La fiesta de Pentecostés contiene la tradición de repartir los dones del Espíritu Santo. Hoy los cristianos continuamos celebrando su descenso sobre la comunidad de los Apóstoles para insuflarles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús.
El equipo de Pastoral del Centro Sopeña Madrid, integrado en la gran obra apostólica que representa la Fundación Dolores Sopeña, ha querido un año más destacar esta festividad de Pentecostés y hacerla presente entre alumnos, trabajadores y colaboradores del Centro.
Como sabéis, la propuesta educativa Sopeña incide en cinco áreas, con el objetivo de posibilidad la formación integral de la persona. Una de ellas es precisamente la Pastoral.
Y es su intención que, en cada uno de los centros en los que trabaje la familia Sopeña, se viva con conciencia cada tiempo litúrgico, que respondamos como hijos de Dios a cada requerimiento de nuestro Padre.
En esta ocasión, en Pentecostés, que tuvo lugar el pasado domingo, es el momento de sentir la presencia del Espíritu Santo; percibir, cada uno de nosotros, que nos habita; reconocer y ser conscientes de que nos transforma y está con nosotros a lo largo de nuestra vida.
Es el Espíritu Santo el que nos mantiene siempre cerca de Jesús; nos da fuerzas para hacerlo presente y anunciarlo, nos regala sus dones, que nos permiten convivir como hermanos, sintiendo siempre el Amor del Padre.
Y cada miembro de la comunidad educativa ha recibido del equipo de Pastoral, inspirado por el Espíritu Santo, un don de entre los siete.
¡Descubramos ahora cuáles son y en qué consisten esos dones!
Sabiduría: el don que nos proporciona el gusto por lo espiritual.
Entendimiento: el don que nos permite comprender con la mente y con el corazón la Palabra de Dios.
Consejo: el don que nos capacita para oír la voz de Dios en las opciones de la vida diaria.
Fortaleza: el don que nos ayuda, superando todas las dificultades, a hacer lo que Dios quiere de nosotros.
Ciencia: don que nos capacita para ver las cosas en su relación a Dios, para tener una auténtica visión de ellas.
Piedad: el don que ablanda nuestro corazón y lo abre a la ternura para amar y respetar a Dios como Padre y a nuestros hermanos.
Temor de Dios: el don que nos prepara para vivir en actitud de respeto hacia Dios.
¡Preparemos nuestro corazón para acogerlos! Siempre hay uno para ti.