El Movimiento Sopeña Juvenil, a través de trece jóvenes, ha celebrado la Semana Misionera de Guayaquil (Ecuador). Durante seis días pudieron compartir la fe, la vida y la misión en un espacio de familia con la Comunidad de Catequistas Sopeña de la ciudad portuaria.
El domingo, el primer día, fue intenso en convivencia, profundizando en el sentido misionero -y no sólo de voluntariado- que tenía esta semana. Vieron también aspectos importantes a través del estudio del perfil del misionero y, especialmente, una clave que ayudará a vivir todas las dificultades que pudieran surgir a lo largo del encuentro: el ofrecimiento.
Por la tarde, las participantes comenzaron a preparar las actividades para los niños de los dos lugares a los que iban a ser enviadas desde el lunes: El Hogar del Perpetuo Socorro y del Recinto de Río Viejo, ubicado en una zona rural, a una hora de Guayaquil.
Finalizaron la jornada con la celebración de una eucaristía en la parroquia, en la que fueron bendecidas de forma especial para vivir esta semana, transmitiendo a los niños al Señor, a través de los juegos, actividades y dramatización de la Palabra de Dios, entre otras.
Un momento emocionante como cierre del día fue la “Oración de Envío” en la que las Catequistas de Guayaquil enviaron a las jóvenes a la Misión, imponiéndoles la Cruz del Misionero.
Durante toda la semana misionera, de lunes a viernes, la jornada comenzaba muy temprano, a las 5.30 de la mañana con una oración en común, el desayuno y el viaje hacia los lugares donde iban a llegar a cabo su trabajo.
El tema del día iba variando y así, el lunes los niños pudieron conocer más acerca de la Virgen –por ser el día de la Virgen del Rosario, el martes de la Parábola de los Talentos, sobre las cualidades y valores que tenemos cada uno; el miércoles sobre los mandamientos, como claves para ser felices; el jueves acerca del amor y la amistad, a través de la Carta a los Corintios, y el viernes, por ser la fiesta del último día, trataron las Bodas de Caná.
Todos los temas desarrollados se presentaron mediante juegos y dinámicas que los propios niños de ambos centros disfrutaron mucho.
Cada día, tras la misión y durante la comida, se compartían las vivencias, para, por la tarde, de nuevo, comenzar a programar las actividades de la próxima jornada.
Las jóvenes y las Catequistas de Guayaquil también tuvieron ocasión de compartir formación grupal en torno a las virtudes cristianas, las palabras del Papa Francisco a los jóvenes en la reciente Jornada Mundial de la Juventud de Panamá o el testimonio del proceso vocacional de una joven religiosa, fallecida en el terremoto de Ecuador, y el de Mariela, Catequista Sopeña, que en unas semanas hará sus Votos Perpetuos.
Esta Semana Misionera de Guayaquil también reservó tiempo de especial encuentro y unión con Jesús en las misas vespertinas en la Parroquia. Se trató de un momento de tomar conciencia, antes de acostarse, sobre cuál fue el paso de Dios para esa jornada, haciendo la oración del “Examen del día, según el método ignaciano.
La semana concluyó a modo de celebración, con una Eucaristía en la Comunidad, en la que participaron los padres y familiares de las jóvenes Sopeña. Resultó un tiempo muy intenso y lleno de muchos recuerdos en el encuentro con los niños y niñas y en la experiencia de Dios, sentida y profunda que, sin duda, ha dejado una huella en la vida de todos los que participaron.