Una representación de Catequistas Sopeña no ha querido dejar pasar la ocasión de participar en la asamblea anual de CONFER, que está teniendo lugar estos días en Madrid. Ocasión especial si tenemos en cuenta que celebra los 25 años de caminar juntos de los institutos de vida consagrada femeninos y masculinos.
Bajo el lema de “Os daré un futuro lleno de esperanza” (Jer 29,11), la provincial de España del Instituto Catequista Dolores Sopeña, Rosa María Hermosa, y Amparo Zufiría, consejera general, compartieron junto a más de trescientos asistentes recuerdos de pasado y anhelos de futuro por seguir construyendo un destino fortalecido y común para la vida religiosa en España.
Desde el Carisma Sopeña, como “Misioneras en medio del mundo” y con la vista enfocada hacia las periferias, nuestro aporte a la vida de la Iglesia sigue reforzando el compromiso adquirido por nuestra fundadora, Dolores Sopeña, cuando sintió, recién iniciado el siglo pasado, la confirmación de constituir un instituto religioso.
La coincidencia este año 2018 de la celebración de las Bodas de Plata de la CONFER y el Año Centenario de la Ida al Cielo de la Beata Dolores Sopeña no hace más que consolidar esa mirada llena de esperanza hacia el futuro. La celebración de estos cien años motiva a tomar aún mayor impulso en la tarea de dar a conocer a Dios, allá donde nadie más llega y entre aquellos que no le aman porque no le conocen.
La apertura de la Asamblea contó con la intervención, entre otros, del Nuncio de S.S. en España, Monseñor Renzo Fratini; el presidente de la CEE, Monseñor Ricardo Blázquez; el presidente de la CEVC, Monseñor Jesús Catalá; el cardenal arzobispo de Madrid, Monseñor Carlos Osoro, y la presidenta de CONFER, María del Rosario Ríos, ODN.
No faltó un mensaje de felicitación del Papa Francisco en el que expresó además su adhesión a la acción de gracias por todos estos años de servicio y de trabajo en común.
Además, destacó sobre el lema de la reunión, un versículo del profeta Jeremías, que se trata de una frase que “se presenta como un reto y como una caricia de Dios en la vida de la Iglesia. Efectivamente, ante la adversidad, la misión profética propia de la vida consagrada interpela a cada religioso y a cada instituto a ser siempre signo de la esperanza futura”.
Tras una emotiva inauguración, en la que no faltó la expresión artística y hasta el humor, los asamblearios tuvieron la ocasión además de aportar respuestas a dos cuestiones planteadas por la organización: cuáles deben ser las urgencias y/o prioridades a acometer por los consagrados y qué debe potenciar CONFER como servicio, en una clara apuesta de futuro.