante y nos invita a buscar las herramientas necesarias para poder conseguir lo que se plantea.

Estar con jóvenes es un continuo reto ya que en la etapa educativa en la que se encuentran no están, en su mayoría, con una personalidad definida. Esto nos reta a buscar la manera más adecuada para que se les ofrezca un camino con argumentos.

Es un reto acompañar, ante la gran indiferencia que encontramos en muchos jóvenes. Parece que todo les da igual y es difícil despertar interés en aquello que ha de ser fundamento en sus vidas, personal, social y laboralmente.

Es un reto acompañar ante la falta de esperanza que se respira en la sociedad. En nuestro caso, como ya citaba anteriormente se sitúan ante un mundo laboral difícil y unas condiciones de vida complicadas.

Es un reto acompañar desde su lenguaje verbal, no siempre educado y con dificultad en la expresión, que no es fácil de entender y de compartir. No sólo desde lo académico, sino sobre todo desde un lenguaje con el que han de afrontar el mundo laboral y su presencia social.

Es un reto acompañar, desde la presencia permanente de las redes sociales que informan, pero que a la vez deforman. Unas redes sociales que distraen de lo fundamental y que sustituyen a un lenguaje presencial. Unas redes sociales que hacen del aprendizaje un pegar y copiar y no llevan a una reflexión personal.

Es un reto acompañar desde la inmediatez que no genera espacios de reflexión y contraste en las decisiones y formas de vida. Todo para el momento y en el momento. Es urgente lo innecesario y se pospone lo necesario en el plano personal y social.

Oportunidad y reto, actitudes y disposición positiva que acompañan mi presencia en el aula, para colaborar en la construcción de buenas personas y buenos profesionales con el perfil Sopeña.

VOTOS PERPETUOS DE LOLA

El pasado 25 de junio, Dolores Yamile Quesada Fonseca, a quien toda la Familia Sopeña conoce como Lola, profesó sus votos perpetuos en la Capilla de La Anunciación en la Parroquia Cristo Rey, arropada por familiares, amigos y Catequistas Sopeña, en una ceremonia presidida por el arzobispo de Santiago de Cuba, Monseñor Dionisio García Ibáñez.

“Tú mi fuente”, fueron las palabras representadas en la decoración del templo, como la inspiración de su vocación y experiencia de entrega al Señor, y el fortalecimiento del Instituto Catequista Dolores Sopeña y su Carisma.

Este paso es el punto de llegada de un prolongado camino de formación de diez años, durante el cual la Catequista Sopeña conoce la congregación e interioriza su espiritualidad y misión.

La ceremonia celebra su incorporación definitiva a la Institución y al amor y fidelidad a Dios y el servicio a su Iglesia.

Su servicio, el de las Catequistas Sopeña, misioneras en medio del mundo, será hacía los más desfavorecidos, ayudándoles a vivir con la dignidad que les corresponde y dándoles a conocer a Dios, con el fin último y deseo de la fundadora Dolores Sopeña, la fraternidad entre todas las personas: “Hacer de todos los hombres una sola familia en Cristo Jesús”.

En el tiempo anterior a su consagración definitiva, las Catequistas Sopeña ya han tenido una esmerada preparación religiosa y civil, que responde al desafío que supone hoy servir a la fe y a la Iglesia, y una intensa experiencia apostólica enfocada en la promoción y evangelización de familias trabajadoras en los países del mundo, donde el Instituto Catequista tiene presencia activa.

Durante la homilía, Monseñor Dionisio habló de la esperanza que un momento así deja en nuestra Iglesia y reflexionó acerca de que, a pesar de las dificultades, “con el tiempo hemos llegado hasta aquí cuando una hija de este barrio, esta noche, proclama sus votos perpetuos ante todos nosotros.  Es la acción de la Gracia de Dios actuando en su pueblo».

Votos Perpetuos en Cuba

El sacerdote polaco Darío Pawłoski, que atiende esta Comunidad de La Anunciación y que ofició también junto al arzobispo de Santiago de Cuba, le deseó “mucha fuerza en su nuevo viaje de vida y que Dios y la Virgen de la Caridad del Cobre –patrona de Cuba- la protejan siempre”.

El Padre Darío señaló satisfecho que “la capilla nunca estuvo tan copada de hermanos. Seguramente porque quisieron acompañar a su vecina, amiga y hermana de misión de Guamá”.

Al día siguiente de la ceremonia, en varios camiones, algunos transformados en buses, buena parte de las personas que participaron en ella viajaron hasta la Casa Misión de Uvero para celebrar la fiesta patronal del Sagrado Corazón de Jesús.

Allá se concentraron hermanos de más de 30 poblados dónde la Iglesia católica presta servicio a través de los hermanos de La Salle y las Catequesis Sopeña, ambas congregaciones con grupos de laicos misioneros.

Gran fiesta de fe y de compromiso, la del Sí definitivo de Lola, en estos parajes dónde Dios le fue conquistando el corazón y estás personas sencillas también fueron recibiendo el amor y el servicio de Lola.

Guamá para Lola es también una fuente que la llena de alegría.

Votos Perpetuos anillo

HACER DE TODOS UNA SOLA FAMILIA

La celebración esta semana en la Iglesia Católica de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado nos hace reflexionar a las Catequistas Sopeña sobre aquel sueño que a finales del siglo XIX Dolores Sopeña persiguió: “Hacer de todos, una sola familia en Cristo Jesús”.

Repasando el mensaje de los Obispos españoles y bajo el lema de este 2021 “Hace un ‘nosotros’ cada vez más grande”, reconocemos nuestro Carisma en ir más allá de lo conocido y de los conocidos, en salir al encuentro de los alejados, en visitar las fronteras físicas y espirituales.

Creemos firmemente en la dignidad y el valor de las personas migrantes que hacen más ricas y más fraternas, más cristianas y más próximas a Dios, nuestras sociedades, que muchas veces están estancadas en el individualismo y en la ceguera.

Cada uno de nosotros se ha sentido forastero o migrante en algún momento de su vida y, sin embargo, no por eso ha perdido el amor de Dios.

Esta conmemoración el próximo domingo día 26 de septiembre es, según han manifestado los Obispos españoles en su comunicado, “una ocasión para tomar conciencia de la situación del mundo en el que vivimos ante el desafío de las migraciones y las oportunidades que nos ofrecen de cara al futuro”.

La más importante, desde nuestro Carisma, entender que todos estamos interconectados y compartimos viaje y equipaje, aunque son ahora las personas vulnerables, que abandonan trágicamente por diferentes causas sus hogares y países, las que siguen llamando a nuestras puertas.

Igual que a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, Dolores Sopeña tuvo que enfrentar tres grandes retos: la revolución industrial, el anticlericalismo y el distanciamiento cada vez más grande entre clases sociales; ahora, uno de los retos de nuestro tiempo es precisamente, cómo mirar al migrante, al refugiado que llega a nuestro país, a nuestro pueblo y a nuestras fronteras.

Migrantes

Ahora nos toca, haciendo también nuestro el sueño de Dolores Sopeña, “hacer de todos, una sola familia”, acogiendo, protegiendo, promoviendo e integrando.

Como ella, la Familia Sopeña cree firmemente que el contacto y el conocimiento sincero entre las personas elimina prejuicios y estimula el amor fraterno.

Como dijo el Papa Francisco en la misma Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado en 2013: “Todos somos responsables de la vida de quienes nos rodean” y “Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero”.

UNA COMUNIDAD DE PIEDRAS VIVAS EN CUBA

Relato aparecido en la publicación «Iglesia en Marcha» de Santiago de Cuba, en la que su autora, Rosario de la Caridad Vázquez Fernández, cuenta cómo se creó y se ha desarrollado por parte de Catequistas Sopeña una comunidad de piedras vivas, que dan a conocer a Jesús con sus testimonios vitales.

La Historia de una Comunidad de piedras vivas

La comunidad de la Anunciación de María fue fundada en el año 2012 y, aunque aún no cuenta con un templo propio, acumula una historia de casi 25 años en compañía de Dios.

“En el año 1995, era catequista en la comunidad San Pedro Apóstol y ante la pérdida de mi madre, una de las religiosas que nos acompañaban me propuso crear una comunidad en esta zona del distrito José Martí, en Micro 9, pues no había ninguna presencia de la Iglesia Católica”, comenta Olivia Cobo Díaz.

Ante esta propuesta, las hermanas Catequistas Sopeña visitaron la casa de Olivia y el 25 de diciembre de 1995 celebraron la primera misa en compañía de las pocas personas que conocieron la Buena Nueva. Nacía así la comunidad Nuestra Señora de Belén.

A medida que pasaban los meses iba consolidándose y creciendo, al punto que unos pocos años después, se hizo necesario crear otra Casa-Misión llamada San Francisco Javier, en la casa de la familia de Reynaldo Sang, Martha y Marthica, formada por sesenta adolescentes, juveniles y jóvenes.

Eran entonces, dos apartamentos donde se reunían cada vez más personas a compartir la fe. Los recuerdos que guardan con celo quienes vivieron aquella etapa son muchos pues fueron acompañados por muchísimos sacerdotes, obispos y religiosas. En la primera vez que se hablaba de Dios en esa zona tan habitada y en la que abundaba la religiosidad popular.

Desde sus inicios fue una comunidad misionera, no solo en el área donde estaban ubicados los apartamentos, sino que, en compañía de las Catequistas Sopeña armaban el camión misionero  y cada semana los más jóvenes y algunos mayores, iban a las comunidades del municipio Guamá, ubicado al oeste de la provincia: allí también fundaron comunidades, iniciaron sacramentalmente a muchas personas y hasta el día de hoy regresan a compartir la Palabra de Dios, no las mismas personas, pero si con la misma intención.

Misión Cubanos

“Todo está en el corazón, pero no está escrito con palabras sino con sentimientos”, así recuerda la hermana Eloísa Barcia, Catequista Sopeña y fundadora de Nuestra Señora de Belén. También cuenta: “lo primero que hicimos fue ir a ver a la Madre al Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre y, a los pies de la Virgen, iniciamos todo”.

En el año 2012, luego de la visita pastoral de Benedicto XVI a Cuba, se materializó la unificación de las dos comunidades existentes y de la fusión de Nuestra Señora de Belén y San Francisco Javier nació La Anunciación de María como comunidad perteneciente a la Parroquia Cristo Rey del Universo.

Sin embargo, la lejanía del nuevo apartamento imposibilitaba la participación de muchas personas hasta que, en 2017, se aprobara la construcción del templo en un lugar donde confluyen Micro 9 y Micro 10, la Risueña, la Risueñita y otros barrios colindantes.

El 23 de marzo de 2019 se celebró la primera eucaristía en el terreno y los participantes colocaron la primera piedra como ofrecimiento de piedras vivas que quieren construir y compartir el Reino de Dios con quienes no lo conocen.

“Desde entonces, la comunidad ha crecido considerablemente, casi a diario vienen personas para que sus hijos asistan a la catequesis cada sábado, se inició un grupo de catecumenado y la formación para los miembros de la comunidad también ha sido mayor”, explica la hermana Verónica Améstica Canales, Catequista Sopeña, quien acompaña esta comunidad hace varios años.

La nueva ubicación del templo en construcción permite mayor vida comunitaria: cada sábado reciben niños en la catequesis, celebran la Eucaristía dos veces por semana, adoran a Jesús Sacramentado cada jueves, los jóvenes se reúnen cada viernes, en los tiempos litúrgicos de Adviento y Cuaresma realizan retiros comunitarios y no pierden el estilo misionero que les caracteriza.

Comunidad de piedras vivas

En la antigua comunidad Nuestra Señora de Belén nació la vocación de la hermana Dolores Quesada, quien pudo renovar sus votos recientemente, acompañada de quienes la vieron crecer y rezaron por ella.

Rezamos por los miembros de la Anunciación de María, piedras vivas que comunican a Jesús con sus vidas, allí donde Él ha querido habitar por tantos años, recordándonos cómo vino a salvarnos, en lo pequeño y desde lo pequeño.

Aquí puedes ver la publicación completa

Revista Iglesia en Marcha Santiago de Cuba

RED CLAMOR: LA IGLESIA POR LOS MIGRANTES

La Corporación Dolores Sopeña, que es la entidad de la Fundación Dolores Sopeña en Chile, conformó el pasado Día Internacional del Migrante la Red CLAMOR (Red Latinoamericana y Caribeña de Migración, Refugio y Trata de Personas), una respuesta de voz única de la Iglesia en Latinoamérica en favor de las personas migrantes, refugiadas y víctimas de trata.

Nuestros compañeros de la Corporación Dolores Sopeña han manifestado su compromiso de fortalecer el trabajo y las redes de apoyo para la integración de las personas que llegan al país en situaciones de vulnerabilidad o que ven amenazados sus derechos fundamentales.

En consonancia con el principal valor que nos sustenta al conjunto de la Familia Sopeña, legado por nuestra madre fundadora, la Beata Dolores Sopeña, el compromiso es con la acogida de estas personas, niños, jóvenes y adultos, para construir así una sociedad más justa y equitativa para todos los habitantes de Chile.

Desde hace un tiempo, algunas instituciones y parroquias se venían reuniendo para ofrecer soluciones a migrantes en forma de casas de acogida, cursos, comedores, roperos y bolsas de trabajo, entre otras iniciativas.

La Red CLAMOR, por tanto, está constituida por diversas instituciones vinculadas a la Iglesia Católica con la intención de articular y fortalecer estrategias, no solo de acogida, sino también, de protección, promoción e integración de los migrantes, los cuatro verbos rectores a los que nos ha invitado el Papa Francisco.

Además de la Corporación Dolores Sopeña, los organismos firmantes del capítulo chileno son: el Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI), el Departamento de Movilidad Humana del Arzobispado de Santiago, la Vicaría de la Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago, la Dirección Nacional de Incidencia y Estudios del Servicio Jesuita a Migrantes, la Fundación Bienvenido Hermano, la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile CONFERRE, la Fundación Scalabrini y Caritas Chile.

La red, no obstante, queda abierta para que se vayan adhiriendo todas las entidades que trabajan por y para las personas migrantes a lo largo del país.

En representación de las organizaciones del sistema de Naciones Unidas que tienen el mandato de proteger a los migrantes y refugiados, Delfina Lawson, del ACNUR señaló: “Se están cerrando las fronteras en todos los países y esto causa la separación de las familias”.

“Hoy más que siempre –añadió- hacemos el llamado para encontrar formas de colaborar con los Estados, para realmente poner en práctica los 4 verbos propuestos por el Papa para que hacerlos carne en nuestro trabajo”.

Tal y como han expresado los firmantes, en la Iglesia “nadie es extranjero y la Iglesia no es extranjera para ningún hombre ni parara ninguna mujer y en ningún lugar”.

 

JÓVENES SOPEÑA SE FORTALECE

Los Jóvenes Sopeña, uno de los brazos más enérgicos de la Familia Sopeña, se fortalece con nuevos ingresos y con la renovación de varios de sus miembros.

El Movimiento Sopeña Juvenil de Ecuador vivió estos días una ceremonia de ingreso con la incorporación de un grupo, recién concluido su tiempo de preparación para este crucial momento.

Durante la misma celebración, dos nutridos grupos celebraron asimismo la primera y la segunda renovación de sus compromisos, respectivamente.

De la misma manera que para la primera incorporación a Jóvenes Sopeña, la renovación de los compromisos requiere de la preparación y superación de sesiones de formación y de madurez espiritual.

Bajo la atenta mirada de la madre fundadora del Instituto Catequista, la beata Dolores Sopeña, y la frase: “Aquí me tienes dispuesta a todo por tu amor. Permíteme, correr por las calles y barrancos para enseñarles a todos a conocerte y a amarte”, los jóvenes dieron el paso de abrazar un Carisma basado en el servicio humanitario a las clases más desfavorecidas y en la evangelización de la familia trabajadora.

Jóvenes Sopeña1

El carisma Sopeña está arraigado en la sociedad civil también a través de los numerosos seguidores laicos que pertenecen al Movimiento de Laicos Sopeña y Sopeña Juvenil en el mundo. Dos Movimientos abiertos a todos aquellos que quieran dedicar algo de su tiempo a que el mundo sea un poco mejor viviendo su cristianismo de forma más activa y solidaria.

Jóvenes Sopeña representa la versión juvenil del Movimiento de Laicos y es un espacio de formación cristiana y voluntariado, para jóvenes que quieren crecer en su vocación cristiana y su compromiso social.

Jóvenes Sopeña3

LIDERAZGO DE LA MUJER EN LA IGLESIA

La revista Vida Nueva abordaba recientemente en sus páginas el asunto de la presencia, posición y responsabilidad de las mujeres en la Iglesia.

A través de una entrevista a la recién nombrada presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), Jolanta Kafka, se reflexiona sobre un tema complejo sobre el que existen muchísimas diferencias de enfoque.

Con sus respuestas, Jolanta Kafka, representante de una entidad que acoge a más de 450.000 religiosas de todo el mundo, viene a decir que en el camino de lograr una mayor inclusión de la mujer en los puestos de decisión “se está yendo lento, pero se está caminando. Hay un camino. Seríamos injustas diciendo que no se ve ningún signo. Sí, se ven signos de un camino. Hay que ser conscientes de que los procesos no dependen solo de Roma, sino del mundo entero. Los ritmos en la Iglesia y en la vida religiosa son diferentes en los diversos lugares. El modo de incluir a todos es respetar”.

En su editorial, algo más osado, Vida Nueva expone ideas como que “la Iglesia y la sociedad necesitan hoy más que nunca a estas mujeres proféticas empoderadas, contemplativas en la acción, que desde la fidelidad creativa caminen junto y detrás de los últimos, pero también delante”.

La revista, asimismo, ha querido contar con la aportación de las Catequistas Sopeña.

Miryam Ávila, superiora general de nuestro Instituto Catequista Dolores Sopeña, y Dolores –Lola- Quesada, juniora y recién titulada en Teología por la Universidad de Comillas, coinciden en que, sin cargos, las mujeres, las religiosas, han tenido que asumir desde siempre un papel de liderazgo al frente de escuelas, hospitales, cooperativas… en todo el mundo.

También sintonizan en subrayar que liderazgo siempre entendido como servicio.

Bien es verdad que el papel de la mujer hoy en la Vida Consagrada es objeto de impulso desde los medios de comunicación, pero las religiosas casi siempre “hemos tenido que llevar la delantera, arriesgando”. “Que hoy se nos visibilice, ayuda”, precisa Lola Quesada.

El tan manido empoderamiento femenino lo heredaron las Catequistas Sopeña directamente de su fundadora, de su inspiración, puesto que siempre apostó por la formación de las mujeres como forma de tomar las riendas de sus vidas y de las de sus familias.

Esa mirada profética de Dolores Sopeña se traduce actualmente en la importancia que hoy en día le damos en el Instituto Catequista a la formación de las junioras.

Según explica Miryam Ávila, “en la Congregación buscamos que la joven se prepare teológicamente y se especialice en una carrera civil”. A quienes llegan al Instituto sin estudios universitarios se les aconseja prepararse en áreas como administración de empresas o recursos humanos, que nos serán tremendamente útiles en el ámbito de nuestra principal obra apostólica, que es la Fundación Dolores Sopeña.

En su caso es ingeniera industrial, mientras que Lola Quesada es pedagoga.

Puedes ver el contenido completo de la revista aquí.

ReportajeVidaConsagradaRevistaEcclesia