
La visión humanizadora del Evangelio de Dolores Sopeña le facilitó una sensibilidad social e inquietud apostólica enfocada a cada uno de los hombres y las mujeres adultos, en el vigor de su vida, pertenecientes a la familia trabajadora, viéndolos como hijos de Dios.
Con motivo del Día Internacional del Trabajo, desde el Instituto Catequista Dolores Sopeña queremos hacer un homenaje a la familia trabajadora, a través del reconocimiento de nuestra fundadora como una mujer visionaria y audaz, que centró su esfuerzo en ofrecer oportunidades de formación y de trabajo para que más hombres y mujeres vivieran con dignidad.
Y es por esto que nos sumamos también a la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), formada por entidades religiosas, para celebrar “el sentido creador del trabajo, clave para el desarrollo humano, integral y solidario, y para denunciar la falta de trabajo decente en nuestra sociedad”.
En un manifiesto difundido con motivo del 1º de Mayo, festividad de San José Obrero, la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente denuncia que “la deshumanización del trabajo sitúa a la persona en una peligrosa situación de vulnerabilidad y de exclusión social”.
Ante esta realidad, las Catequistas Sopeña seguimos y seguiremos apostando, tal y como nos dejó dibujado nuestra Fundadora, por la formación integral de las personas, facilitando oportunidades de inclusión y de participación activa en la sociedad, a través de empleos dignos y de calidad.
Coincidimos también con las palabras de los obispos españoles, quienes consideran que “la política más eficaz para lograr la integración y la cohesión de una sociedad es, ciertamente, la creación de empleo. Pero, para que el trabajo sirva para realizar a la persona, además de satisfacer sus necesidades básicas, ha de ser un trabajo digno y estable”, exponen.
La Fundación Dolores Sopeña, a través de los Centros de Formación y Capacitación que ya en su día concibió Dolores Sopeña, sigue hoy más que nunca abierta a mujeres y hombres adultos con posibilidades y deseos de crecimiento y de transformación.
En muchos casos son personas marcadas por la precariedad laboral y la dependencia económica, inmigrantes que se acercan a nuestro país en busca de trabajo, de oportunidades y mejores condiciones para sí mismos y sus familias.
Siguiendo nuestro Carisma, junto a los Laicos, nos acercamos a esos trabajadores y sus familias promocionándoles, escuchándoles, apoyándoles y dándoles a conocer a Dios.