Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, que nuestra madre fundadora comenzó a hacer anualmente con veintitantos años, tienen un fuerte atractivo para los jóvenes que se acercan de una u otra manera al Instituto Catequista Dolores Sopeña.
Precisamente, fue después de los ejercicios espirituales que Dolores realizó en Loyola (Guipúzcoa) a finales del verano de 1901 que, junto a otras ocho compañeras, se levantó acta fundacional del “Instituto de Damas Catequistas”, aunque la fundación oficial no ocurrió hasta el 31 de octubre en Toledo.
Por nuestra espiritualidad ignaciana, estamos ahora en tiempo en el que las Catequistas nos reunimos como cada año en la Casa Madre en Olatz de Loyola para hacer esos mismos Ejercicios, que culminarán con la celebración de la festividad de San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús, el último día de este mes de julio.
Dolores Sopeña, enterrada en Loyola, siempre consideró esta tierra guipuzcoana como su patria espiritual.
También para Bianca, de Rosario (Argentina), los ejercicios espirituales ignacianos y una gratísima experiencia entre las catequistas de esa Comunidad, lograron atraerla como integrante del grupo de Jóvenes Sopeña.
Hace casi cinco años que Bianca conoció a las Catequistas, quienes la invitaron a realizar los Ejercicios Espirituales. Los hizo durante dos años consecutivos. “Me encantaron y repetí, en retiro y en la vida cotidiana”, explica esta joven Sopeña.
Cuando conoció a las Catequistas como comunidad en esa ciudad argentina le llamó la atención “lo diferentes que eran a otras comunidades”. “Su casa está siempre abierta a recibirnos, a escucharnos, a interesarse por cómo nos encontramos, y nos invitan siempre a sus celebraciones”.
Para Bianca, no hay duda, se trata de “una experiencia de mucha amabilidad y de ambiente de familia”. “Les agradezco todos estos años que nos conocemos”, explica.