REENCUENTRO CON LA ALEGRÍA MISIONERA

 

“Nosotros podemos ser, para los demás, raíces de alegría”. Estas palabras, pronunciadas por el Papa Francisco durante la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa en agosto de 2023, no hacen sino reiterar la exhortación presente en Evangelli gaudium: Invitar “a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años”.  

Iluminados por esta invitación, los cristianos nos encontramos embarcados en la misión de dibujar un mapa del camino que tenga presente las diversas realidades y que emplee un lenguaje que conecte con los nuevos tiempos.  Y, tal y como ha expresado el Pontífice, que tenga presente que los jóvenes son “realmente la esperanza gozosa de una Iglesia y de una humanidad siempre en movimiento”.

Por este motivo, tras las limitaciones impuestas por el periodo pandémico, la oportunidad del reencuentro con los jóvenes y “sentir la alegría que suele existir entre ellos”, como decía San Juan Bosco, vuelve a sembrar el camino de esperanza.

El regreso de la experiencia de Alegría

El Encuentro Juvenil Sopeña 2023, organizado por el Centro Sopeña Las Palmas en abril de 2023, se concibió, una vez más, como una invitación a sembrar y a compartir una experiencia personal y de fe. Significaba el regreso de la actividad más emblemática de nuestro centro, la ocasión perfecta para ser raíces de alegría.

Después de dos cursos escolares en los que la COVID lo impidió, volvía la convivencia que materializaba de manera especial los valores institucionales de la Fundación Dolores Sopeña: Acogida, Respeto, Salir al Encuentro, Promoción, Solidaridad y Fraternidad.

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Tras un periodo pandémico de secuelas no siempre visibles, volver a Salir al Encuentro de los jóvenes se convirtió en el acontecimiento más necesario e ilusionante. Con el lema “Siempre conmigo”, se trataba de recordar, como escribió el Papa, que “con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.

Tras una jornada preparatoria con los docentes y no docentes que iban a participar como monitores, una representación significativa del alumnado, tanto de la ESO como de los Ciclos Formativos, comenzó un encuentro que tuvo como hilo conductor la parábola del Hijo pródigo, El Padre Misericordioso.

A través de esta parábola de Acogida incondicional, muchos se encontraron tras haber estado perdidos. Un tren de emociones y situaciones personales hizo acto de presencia, disfrutando de la escucha y el Respeto de todos y, por tanto, restaurando la Promoción de cada uno de los presentes.  El descubrimiento, además, de lo mucho que nos une y de que somos amados por el mismo Padre, resucitó sentimientos de Solidaridad y Fraternidad que habían estado confinados y que regalaron un ambiente de Familia y ALEGRÍA.

“Jesús se acercó y siguió caminado con ellos” (Lucas 24, 13-55), obrando el Milagro en el Encuentro. Escuchó, participó, comió, bailó, cantó y rio. Fue uno más y ese fue el gran acontecimiento, la Buena Noticia. Jesús está “siempre conmigo” y con Él está presente la Alegría. 

Sentir la Alegría Misionera

El Encuentro Juvenil Sopeña significó redescubrir cómo puede ocurrir el milagro y recordar cuándo experimentamos esa Alegría los que ahora nos encontramos en la Misión de contagiarla.

Ya fuera en un campo de trabajo, en un encuentro juvenil o a través de una persona, sucedió de la mano de un Jesús que caminó con nosotros. A través de un lenguaje sencillo y, mediante parábolas que mágicamente hablaban de nosotros, conocimos y sentimos al que es realmente nuestro monitor y maestro: Cristo. En un ambiente de comunión, familia y Alegría, conectamos con Él y sentimos la Llamada.

“¿Esto se lo van a quedar para ustedes o lo van a llevar a los otros?”, alentó el Papa en la Jornada Mundial de la Juventud. Esa Alegría vivida y sentida como Envío es la que tenemos que saber contagiar y acompañar. Como dijo la escritora Maya Angelou, “la gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir”.

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En esta nueva etapa evangelizadora a la que hemos sido invitados, tenemos la apasionante Misión de acercar la Palabra, de compartir el regalo que ofrece Jesús al mundo. Que su Alegría sea contagiada y que con ella se enciendan los corazones de su presencia y esperanza.  Como dijo el Papa, “esto es para llevarlo a los otros porque la alegría es misionera”.

 

Víctor Rivero Sarmiento

Laico Sopeña, profesor de Lengua y Literatura y coordinador de Comunicación en Sopeña Las Palmas

FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2024

Las Catequistas Sopeña queremos recordar con nuestra felicitación de Navidad y la representación de Jesús, el Niño Dios, María y José, la fortaleza y la esperanza.

Esta Sagrada Familia representa la fe y la confianza en Dios ante las dificultades, representa asimismo la fortaleza que radica en la familia, en los lazos, en las redes cristianas que construimos a partir de nuestro Bautismo.

 Los lazos familiares son lazos de amor, respeto e igualdad que se tejen en una comunidad primigenia en la que se vive, comparte, ama, trabaja, se crea esperanza y se transmite la fe.

Jesús, María y José evocan una fe sólida y un grandísimo amor a Dios. Con ellos, nos sentimos un solo corazón y, como decía nuestra madre fundadora, Dolores Sopeña, “una sola familia en Cristo Jesús”.

Por eso, en la familia Sopeña tejemos familia y tejemos Navidad durante todo el año, a base de los valores de nuestro Carisma.

«El pueblo que caminaba a oscuras vio una luz intensa, los que habitaban un país de sombras Se inundaron de luz».

(Is 9, 1)

Desde el Instituto Catequista Dolores Sopeña os deseamos una muy Feliz Navidad y Año 2024 lleno de alegría, paz y amor.

EMOCIÓN DE SENTIRSE ACOMPAÑADOS POR DIOS

De igual forma que simplificamos nuestro estado de ánimo o la reacción a un mensaje con los nuevos emoticonos -esas caritas de las redes sociales, que creemos que expresan mejor que nosotros cada emoción- reducimos el significado de algo tan grande y complejo como la alegría.

Mane Arenas, Catequista Sopeña en la Comunidad de Bogotá, nos comparte en un artículo para la revista ICONO, que lo que significa la alegría, en referencia a lo que sentimos ante acontecimientos, personas o lugares concretos, se queda inmensamente corto ante la alegría de quien se siente amado y acompañado siempre por Dios.

Y nos invita a todos los creyentes a poner de manifiesto esa alegría, ahora sí, permanente, de quien experimenta desde el corazón la presencia de Dios en nuestra vida, a pesar de las dificultades.

Por aquí os dejamos el artículo completo.

 UNA ALEGRÍA INAGOTABLE

Hoy en día hemos simplificado la comunicación de las emociones, sobre todo aquellas que tienen que ver con expresiones de alegría o satisfacción, encontrándonos con una variedad de emoticones cada vez más originales y simpáticos.

En mensajes cortos, con pocas palabras y más representaciones, compartimos aquello que podemos estar sintiendo en el momento. Las imágenes se han convertido en traductoras de un mundo complejo como es el de las emociones, sin llegar a descubrir si comunicamos verdaderamente lo que nos mueve por dentro.

La palabra alegría fácilmente nos puede llevar a simplificar el término, reduciéndolo a acontecimientos, personas o lugares concretos; seguramente contenga todo eso, pero nos quedamos cortos, porque implica mucho más, sobre todo, si nos referimos a la alegría que proviene de Dios, aquella que brota casi espontáneamente en el corazón de quien se siente amado, sostenido y acompañado durante su vida.

Emoción Alegría1

 

Los creyentes de hoy, tenemos como tarea manifestar con nuestra vida, la alegría que nos provoca la presencia de Dios en ella… un Dios que se ha acercado a nuestra historia, haciéndose uno como nosotros, para experimentar también la alegría, más que como una emoción, como un estado permanente y contagioso, en el que vivía.

Y a eso estamos llamados quienes creemos en la Buena Noticia, no como un mensaje recibido, sino como un estilo de vida que toca y trastoca, todos sus ámbitos.

Sobrellevar las dificultades

Esto no quiere decir ausente de momentos difíciles porque, suelen creer algunos, que el creyente, solo por el hecho de profesar una fe, no debería tener problemas… eso no es así, las dificultades aparecen, los conflictos muchas veces abruman y la debilidad se manifiesta continuamente. Lo que nos diferencia y le da un plus, por decirlo de alguna manera, es la forma de sobrellevar esas circunstancias, por la fe y la confianza que colocamos en aquel que nos ha salvado, aquella que nos permite caminar agradecidos en un mundo no siempre alegre.

Bien lo dijo el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelli Gaudium: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.

Por lo tanto, ¿de dónde brota entonces esa alegría?… pues del encuentro con aquel que da sentido a la existencia, un encuentro cargado de realidad, en donde Jesús se acerca, conoce, toca y transforma la vida de aquel que esté dispuesto a dejarse modelar por él.

Así lo pueden confirmar quienes han vivido la experiencia de Ejercicios Espirituales, pues en el camino que recorren descubren el paso de Dios en sus vidas, en los detalles y la delicadeza con que este se manifiesta. Es la oportunidad de llenarse, no solo de paz, sino sobre todo de una alegría desbordante, que te lleva a contagiar a otros a vivir esta experiencia.

Dios en lo cotidiano

Del mismo modo, si estamos atentos en lo cotidiano, seguramente descubrimos las miles de formas que tiene Dios para comunicarse; transformándose en las mejores palabras, un paisaje con sonidos naturales, la risa de un bebe por la mañana, el saludo del anciano que pasea por el parque, la caricia de la madre, el crujir de las hojas secas que pisas en otoño… todo esto no es más que expresiones sencillas, donde en la vida de cada ser humano, se va encarnando la alegría de Dios.

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Otro espacio fundamental para experimentar alegría, son las acciones donde nos entregamos por entero a una misión, donde dedicamos nuestro tiempo y esfuerzo para que otros puedan tener una mejor calidad de vida, donde la retribución muchas veces no es monetaria, sino que se traduce en un ¡GRACIAS! muy sentido.

Quienes acuden a los centros de formación; tanto colaboradores como alumnos, comparten con sencillez el ambiente cálido y acogedor que alegra el corazón de quien se siente amado y respetado en dicho lugar.

Y cómo será de importante la alegría para las Catequistas Sopeña que justamente lo vivimos como un valor dentro de la vida comunitaria, pues ya lo decía nuestra Fundadora Dolores Sopeña “Me gustan mucho los espíritus alegres” …

Quienes son enviados por Dios a una misión, agradecidos por la elección, ponen al servicio de los demás, los dones y talentos recibidos para que el Señor los multiplique diariamente y llegue de esta manera, a más personas que necesitan colorear sus vidas con esta alegría inagotable que proviene de vivir el Evangelio en plenitud.

Ahora que está tan de moda la palabra contagio, contagiemos de esa alegría evangélica, que nunca se agota y que siempre se renueva; pintemos con más colores el lienzo que cada mañana se coloca a nuestra disposición al comenzar una nueva jornada, alegrando un poco más el pedacito de mundo que a cada uno se nos encomienda.