FAMILIAS TRABAJADORAS

La Conmemoración del Día del Trabajo es una fecha importante para la Familia Sopeña porque así lo fue para Dolores Sopeña, cuando enfocó su inquietud apostólica hacia hombres y mujeres en la flor de su vida, en edad productiva y de familias trabajadoras.

Nuestra fundadora, una mujer excepcional, de gran espiritualidad y gran sensibilidad social, supo intuir allá por finales del siglo XIX que, entre las personas sin recursos, con dificultades en el acceso a oportunidades y en clara desventaja social y riesgo de exclusión, era necesaria una apuesta de apoyo y de acompañamiento en su formación para que, a través del trabajo, lograran recuperar la dignidad, inherente a cada persona, pero perdida por las circunstancias vitales y sociales.

Dolores Sopeña optó entonces por una metodología de trabajo que complementaba a la formación técnica, pues también creía que formar a las personas para un oficio, es tarea incompleta si su aprendizaje no va acompañado de formación en valores y el conocimiento de otros herramientas y habilidades que le ayuden a insertarse con plenitud en la sociedad.

En los Centros Sopeña, mejorar la empleabilidad de sus usuarios y usuarias es uno de los objetivos fundamentales, aunque no el único.

Ya en su tiempo, quiso que las personas de familias trabajadoras también tuvieran la oportunidad de conocer a Dios, un Dios que les ayudaba al acercarse a recuperar la dignidad perdida en muchos de los casos.

El valor de la promoción, uno de los valores Sopeña, pretende mediante una verdadera formación integral, que el paso por nuestros Centros sea una esperanza de un futuro mejor, de superación, de promoción profesional y personal, de incorporación digna a la sociedad para muchas personas jóvenes y adultas que lo necesitan.