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Las Catequistas Sopeña nos cuentan

Las Catequistas Sopeña han recopilado en una publicación titulada Las Catequistas Sopeña nos cuentan los rasgos de su Carisma y los elementos esenciales de su estilo de consagración a Dios.

Una a una, varias hermanas expresan cómo recibieron la inspiración con la que Dios las llamó, cómo viven la oración, su respuesta apostólica en la actualidad o su experiencia de vivir en Comunidad.

La personalidad de la fundadora del Instituto Catequista, la Beata Dolores Sopeña, es el motivo de muchos de los acercamientos de estas mujeres a la institución, constituida en 1901.

Te animamos a leerlo para que conozcas sus inspiraciones y sus peculiaridades, pero te dejamos por aquí una pequeña introducción.

María Esther expresa la comodidad que siempre sintió frente a Jesús Sacramentado. En su opinión, la clave de la vida misionera es la oración.

Noemí Gutiérrez muestra su agradecimiento a Dios por concederle el hecho de nacer en una familia cristiana, donde se originó su vocación. Desde siempre ha sentido que su vida es para Dios y con Dios y que siente su amor y su presencia constante.

La vida en comunidad es para Verónica Oleas elemento esencial de la Vida Consagrada, es la vida en familia. En medio de la diversidad de nacionalidades, edades, capacidades, personalidades, “todas nos hermanamos en torno a la Santísima Trinidad y a nuestra madre, la Beata Dolores Sopeña”, explica.

Mane Arenas aborda la experiencia transformadora que suponen los Ejercicios Espirituales. Considera un regalo el haber podido acompañar a los Laicos, personas con las que comparten la Misión Apostólica, en esos espacios de encuentro ignacianos. “Nos convertimos en canales por los que Dios se comunica con su criatura”.

Cristina Buenvarón cuenta cómo desde los Centros, ejes de la obra apostólica que es la Fundación Dolores Sopeña, se materializa el principal compromiso evangelizador a través de mejorar el destino de hombres y mujeres adultos que han tenido menos oportunidades. Para ella, esta Misión es el mayor regalo, el camino pleno y feliz que da sentido a su vida.

En parecidos términos se expresa María Jesús González, para quien un Centro de Formación y Capacitación Sopeña es un proyecto de Dios, un proyecto de acercamiento a personas humildes, de pocos medios, para crecer.

Siente que el Centro es un árbol y “los frutos son palpables en cada corazón y cada vida de las personas que pasan por él”.

Jacqueline Rivas reconoce que conoció a las Catequistas Sopeña en una convivencia y ese momento le cambió la vida. Se sintió cautivada por su forma de ser y de hacer. “Eran mujeres alegres, cercanas, sencillas, acogedoras”. Del Carisma Sopeña le encanta “la manera de dar a conocer a Dios, más con la vida y las obras, que con las palabras”.

Por último, Eloísa Barcia, en Las Catequistas nos cuentan, nos invita a detenernos en la palabra Getsemaní, una palabra muy importante para las Catequistas. Su madre, Dolores Sopeña, “se asoma a la noche de Getsemaní con vértigo y asumiendo personalmente los dolores del mundo… Sus pecados, traiciones, miedos, angustias… Jesús en Getsemaní ama y lo hace sin medida”. Ella lo hará también.